Este es un espacio dedicado a publicar fichas de personajes del videojuego Legends of Runeterra y sus apariciones en todas mis obras. Así mismo se publicarán un listado de curiosidades.
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Targon. Tierra de múltiples leyendas y seres de increíble poder. Pero también una región muy conectada con las estrellas, las constelaciones y la voces que de ellas emanan. Se dice que con frecuencia estos buscan a aquellos que puedan escucharles, en busca de alguna compañía en su solitaria oscuridad celeste. O eso es lo que suelen contar algunas madres cuando sus hijos nacen con el don de la clarividencia. Repudiados por algunos, santificados por otros, es raro cuando alguien nace con este don, con la capacidad de ver más allá de lo que el tiempo o la visión pueden ver. Algunos lo obtienen por su afinidad a cierta magia o tras un viaje de descubrimiento, pero este no fue el caso de Eshiyme.
Ella nació en el seno de la tribu de los Rakkor, una estirpe de guerreros nacidos por y para la guerra, para luchar y morir por el combate. Uno pensaría que esto provocaría que la joven fuese dejada de lado o que no sería apreciada, pero realmente fue todo lo contrario. Cuando todos se percataron del don de Eshiyme aplaudieron tener entre los suyos a alguien bendecido por las estrellas, como si de una erudita se tratase. Desde muy joven muchos de los suyos, o incluso miembros de otras tribus, se le acercaban en busca de consejos o algo de orientación. Y a menudo Eshiyme lograba ver al menos a través de sus ojos algo en ellos.
No obstante, este don providente era acompañado de una enorme carga. El decepcionarles, el no cumplir, el hecho de que aquellos ojos no estuviesen a la altura. Y lo disimulaba. A menudo disimulaba sus preocupaciones, pensando en qué ocurriría si algún día les fallaba o si realmente era especial. Lamentablemente para Eshiyme, ella obtendría respuestas en su adultez, cuando las dudas que tuvo durante toda su vida tomaron una forma física. Una entidad empezó a hablarle en sueños, alimentando esos pensamientos, llenándola de visiones sobre sus fracasos y lo débil que era. La llegada del demonio de la duda fue algo que su don no pudo ver. Camphor, el demonio de la duda, se había estado alimentando de gente como ella y en el punto más alto de su desesperación es que le arrebató la vista.
Pasaron días en los que todos sus cercanos intentaron tratarla por las heridas causadas por el demonio, pero pese a que su cuerpo podía recuperarse sus ojos jamás sanarían. Fueron arrancados y cicatrizados. La propia Eshiyme creyó que era el fin de su viaje como vidente hasta que un rakkor muy particular hizo acto de aparición. Antaño llamado entre ellos por el nombre de Atreus, Pantheon quiso hablar con ella en busca de información sobre el demonio, además de que esperaba recibir su ayuda. Eshiyme se negó a brindarle ayuda alguna, creyendo que ya no valía para nada y que sin sus ojos era solo una rakkor más. Pero Pantheon no entendía de qué estaba hablando exactamente.
El Artesano de la Guerra le habló sobre cómo sus ojos eran la ventana al mundo que tenía a su alrededor, pero no necesariamente al que le mostraban las estrellas. Y eso era algo en lo que Eshiyme descubrió que tenía razón. Una vez apartó por un momento sus temores es que regresaron las visiones como una oleada de información e imágenes a su mente. Quizás no del todo claras por sus heridas o por la limitación de ser una humana, pero era más que suficiente para informar a Pantheon y a sus aliados sobre la naturaleza de la criatura conocida como Camphor. Se unió a Iula y Pantheon en la búsqueda del demonio y pudieron darle caza, sellándola para que no pudiese hacer daño a nadie más.