Capítulo 7.

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Observarla ahí postrada, con sus ojos cerrados, una camisón azul cubriendo su cuerpo, mantas blancas tapándola, piel más pálida de lo normal, y el sonido del respirador, brindándole el aire que necesitaba ya que no podía respirar por sí sola, me destrozó más el corazón. Una parte de él se estaba muriendo.

Imaginarme que la podría perder, hacía que mi mundo y mi vida tuviera menos sentido.

El doctor entró –te recomiendo que vayas a casa–.

– ¿Cómo está? –.

–Tiene un leve traumatismo de cráneo, tres costillas rotas, y una pierna quemada. Sí todo sale bien, podrá despertar en cinco o seis días–.

Asentí, no tenía idea de lo que decía, pero sabía que era grave. – ¿Sufrió? –.

–Al parecer no– hice una mueca, no supe comprender lo que decía. –Creemos que cuando el vehículo volcó ella ya se encontraba inconsciente, que al choque de camión, la señorita Edwards perdió la conciencia, y que lo de las costillas y la pierna fue después, por lo que se supone que no lo sintió. En cambio, los otros que iban con ella...–.

–Ellos no me interesan– contesté frío. –Sólo me importa mi novia, y nadie más–.

El doctor me miró algo triste –entiendo. Puede irse, señor Malik. Los padres de la joven fueron a casa también, no sirve quedarse aquí, es más doloroso–.

–Entiendo–.

–De todas maneras, lo tendremos informado–.

– ¿Tienen mi número? –.

–Sí algo pasa nos comunicaremos con su manager–.

–No– pronuncié firme –les daré mi número–.

–Como usted quiera–. Le pasé mi número, y él el suyo. –Soy el doctor Evans, el médico que está atendiendo a su mujer–.

–Bien– le tendí la mano –gracias, y ¿podría darme un momento a solas? –.

–De acuerdo– dicho esto, salió cerrando la puerta sin hacer ruido.

La miré otra vez, y mi corazón se volvió a romper, me dolía tanto verla así, y lo peor era el saber que no podría hacer nada para ayudarla a que se cure, o a que despierte, todo dependía de ella y los doctores.

–Amor– susurré –sé que estarás bien– rompí en llanto, como la primera vez que la vi. –Estoy aquí, y aunque no me escuchas, quiero que sepas que te amo con todo mi corazón, que quiero pasar toda la vida contigo– sorbí la nariz, y cerré los ojos. –Eres una mujer fuerte y grandiosa, saldrás de esto– besé su mejilla y luego sus labios –hazlo por nosotros, por mí. No me dejes. Te prometo que todo saldrá bien, y que pronto volveremos a estar juntos. Haré todo lo que esté a mi alcance así despiertas– besé su frente –te necesito–.



She Will Awaken © | zm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora