El día que mi vida cambió

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Flashback

Nathan

Regresé a la casa para recoger las llaves de mi casa, llegaría tarde al trabajo y el resto del grupo me mataría si eso pasa. Mis ojos se detuvieron en el coche que estaba estacionado a la entrada.

—Yo conozco ese coche—susurré. Claro, ése auto era el de Tyler, el cabrón con el que competí hace días en una carrera, no manteníamos buena relación. Estacioné mi auto y caminé hacia la entrada de la cabaña. Escuché risas provenientes desde adentro y el corazón me latía a mil por hora, entré sigilosamente y me dirigí hacia la habitación, pero cuando abrí la puerta la sangre se me congeló y algo se me rompió por dentro. Ambos se sobresaltaron al verme, estaban desnudos, me dio repugnancia y al mismo tiempo sentí una punzada de dolor en el pecho. 

—Me voy por unos minutos y traes a este imbécil ¡A NUESTRA CASA!—grité encolerizado.

—Mi amor, yo puedo explicarte—suplicó con ojos llorosos acercándose a mi envuelta en la sábana.

—Celine... Cómo pudiste... —Tyler empezó a vestirse y tenía esa sonrisa de satisfacción en la cara.

—¿De qué te ríes, eh cabrón?—grité

—De lo rico que es tirarse a tu novia.

En ese momento se me olvidó todo, lo tomé de la camisa y lo golpeé sin importarme los gritos de Celine, se quejaba de dolor en el suelo y comencé a darle patadas hasta cansarme, me hinqué hasta donde estaba, su cara estaba cubierta de sangre y al levantársela me sonrió para luego escupirme, estrellé su cara contra el suelo y me detuve a patearle la cara cuando Celine se interpuso. 

—¡Ya para! Déjalo, estoy esperando un hijo suyo.

La miré y mis ojos empezaron a nublarse. Dios, cómo puede ser posible, yo la amaba, habíamos vivido y compartido tantos momentos juntos y ahora todo estaba jodido todo estaba en la mierda. Todo lo que supuestamente habíamos construído ya no existía, se iba destruyendo poco a poco, aquel amor que nos prometimos en algún tiempo se esfumaba, ya no estaba. 

—Por favor, no me dejes—suplicó—. Perdóname. 

Sus palabras resonaron en mi cabeza, lágrimas de indignación recorrían mi rostro.

—¡Cuatro años, Celine! ¡CUATRO PUTOS AÑOS! Íbamos a casarnos¿En qué estabas pensando? Llevas un hijo de él en su vientre ¡Maldita sea! ¿Acaso esperas que haga como que si nada pasó? No Celine, las cosas no funcionan de esa manera. Ponte por un momento en mi lugar y sabrás lo que en estos momentos estoy sintiendo. 

Escuché unos quejidos y al girarme supe de quien se trataba,e acerqué y lo tomé del cuello para ponerlo de pie.

—No te quiero ver cerca. Por tu bien es mejor que te mantengas alejado de donde esté yo, porque te juro que la próxima vez no sales vivo—vociferé— ¿Me has entendido?

Lo solté y miré a Celine—: Vístete, iremos con tus padres.

—Nathan, no por favor. No lo hagas. Te juro que no volverá a suceder...—se lamentó, la tomé del brazo y la llevé a la habitación.

—Te pedí que te vistieras—salí de la cabaña y me dirigí a mi coche para tomar el bate que guardaba ahí, me acerqué al auto de ése imbécil y empecé a golpearlo hasta que los vidrios se hicieran trizas. Al poco rato salió y al ver su auto, colocó las manos sobre su cabeza, me subí al mío al tiempo en el que Celine abría la puerta y arranqué. 

Pensé varias veces lo que estaba a punto de hacer. Conocía perfectamente a los padres de Celine y sabía que eran capaces de cualquier cosa. Aquella semilla que se desarrolla dentro de aquel vientre, no tiene la culpa de nada, él no pidió venir a este mundo, él no eligió ser el hijo de ella. Es inocente. Fui a la casa que me habían dejado mis padres al terminar su matrimonio. Los chicos, Ian, Ben, Sean y Aarón al ver mi cara sabían que nada bueno estaba pasando. 

—Gracias—susurró y yo le di la espalda.

—No lo hice por ti. Quédate en la habitación de invitados durante el tiempo que dure tu embarazo, una vez que el bebé nazca verás cómo arreglas las cosas con tus padres y qué excusas inventas. Al bebé no le faltará nada mientras esté en tu vientre, recibirá todos los cuidados que merece. En cuanto a mí, yo no pienso quedarme con alguien que no valoró el amor y la entrega que le brindé. Los chicos cuidarán de ti durante el tiempo que te quedes aquí. No te puedo obligar a quedarte, es tu decisión.

Salí de la casa y regresé a la cabaña, ya Tyler no estaba, entré y saqué todas las cosas que estaban dentro, incluso las fotos en las que salíamos sonrientes, como si todo fuera perfecto. Y en realidad lo fue, en su momento. Acomodé todas las cosas juntas, les regué gasolina y les prendí fuego. Ésa sería la última vez que pisaba ése lugar.

Ocho meses después.

—Nathan—susurró en la camilla tomando mi mano—. Lamento mucho haberte hecho sufrir. Todo está planeado—asentí.

Ya sabía el plan que había formado, había escrito una carta de despedida y había hablado con el doctor pagándole una fuerte suma de dinero, se encargaría de comunicarle a sus familiares que había fallecido tanto ella como el bebé. Saldría del país y empezaría a formar una nueva vida, un nuevo hogar. En la carta decía que su cuerpo sería cremado y sus cenizas arrojadas al mar porque ella así lo había decidido, nunca había entablado una buena relación con su familia y sabía que eran capaces de hacerle cualquier cosa al bebé, sus padres eran narcotraficantes y tanto la vida de ella como la suya estarían en peligro.

Varios días después me despedí de ella, la vi partir y no supe de ella hasta unos meses después cuando me comunicó que todo le estaba yendo perfectamente en Alemania, había conocido a alguien que la hacía muy feliz y estaba dispuesto a querer a ese bebé como si fuera suyo. El que nunca aceptó su fingida muerte fue Alessandro, su hermano quien cree que todo se dio por mi culpa y que yo no le daba la vida que ella merecía. 

Conocí a Celine en una carrera, competí con ella y en realidad era muy buena, fue lo que más me llamó la atención, nos desviamos y nos fuimos a un lugar muy lejano, abandonamos la carrera. Desde aquel momento no la pude quitar de mi cabeza, su sonrisa, su manera de seducirme, su sensualidad, aquella manera tan suya de mover su cabello. Me fascinaba. 

Pasé tres años consumido en esa agonía, en esa tristeza, en esa soledad que me invadía el alma poco a poco, me sentía tan vacío sin ella, me ahogué en alcohol, pasaba de bar en bar y fueron los muchachos quienes me sacaron de varias peleas, fueron los que estuvieron ahí, justo cuando creí que todo estaba acabado llegó aquella loca corriendo por el puente, invadiendo el lugar que yo usaba para relajarme pero al darme cuenta de lo que iba a hacer me levanté de inmediato, yo había intentado hacer lo mismo, pero al ver lo hermoso que era ese lugar decidí que lo mejor sería ver el lado bueno de las cosas. Debía impedir que aquella mujer no haga lo que tenía pensado, al ver las lágrimas en sus ojos sentí un nudo en la garganta, sea que sea por lo que estuviera pasando, esa no era una buena opción, tenía tantas ganas de abrazarla y de decirle que todo iba a estar bien, pero...

—Parece una caída fuerte y seca, seguramente a los dos minutos de haber caído dejarás de respirar.

—Déjame, tú qué sabes.

—No te equivocas, es cierto que no sé mucho, pero sí más que tú al parecer.

¡ES TERCA! Cuando intenté ayudarla y decirle que piense bien lo que iba a ser se comportó como una niña, se lanzó al mar, por un momento me quedé sin hacer nada, pero maldije y me arrojé para salvarla. Mi vida cambió totalmente desde aquel momento. 

Fin del Flashback.

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