El destino.
Es algo que pocos humanos saben entender. Cada persona tiene una, cual hace que las cosas le ocurran como tiene que ocurrir. Es como un fantasma que anda a tu lado para guiarte al futuro que te pertenece. Te mentiría si te digiera que se puede cambiar, él decide lo que ocurrirá, ya sea bueno o malo, da lo mismo cómo las circunstancias cambien, el final siempre será el mismo. Las personas tienden a pensar que puede hacer cualquier cosa para evitar lo que le depara, pero eso es erróneo, el destino puede ser tan ligero como el pétalo de una flor, o tan duro como un bloque gigante de hormigón, todo depende de lo que hagas en tu vida. Si intentas hacer que tu universo cambie, puede que este se ponga en tu contra y haga que todo sea peor. Cada uno debe de acostumbrarse a los regalos que le dan en su vida.
Mitsuki consiguió resucitar a Ace a cambio de su vida, ya que el destino cruzó los hilos y cambió la fecha de la muerte de ambos. Fue un final feliz, ¿por qué intentar cambiarlo? ¿por qué intentar que ninguno de los dos mueran? Puede que eso fuera un error, ella no apreció la posibilidad que le habían ofrecido, ahora ella debería pagar las consecuencias que le merecen... a menos... a menos que alguien ocupe su lugar... alguien que la quiera... alguien como...
-Mucho hablas de detener guerras, pero en este mismo instante acabas de iniciar una.-Dijo cabreado Akainu.
-En eso te equivocas, la guerra ya estaba preparada y yo intento pararla, no le he pedido a nadie luchar, solo quiero acabar con tu muerte, sin que nadie se interponga.-Dijo de forma seria Mitsuki, su padre se transformó completamente de lava, mientras la pelirroja desvainaba sus katanas.
Tu destino nunca podrá ser cambiado...
-¡No perderé!-Gritó Mitsuki, mientras luchaba de forma desesperada.
Vivir de nuevo lo que una vez sufriste, solo hará que te destruya...
-¿De nuevo?-Preguntó la pelirroja, las palabras resonaban en su mente como si alguien le susurrará al oído mientras soñaba.
Mitsuki, recuerda...
-¡NO!-Gritó, todo el mundo se quedó mirándola sin saber que pasaba.-No puedo recordar... no quiero.-Dijo llorando.
-¿Qué vas a recordar, rata de alcantarilla?-Preguntó Akainu arriconándola.
Tu destino no podrá ser cambiado... todo acabará igual.
-No se a que te refieres, pero sal de mi cabeza.-Murmuraba tapándose los oídos.
-¡Mitsuki!-Gritó Akira alarmado.
Despierta...
-No perderé.-Susurró la pelirroja parando el golpe de Akainu.
-¿Estás segura?-Preguntó su padre con media sonrisa, bolas de lava salieron por los aires matando a todos los marines que estaban de parte de Mitsuki incluido Akira. La pelirroja al ver a sus compañeros muertos se quedó pálida.
-¡NO!-Gritó intentando traspasar aquellas heridas a Akainu. Las lágrimas de Mitsuki resbalaba por sus mejillas dejando el rastro como unas serpientes en la arena.-¡Muérete!-Gritó lanzándose sobre Akainu.
-Todavía no.-Dijo esquivándola.-Date media vuelta.-Mitsuki, confundida, hizo caso contemplando a todos los piratas muertos por los almirantes.
-¿Qué?-Preguntó Mitsuki totalmente pálida.-Esto no debería suceder... no... no pude proteger a nadie.-Dijo mientras se ponía de cuclillas tapándose las orejas.-¿Por qué?
Despierta...
-No puedo, no puedo.-Negó llorando.
-¡Akainu, aléjate de mi hija!-Gritó una voz dulce a su espalda, encontrando a su madre apuntando con una flecha a su padre, quien estaba dispuesto a matarla en ese mismo segundo.
-Tu... ¡muere!-Gritó clavando las katanas en el corazón utilizando el Haki. Akainu, aprovechando sus segundos de vida, atravesó a Mitsuki utilizando su lava.
-Encantado...
Alguien como yo.
Mitsuki, una vez dijiste que si fueras marine todo hubiera sido distinto, pero, querida, el destino nunca cambiará, excepto que realmente te lo merezcas.
Los finales felices nunca existieron en mi vida, las parejas siempre rompen, o uno de los dos muere, por diversos temas nunca hay un "felices para siempre" ¿Será eso real? Tu más que nadie mereces cambiar tu destino, supongo que eras la excepción que buscaba en mi vida, tantos fracasos y entonces llegasteis vosotros, resolviendo todo, me dabais asco, pero me divertía viendo lo que pasaba en tercera persona, y así me enamoré de ti y de Ace.
Aprovecha tu nuevo destino, recuerda que no hay un felices para siempre, pero si una felicidad que perdurará si realmente luchas. Lucha Mitsuki.
Yo, Gusc, ocupo tu lugar, ahora vive, no será fácil, pero hazlo.
Despierta.
Tras respirar a fondo, Mitsuki abrió los ojos encontrándose en un lugar realmente oscuro, tal era la oscuridad que no sabía si tenia los ojos abiertos o cerrados. Junto la ayuda de sus manos, pudo palpar el tacto de la madera. Se encontraba en un caja, un ataúd, y sin duda no se encontraba cerca de la superficie.
-No puede ser.-Dijo la pelirroja con respiración rápida.-¡¡SOCORRO!! ¡¡SACADME DE AQUÍ!!-Gritó desesperada, si no salía de allí podría quedarse sin oxigeno y su oportunidad hubiera sido inútil.-¡¡SALVADME!!-Gritó con todas sus fuerzas.
-¿Habéis escuchado eso?-Preguntó Sanji.
-¿El qué?-Preguntó Chopper.
-El grito de una mujer, parecía la voz de Mitsuki.-Dijo el cocinero inquieto.
-Sanji, ya sabemos que tienes muy buen oído cuando se trata de mujeres, pero esto no tiene gracia.-Dijo Nami señalando a Ace, quien se encontraba triste sentado en la cubierta del barco.
-Yo también la he escuchado.-Dijo el pelinegro.-Son solo alucinaciones, también te afecto su muerte, es todo.-Su voz sonaba áspera y triste.
-Será eso.-Dijo Sanji encogiéndose de hombros. Pero se equivocaba, ahora Mitsuki no podía comunicarse con Ace por los sueños, tras la muerte de Gusc, ella necesitaba algo más que suerte para poder vencer a las toneladas de tierra que se encontraba sobre ella.
-¡Por favor, salvadme!-Gritó Mitsuki llorando, tanto Sanji como Ace alzaron la mirada asustados mirando a la isla donde se encontraba la tumba de la joven.
"No conocemos a las personas por accidente, todas estás destinada a cruzarse en nuestro camino por alguna razón"
Dulce sueños, nakamas.
Hasta pronto.
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La promesa de sangre -Fan fic One piece-
FanfictionCabello color rojo sangre, dicen que su pelo es tan rojo ya que este se tiñó con la sangre de sus víctimas, no estamos hablando de Shanks, sino de uno de sus nakamas, de las personas más importantes para él, no tiene recompensa, porque sus crímenes...