Capítulo 15

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La noche de Isabella ha sido una pesadilla. No ha podido pasar más mala noche porque no se puede. Ha estado toda la noche dándole vueltas a la cabeza al tema de su abuela y a lo de su madre. Se le revolvían las tripas y se mareaba. Se ha desvelado a las 4 de la mañana y no ha conciliado el sueño después, por lo que se ha quedado viendo la televisión en el salón con el volumen bajo para no despertar a Paolo.

Enciende el portátil de Paolo y comprueba a través de la página web de su banco, el saldo de su cuenta para saber cuánto dinero le falta para pagar la deuda de su abuela. Suspira desesperada y se lleva las manos a la cabeza al darse cuenta de que no llega ni a la mitad. Decide que si tiene que dedicar el dinero de la Universidad para ayudarla, lo hará. Ya trabajará y estudiará al año que viene.

- ¡Buenos días, Bella! – le saluda Paolo cuando entra al salón - ¿Qué tal has pasado la noche.

- Fatal – le confiesa Isabella echándose a un lado del sofá para que su amigo se siente.

- Le has dado vueltas a la cabeza, ¿verdad? – Isabella asiente con la cabeza y Paolo le abraza – Encontrarás la solución, preciosa. Cuándo menos lo esperes, esa ayuda vendrá.

- Pero tiene que ser rápido...

- Lo será. Ahora vamos a desayunar que tienes que coger fuerzas. Hoy es un gran día en el Chiringuito. Tenemos muchas reservas – le recuerda Paolo.

- ¡Buff! – bufa Isabella al acordarse de que hoy tienen todas las mesas completas.

En la cocina, Paolo e Isabella se preparan el desayuno y conversan sobre lo que les depara el día. Isabella abandona pronto la casa de su amigo porque tiene que pasarse antes por su casa para cambiarse de ropa. Entra y le recibe Calcetines, saltándole y moviendo la colita contento. Isabella le acaricia y le dice cariñitos. Gracias a ese recibimiento ya está un poco más feliz. Isabella se cambia y entra al baño para terminar de prepararse. Tiene que pasear al perro antes de marcharse.

- ¡Dios! ¡Qué cara! – exclama asustada al contemplarse en el espejo. Tiene ojeras, pues no ha dormido en toda la noche. Y en su cara se puede notar el cansancio.

Se maquilla para tapar esas horrendas ojeras que decoran su rostro. Hace el tonto con su perro mientras le pone la correa para así alegrarse un poco. Le pasea rodeando las casas que forman esa gran manzana. Es un paseo corto comparado con el que hacen a la hora de comer, ya que Isabella ha acabado de trabajar y tiene más tiempo. Sin apuros llega al Chiringuito, donde ayuda a Paolo a poner la terraza. Les resulta un poco aburrido colocar la terraza todas las mañanas. Su jornada laboral comienza.

Gianluca regresa a su ciudad natal para estar los tres días libres que tiene entre concierto y concierto. Primero, va a visitar a su familia y a sus amigos de toda la vida que no le acompañan en la gira. Les echa mucho de menos y siempre viene bien estar con aquellas personas que te conocen de toda la vida y te ayudan a despajarte un poco del mundo de la fama.

Además, Gianluca está preocupado por Isabella. Ayer le llamó para hablar como todos los días por Skype pero no obtuvo respuesta y le envió varios mensajes que no ha respondido. No es normal que Isabella actúe así, por lo que supone que ha pasado algo. Pensaba ir a su lugar de trabajo, pero no la quería desconcentrar e inquietar, por lo que decide ir después de comer, cuando esté descansando.

Isabella llega a casa y se tumba en el sofá abatida. Ha sido un día duro de trabajo y teniendo en cuenta que no ha dormido, el esfuerzo ha tenido que ser mayor. Calcetines se sube encima de ella y empieza a lamerle la cara para saludarla. Con pereza se levanta del sofá. Tiene que prepararse la comida y es lo último que le apetece hacer ahora. Sin mucho ánimo se prepara una ensalada y se fríe unos filetes. Le sirve la comida a Calcetines y a su gato y se dirige al salón.

Grande Amore [Gianluca Ginoble] Il Volo // TERMINADA //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora