Seamos claros

287 13 0
                                    

Enojada, me recuesto en el asiento, mirando por la ventanilla ¿Cómo puede ser tan creído? Nadie me había tratado así y eso por ser la hija  del rico de la empresa (mi padre)

Sigo mirando por la ventanilla con cara de pocos amigos, hasta que me doy cuenta que entramos a un portal muy lujoso y la casa lo es aún más, nos aparcamos en un lugar libre ya que hay demasiados coches.

Me bajo antes de que se ofrezca a abrirme la puerta y aparentar ser un caballero, aún sigo cabreada por lo de la cinta, no me lo puedo creer, cómo se le ocurre callarme.

—Venga ya, quita esa cara ¿Te presentas así a todos los bailes que te invitan?

—Sólo cuando voy con idiotas como tú.

—Vamos a dejar las cosas claras —arrinconándome con fuerza contra el coche me dice al oído—: ¿Se te ha olvidado que me debes un favor? Ahorita entraremos y pondrás una de tus mejores sonrisas quitando la cara de amargada que llevas, antes de que se agote mi paciencia.

—Bien, si eso es lo que quiere el capullo, pues lo haré, pondré una de mis mejores sonrisas que te vas a arrepentir toda la noche por habérmelo pedido, así que apártate de mí.

Dicho de esto, se separa de mí, reacomodo mi vestido, noto que me observan, sin hacer caso, me alejo del gruñón y me dirijo a la entrada poniendo una de mis más coquetas sonrisas, de tal modo que escondo mi enfado y hago lo que me propongo hacer, divertirme.

De repente siento que se aproxima Nathan y me toma del brazo ¡Qué momentazo! Pero sin perder la cordura le sigo el jueguito, me presenta a algunos invitados, todos son muy gentiles, me gané unos que otros piropos y noté que a Nathan no le gustaron, pero qué más da, se supone que el trato era que me divertiría y por eso puse mis condiciones que sin disgusto aceptó.

Ya luego de habernos presentado, me separo de Nathan para acercarme a un camarero y tomar unas copas, las necesito, luego noto que una mano se posa sobre mi cintura, siento como una leve corriente recorre mi cuerpo por aquel tacto, no puedo evitar el ardor en mis mejillas y me doy cuenta que hasta acá me ha seguido. Pero qué pesadito es este.

—No te pases con la bebida. —susurra en mi oído haciéndome poner la carne de gallina.

— ¿Se te olvidaron las condiciones?—digo mientras noto que un hombre se acerca hasta nosotros.

—Nathan, colega veo que tienes muy buena compañía. —se dirige hacía a mí tendiéndome una mano—Steve, mucho gusto.

—Juliette, encantada.

—No te importa ¿verdad?—se dirige a Nathan, para llevarme a la pista.

—En absoluto, adelante.

En un dos por tres ya estamos en la pista bailando una canción pegajosa, mientras Steve me dice cosas en el oído haciéndome sonreír, tiene un buen sentido del humor y eso me agrada, pasamos así durante un buen tiempo mientras noto como Nathan nos observa desde lejos, su cara es de muy pocos amigos, pero me da igual, no tengo por qué preocuparme por él. Pero mi cara se contrae al ver como una mujer se acerca a él y este le da un beso en su mejilla.

Tranquila Juliette, no pasa nada, no tiene que interesarte, es sólo una fiesta, disfruta.

Esperaré por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora