CAP. 75

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POV'S TED

-Oh Ted, tócame como solo tú lo haces.-

-Me vuelves loco Madison, Quiero hacerte mía.- le digo mientras le doy mordiscos a su cuello.

Las manos de Madison recorren mi espalda desnuda, suben y bajan, me recorre la espalda con la yema de los dedos haciendo que mi piel se erice por el contacto.

-¿Quieres hacer esto?- le pregunto jadeando mientras mis manos descansan a ambos lados y mis ojos están clavados en los de ella. No puedo creer esto

-Si... Hazme el amor Ted...hazme tuya.

En una milésima de segundos, estoy totalmente desnudo, Madison y yo estamos piel con piel, empiezo a besarle el cuello, los labios, con una sola mano sujetos las suyas sobre su cabeza, con la otra libre tomo mi miembro que está esperando desesperadamente introducirse en ella, con una embestida rápida lo hago. ¡OH CARAJO! Es una sensación... exquisita.

Comienzo a embestirla con fuerza, ella grita y gime, rasguñando mi espalda, yo le beso el cuello, los pechos. Gimo de placer, mis bolas golpean contra su piel, siento sus fluidos junto con los míos y con unas embestidas mas alcanzo el clímax soltando un fuerte gruñido, hundiendo mi cara en su cuello...

Me despierto desorientado, prendo la lamparita ¿Dónde estoy?

Abro y cierro los ojos para aclarar mi visión... oh si mi habitación.

¿Pero qué rayos fue eso? Tuve un sueño... candente con Madison. Dirijo mi mirada hacia mis bóxers y están húmedos ¡ME VINE EN SUEÑOS!

¿Es en serio?, y aún tengo una erección ¿Pero de qué va esto? Jamás en mis diecisiete años había tenido un sueño húmedo. Rio entre dientes, estoy sudando, siento mi cuerpo caliente y pegajoso, ni siquiera el aire condicionado me refresca. Necesito algo frio, incluso la habitación está caliente. El caliente es otro...pervertido sexoso.

Miro el reloj y son casi las tres de la mañana, ¡Dios! Me incorporo y del cajo saco un par de bóxers, me meto al baño y tomo un baño flash, estoy lleno de semen.

Salgo del baño y me pongo los bóxers, seguido del pijama de franela. Cruzo el umbral pero unos murmullos me detienen, esos murmullos vienen de la habitación de Phoebe. Con paso sigiloso me pego a su puerta...Otra vez está hablando con Alexander, ¿hasta cuándo tendrá pensado esta niña decirme? Te lo dirá cuando tú le cuentes que te viniste en sueños y que tienes una relación con Madison.

Bueno, por lo menos ya hable con Alexander y tiene mi permiso de hermano , por supuesto que le dije que no quiero que la toque, no hasta que ella tenga una edad apropiada por lo menos treinta y cinco años. Si lo sé, soy un exagera pero ¿y qué? Es mi única hermana tengo que cuidar de ella.

Por un momento me dan ganas de entrar e interrumpir para darle un susto a mi pequeña pero, me detengo, mejor mañana por la mañana. Posiblemente Phoebe cree que todos estamos dormidos, bueno papá lo está y yo también hasta que mis calenturientas hormonas me despertaron.

Bajo a la cocina, las luces de salón están apagadas, salvo por las pequeñas que alumbran el retrato de mamá y las de afuera y la parpadeante e insistente lucecita verde de la alarma.

Voy a la cocina y tomo un vaso de leche, le agrego unos cuantos cubitos de hielo y de la selección de brandy de papá le pongo un poco. Espero que no lo tenga medido, aunque conociéndolo, no lo dudo. Recuerdo que cuando me despertaba a media noche por pesadillas, mamá me cargaba, me sentaba en la barra y me calentaba un poco de leche. Después nos sentábamos en la mesa y ella tomaba una taza de té y yo mi taza de leche. Eso me tranquilizaba, y verla a ella, sus ojos me calmaban y me transportaban a lugares mágicos llenos de dulces y juguetes y más dulces. Me veía reflejado en sus ojos porque mágicamente mis ojos eran del mismo color que los suyos.

UNA SOMBRA MAS DE GREYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora