Este es un espacio dedicado a publicar fichas de personajes del videojuego Legends of Runeterra y sus apariciones en todas mis obras. Así mismo se publicarán un listado de curiosidades.
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En la cultura de los Solari existen tradiciones muy antiguas. Algunas se basan en bailes o días para celebrar los milagros ofrecidos por el sol u para honrar a algunos de sus héroes. Otras era contar historias, leyendas, transmitidas de generación en generación. A lo largo de los años fueron construyendo su sociedad junto a sus seres queridos, dando las gracias al sol por todo lo que tenían y viviendo una existencia relativamente tranquila. Pero claro, no todos los pueblos están exentos de sus potenciales peligros. En Targon no solo habitaban numerosos dragones y bestias similares, también había otras tribus con las que chocaban en más de una ocasión por ideologías o temas territoriales.
Para estos casos estaba el ejercito solari. Sus soldados solían ser entrenados por el combate, y si bien no contaban con la destreza de los Rakkor, sí que se apoyaban en el sol para formar un escuadrón muy temible. Con el pasar del tiempo el oficio de ser soldado no era tan necesario, pues la paz dio pie a un largo debate de si realmente eran necesarios los soldados, pues incluso quienes usaban la magia del sol podían alzar protecciones contra alguna que otra criatura. Quien les hizo ver el error de esta idea fue una adolescente. En un día normal y corriente fue una adolescente quien escuchó este debate entre dos de los miembros del consejo, acercándose a ellos para darles su opinión.
Esta muchacha era Levia. Nunca fue una buena estudiante, pero la sabiduría que tenía rivalizaba con la de aquellos ancianos que pasaban horas debatiendo sobre el camino de los solari. Levia creía que el ejército debía persistir, pues nunca se sabía cuándo un monstruo se volvería loco, cuándo la niebla negra volvería a asolarlos y qué imperios extranjeros podrían estar interesados en colonizarles, como ocurrió hace no mucho con Noxus y Jonia. Más aún con seres como los ascendidos o los emergentes seres del Vacío.
No pasaría mucho tiempo antes de que su padre le hablase de la decisión del círculo interno del consejo de contar con ella. A diferencia de ellos, todos ancianos, podía dar otra perspectiva. Si bien la idea inicial de Levia era la de preservar los textos y formar parte del ejército, acabó sustituyendo a una tutora de filosofía, llegando a conocer a una joven que ponía en jaque parte de su filosofía. Ambas debatieron, y de ese momento es que surgió un interés genuino por enseñar lo que los solari podían ofrecer, alejados de algunas tradiciones más extremas o acercándose a las que se perdían...
Lamentablemente todo lo que construiría Levia se vería destruida en una desoladora noche de Otoño. Descansaba en su habitación cuando vio una luz descender de Targon. Era el Aspecto del Sol, aquel por el que tanto tiempo estuvieron escuchando en leyendas ella y el resto de Solaris. Pero cuando acudió a la sala de reuniones lo que encontró fue algo indescriptible. Puertas rotas, el suelo resquebrajado, y varios cadáveres que pertenecían a los miembros del círculo interno, liquidados por el Aspecto de la Luna. Su padre, sin vida e inerte, abandonó este mundo sin poder despedirse de ella, marcando profundamente a Levia aquella noche.
Con gran parte del consejo fallecido, y una nueva Aspecto del Sol desorientada por la experiencia que fue su encuentro con el Aspecto de la Luna, Levia fue nombrada Sacerdotisa principal, encargándose de orientar a la joven Leona en su nuevo rol de protectora. Ahora más desconfiada y estoica, Levia representa lo que es ser una solari con puño de hierro y a la cual no le tiembla la mano a la hora de impartir justicia. Aunque, en el fondo, aún está esa muchacha que no está del todo segura de su camino.
