Ying Yue, las Garras del Dragón

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Los caminos del dragón son sumamente misteriosos, pues a veces encuentra o es encontrado por los guerreros indicados en la infancia de estos

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Los caminos del dragón son sumamente misteriosos, pues a veces encuentra o es encontrado por los guerreros indicados en la infancia de estos. Pero, en otros casos, no es sino cuando creen haber vivido ya bastante que finalmente ven su camino. Un pensamiento erróneo es creer que el dragón solo se les aparece a quienes han sido elegidos por el destino, cuando la realidad es que tanto el ente como el guerrero deben de poner de su parte para crear dicha senda. Lee Sin es prueba viviente de ello, pero también testigo de cómo la vida de una joven cambió de la noche a la mañana gracias al dragón.

Ying Yue nació en el seno de la Orden Kinkou, donde los afines al reino espiritual entrenaban para comprender el don de los dos mundos. La familia de Ying Yue permaneció por varios años como una estirpe dedicada a esta orden, entrenando con el fin de proteger a los indefensos de amenazas que escapaban a su comprensión. Ying Yue compartía este afán y creció entrenando junto al resto de aprendices, especializándose en las armas afiladas. Era joven, talentosa y una buena opción para ser exploradora... pero su destino acabó apagando la luz que creía que estaba guiando su vida...

Zed, hijo adoptivo del Maestro Kusho, invadió el templo Kinkou tiempo después de haber sido expulsado por su propio padre. Y junto con él llegó la devastación a la Orden, pues junto a su formada secta acabó con la vida de muchos Kinkou, entre los cuales se encontraba el propio Maestro Kusho y los padres de Ying Yue. Poco recuerda de aquella noche, pese a su joven edad intentó pelear con los invasores, solo para ser noqueada con relativa facilidad. Lo que Ying Yue jamás creyó posible fue que las últimas imágenes que viese con nitidez fuese la viga envuelta en llamas que cayó sobre ella. Y que marcaría su vida.

Al inicio Ying Yue creyó que estaba muerta, pues intentaba abrir los ojos y solo había oscuridad, acompañada de ciertas voces a su alrededor. El nerviosismo y el miedo se apoderaron de ella hasta que su maestra Mayym llegó para calmarla. La triste realidad es que durante el asalto los daños que recibió fueron notables, dejándola ciega como resultado. Pero fue la abrupta marcha de sus padres la que terminó de apagar su luz. Ninguno de los remedios Kinkou pudieron hacerle recuperar la vista, ni siquiera la energía espiritual podía. Su actual maestro Shen entendió algo que Mayym se negaba a ver, y es que Ying Yue había perdido el espíritu. Se encontraba vacía, desmotivada y su alma entraba en conflicto con ello.

Pero pese a todo Mayym no la abandonó, y al igual que muchas aprendices dañadas por aquellos oscuros eventos no se rindió hasta encontrar una solución. Y una de estas llegó de manos de la Orden Shojin, aquellos luchadores, monjes y sabios que estudiaban el camino del dragón. De entre todos destacaba Lee Sin, líder actual de la orden y quien parecía haber encontrado la manera de poder ver usando el poder del dragón. Cuando Ying Yue llegó lo hizo en el peor momento posible, pues tanto ella como Mayym fueron seguidos por uno de los muchos enemigos de los Kinkou. Buscando acabar con ellas, fue Lee Sin quien le confrontó pese al hecho de seguir ciego. Fue ahí que entendió cuál era el camino del dragón. Lee Sin no recuperó su vista, usó sus enseñanzas para aprender a vivir con ella.

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⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

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