Capítulo 54.

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Me miré al espejo luego de darme un duchazo. Mis ojeras se notaban mucho más y estaba demasiado pálido.

–Querido– entró de golpe Mara.

Volteé y le sonreí –hola, ¿qué haces aquí? –.

– ¿Cómo que hago aquí? Mírate, ya mismo te prepararé algo de comer– habló preocupada.

–No tengo hambre, y si quieres prepararme algo, me gustaría ensalada de fruta–.

–Está bien– dejó algunos bolsos sobre la cama.

– ¿Me acompañarás al aeropuerto? ¿O nos despedimos aquí? –.

–Pero qué dices Zayn– me miró –nos vamos contigo–.

– ¿Qué? – pregunté sorprendido.

–No pensarás en que nos quedaremos aquí, ¿o sí? Iremos contigo, Elizabeth y Seba vienen en camino con las demás cosas. Así que si quieren que te vayas, diles que llevas a tres personas contigo– comentó sonriendo.

Traté de reír, pero salió una mueca –genial–.

–Hablé con ________, o bueno no con ella, con su hermana... –.

–Lisa– murmuré.

–Sí, ella–.

–Yo también quería hablar con ellos. Decirles que venderé estas propiedades y la tuya si no quieres, no– dije.

–Por mí vende lo que quieras, todo es tuyo. ¿No volverás? –.

Sonreí triste –ojalá pudiera. Pero te aseguro que no me dejaran tranquilo, mucho menos volver aquí–.

–Entiendo–.

–Necesito ir a verla– murmuré –aunque sea despedirme. Me odiaré más si no lo hago– la miré.

–De acuerdo. Te acompañaré. Ni pienses en que te dejaré ir solo– agarró su bolsa y se colocó una campera de lanilla.

–Gracias– sonreí apenas – ¿vamos? –.

–Vamos, hijo–.

Llegué hace como unos diez minutos. Mara está charlando con Victoria.

Pero a la única persona que quiero ver es a _______ y no hay rastros de ella.

–No vendrá– suspiró Melisa.

– ¿Por qué le hiciste eso? – Daniel entró al comedor con una mueca y el ceño fruncido –prometiste que todo sería diferente, que eras diferente y que la cuidarías–.

–Lo sé, y quiero hacerlo pero...–.

–No, no quieres. Si quisieras habrías pensado en todo, en tus acciones y en las consecuencias que estas traerían. ¿sabes? Mi hija no merece esto. Y no quiero que hables con ella a menos que _______ lo acepte, sino puedes irte–.

Asentí triste y él entró a la pieza de las chicas.

Lisa me miró triste –¿me ibas a decir algo? –.

–Hola. Sí, era que todo lo que queda aquí espero que lo vendas, y quédate con el dinero, por favor. Si tienes muchos problemas te comunicas a este número– le pasé el numero del manager y el mío –y también anoté el mío por cualquiera cosa–.

–De acuerdo. Lo haré por ti, porque me das pena–.

–Oh, bueno... ¿gracias? Sabes que la amo y...–.

Me interrumpió –ya– revoleó los ojos –lo siento. A pesar de todo ten mucha suerte–.

–Gracias–.

She Will Awaken © | zm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora