Capítulo 29.

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Salí de ducharme y me coloqué una musculosa negra, unas bermudas y chinelas. Tardé unos minutos en peinarme, ya que la mayoría de las veces utilizaba gel y por el momento se me había acabado. No les pedí que me compraran porque a mí me gustaba una marca en particular y no creo que aquí la vendan.

Con ______ habíamos arreglado ayer que hoy nos juntaríamos en algún lado para comer. La invité aquí, pero se negó y dijo que era el turno de ella en sorprenderme. Acepté y me encontraba esperando a que me enviara un mensaje o me llamara así me dice dónde nos juntamos.

No había nadie en la casa y eran como las ocho de la noche. Recién estaba anocheciendo y busqué dinero por las dudas. Fui a la cocina, y estaba dudando en si comer algo rápido o esperar a que nos juntáramos.

Tenía mucha hambre, a lo que saqué un flan y dulce de leche para comer, entonces mi celular comenzó a sonar. – ¿Hola? –.

–Hola, Zayn–.

–______, ¿cómo estás? –.

–Bien, bien. Te quería decir que estoy por llegar a buscarte–.

–Bien– sonreí – ¿hay alguien? –.

–No, en realidad sí pero no hay muchas personas–.

–Bueno. Nos vemos– y corté.

Guardé lo que había sacado, fui a mi habitación para buscar la gorra y los lentes, además de llevar alguna campera por si llegase a bajar la temperatura.

Estando listo, esperé a que llegara en el comedor, mirándome al espejo, arreglando otra vez mí cabello. El timbre sonó –hola de nuevo– dije abriendo la puerta.

–Hola– sonrío y nos dimos un beso en la mejilla – ¿estás listo? vamos–.

–Espera– tomé su brazo – ¿a dónde iremos? –.

–Cierto que no te dije– rió –lo siento, y vamos a ir a la playa–.

–Está bien-. ¡Genial! Hace mucho que no voy ahí– sonreí y salimos, aunque antes cerré con llave.

Caminamos por un rato largo, sólo miraba hacia abajo, tratando de pasar desapercibido. ______ iba a mi lado con su celular, mandando mensajes o algo así. Pasamos por un grupo de personas, no llegué a ver si eran grandes o jóvenes, pero supongo que nadie se dio cuenta de que yo estaba allí, ya que ni se molestaron en darse la vuelta para vernos, uno de ellos miró a ______, que por cierto estaba muy bien vestida: llevaba un pantalón corto y una remera cortita dejando ver su estómago y abajo unas chatitas negras. Me molestó al ver la cara que hizo ese idiota cuando le miró las piernas y el culo, así que la empujé con cuidado, para que caminara delante de mí.

Luego llegamos a la playa y no había nadie. Caminamos un rato más y comencé a distinguir cómo estaba iluminado a unos siete metros. Mientras nos acercamos más, noté mejor como era todo. Unas lámparas que parecían antiguas aunque no lo eran, un mantel grande y rojo, dos canastas, colchones y demás. Todo estaba perfectamente colocado y bien adornado.

–Llegamos– dijo.

La miré sonriendo –es muy lindo–.

–Gracias–.

– ¿Todo lo hiciste sola? – pregunté asombrado.

–No. Le pedí ayuda a uno de mis primos. El hermano de mi papá llegó con su familia y le dije a Tomás, que tiene la misma edad que yo, que me ayudara a preparar esto. Primero pensó que vendría con mis amigas pero se dio cuenta. Lo bueno es que no preguntó nada–.

–Genial. Hace mucho que no veo a mis primos– susurré.

–Bueno, es mejor que comamos antes que sea más de noche. Seguro tienes hambre– se arrodilló y preparó.

She Will Awaken © | zm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora