Grande Amore [Gianluca Ginoble] Il Volo // TERMINADA //

Capítulo 79

Milán

Isabella se encuentra paseando por la ciudad con el modelo napolitano Marco. Están recordando viejos tiempos, pues se conocen desde pequeños aunque su relación no ha sido siempre muy buena. No es que se llevaran mal, pero tampoco bien. No saben por qué pero siempre estaban picándose, lanzándose pullitas, discutiendo por cualquier tontería, se gastaban bromas... Isabella sentía algo por él en esos momentos, quizás sea por eso, pero no dijo nada. Probablemente no quiso aceptarlo. Coincidieron cuatro años en el Instituto y ahora, tres años después, han coincidido otra vez.

― Y los compañeros pensaban que nos gustábamos –recuerda Isabella riendo.

― Y no estaban equivocados –responde Marco sereno.

― ¿Cómo? –pregunta Isabella sorprendida. No se lo esperaba.

― Me gustabas –responde Marco. Esto ahora ya no importa porque ya han pasado años e Isabella está enamorada –. Estaba enamorado de ti, Bella.

― En ese momento, también me gustabas. No lo quería reconocer –recuerda Isabella entre risas.

― Y ¿por qué? –pregunta interesado mirándole a los ojos.

― Porque no me seguías la corriente. Siempre buscabas algo para hacerme estallar –se encoge de hombros –. Disfrutaba peleándome contigo. No sé –se ríe –. A veces me hacía gracia y todo aunque me sacabas también de mis casillas –reconoce riendo.

― Ahora puedo admitir me que gustaba sacarte de tus casillas –Marco levanta la mano como un acusado, haciendo reír a Isabella.

― ¿Y yo por qué te gustaba?

― Sabía que te comía la curiosidad –le pica Marco, como los viejos tiempos.

― Si tú mes has preguntado, yo también –se excusa Isabella riendo.

― ¿Y si te dejo con la curiosidad? –le reta Marco.

― ¡No seas malo! –le pide Isabella riendo mientras le empuja ligeramente.

― Voy a ser malo –le guiña un ojo e Isabella frunce el ceño –. Es broma –le tranquila riendo.

― Vale –dice Isabella presumiendo como una niña pequeña.

― Veía que eras unas una chica con las ideas claras, que no dejabas que te pisotearan, te hacías respetar...

― Bueno... –le corta Isabella con un gesto de desacuerdo.

― Bueno, eso es lo que parecía –le dice Marco.

― Lo pasé mal –le confiesa Isabella aún con un poco de tristeza al recordar esos años. Se sientan en un yerbín del jardín por el que estaban paseando.

― ¿De verdad? –pregunta Marco sin terminar de creérselo.

― Sí –asiente tristeza.

― ¿Se puede saber?

― Sí. Ya ha pasado. Lo he superado –responde Isabella. Marco apoya sus manos en sus rodillas, para escuchar a su amiga –. Lo pasé mal con las que yo creía que eran mis amigas. Me fallaron.

― Yo olía que no eran buenas –le dice Marco e Isabella afirma.

― Me dejaron sola de la noche a la mañana, pero me alegro –admite Isabella.

― Es mejor pasar por un mal momento que mantener a amigas así.

― Ahí tienes razón. Pasé por un mal momento y lo que vino después fue maravilloso. Encontré unos amigos que valen millones y la vida me va muy bien.