Capitulo 50: Ataque nocturno

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La madrugada avanzaba tranquila, pero en la mente de Bucky, el pasado cobraba vida de nuevo. En su sueño, el Soldado del Invierno estaba fuera de control, sus manos se movían sin piedad, y frente a él estaba TN. Su rostro reflejaba miedo mientras intentaba escapar, pero no podía. Él intentaba detenerse, pero era inútil.

— ¡No! — exclamó Bucky, despertando de golpe, empapado en sudor y con el corazón latiendo aceleradamente.

Miró a su alrededor con rapidez, tratando de distinguir entre la realidad y el sueño. TN estaba a su lado, profundamente dormida, su rostro sereno y tranquilo. Bucky se llevó una mano a la frente, intentando calmarse. No quería despertarla, sabía que necesitaba descansar, así que decidió levantarse en silencio.

Bajó las escaleras hasta la cocina, buscando un vaso de agua para calmarse. Mientras bebía, un extraño presentimiento comenzó a invadirlo. Sentía que algo no estaba bien. Su entrenamiento le había enseñado a reconocer esas señales, y esta vez no era la excepción.

De pronto, escuchó un leve sonido, como un intento de forzar la entrada. Frunció el ceño y ajustó su brazo metálico, poniéndose en guardia. Antes de que pudiera hacer algo más, un ruido fuerte rompió la tranquilidad. La ventana de la cocina se hizo rompio, y una figura encapuchada entró con rapidez.

— Soldado del Invierno — dijo el intruso con una voz fría—. No vamos a parar hasta traerte de vuelta. Puedes hacer esto por las buenas... o por las malas.

Bucky apretó los dientes, su mirada fija en el intruso mientras evaluaba la situación.
— No soy el Soldado del Invierno. No más.

El hombre rió sarcásticamente, y en ese momento, otros dos agentes de Hydra entraron detrás de él.
— Si no cooperas, lastimaremos a todos los que amas. Tienes una noche para decidir.

Bucky no esperó. Con movimientos rapidos, se giró y activó la alarma de seguridad de la torre. El sonido llenó cada rincón del edificio, alertando a todos. Los agentes de Hydra entendieron que su tiempo había terminado.

— Disfruta mientras puedas, Soldado. Nos veremos pronto — dijo uno de ellos antes de desaparecer por donde habían entrado.

Minutos después, los residentes de la torre comenzaron a bajar. Algunos llevaban trajes preparados para la batalla, otros todavía en pijama, pero todos estaban alertas. TN fue la primera en llegar a la cocina. Al ver a Bucky, corrió hacia él sin pensarlo.

— ¿Estás bien? — preguntó mientras le tocaba el rostro y revisaba su cuerpo, buscando cualquier señal de daño. — ¿Te hicieron algo?

Bucky negó con la cabeza, tomándola suavemente de las manos para calmarla.
— Estoy bien, cariño. No me hicieron nada.

Tony llegó detrás de TN, con su armadura casi completa. Steve, Sam, Natasha y los demás no tardaron en unirse, todos listos para cualquier enfrentamiento.
— ¿Qué pasó? — preguntó Steve, con el ceño fruncido y el escudo en la mano.

Bucky explicó todo. Desde el intruso que había entrado hasta las amenazas que había recibido. Steve escuchó con atención, su rostro endureciéndose con cada palabra. Cuando Bucky terminó, el Capitán habló:
— Esto significa que están más desesperados de lo que pensábamos. Tenemos que estar alerta. No sabemos cuándo intentarán algo más grande.

Tony asintió y caminó hacia la consola de seguridad de la torre.
— Puedo reforzar las medidas de seguridad. A partir de ahora, nadie entra ni sale sin autorización.

Después de asegurarse de que todo estaba bajo control, Tony activó un protocolo de seguridad máxima para proteger a todos en la torre. Lentamente, comenzaron a regresar a sus habitaciones, aunque el ambiente seguía tenso.

De vuelta en su habitación, TN y Bucky se acostaron juntos. Ella lo abrazó con fuerza, como si quisiera protegerlo de todo. Él se quedó en silencio por unos minutos, mirando al techo, pero finalmente habló.
— TN, lamento que tengas que pasar por esto.

TN lo miró, sus ojos llenos de ternura y determinación.
— No tienes que disculparte, Buck. Sabía que tu pasado no iba a desaparecer de la noche a la mañana. Lo importante es que estás aquí conmigo, y no voy a dejar que nadie te haga daño.

Él sonrió levemente y la acercó más a él.
— No sé qué hice para merecerte, pero gracias.

TN apoyó la cabeza en su pecho, sintiendo el latido de su corazón.
— No tienes que hacer nada, Bucky. Estoy aquí porque quiero estarlo.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire mientras ambos cerraban los ojos, intentando encontrar algo de paz en medio del caos. Aunque sabían que las amenazas de Hydra no terminarían ahí, también sabían que juntos podían enfrentarlo todo.







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En el momento correcto. -Bucky Barnes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora