Capítulo 30.

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La pasé realmente bien junto a ______, una tarde/noche muy diferente al resto, muy buena y entretenida por cierto.

– ¿Y qué hacemos ahora? – preguntó ______ mientras se sentaba con las piernas cruzadas.

–No tengo idea–.

– ¿Y sí vamos a casa...?–.

Saqué mi celular para ver la hora –es temprano, son recién las once–.

–No tan temprano– sonrió –pero si quieres nos quedamos–.

–Un rato más. De seguro tus padres te retan y no quiero que tengas problemas–.

–No hay nadie en mi casa. Ahora deben estar celebrando con mis tíos. Es largo, Zayn. La cuestión es que no hay nadie que me controle–.

–Entonces puedes desaparecer y nadie se dará cuenta– sonreí.

Ella me miró extraña –sí...–.

–Genial. Cuando era chico mis padres me controlaban mucho y no me dejaban andar por todos lados–.

– ¿Y? –.

–Igual hacía prácticamente lo que quería. Siempre pude persuadirlos, sobre todo a mi madre– reí.

–Me imaginé. Si yo tuviera un hijo como tú y me da excusas, si es convincente y tierno lo perdono–.

–Bueno, no hay nadie como yo, lo siento. Soy demasiado convincente, soy muy tierno y soy hermoso. Así que me perdonarías todo– hablé sonriendo de costado. –Claro, si fuera tu hijo– agregué.

–Lo que más me impresiona es tu autoestima–.

–Nada nuevo– respondí –a todos le impresiona eso–.

–Sí, es que no sé...–.

–Lo sé. Dejo sin palabras a todo el mundo– vi como ella revoleaba los ojos y se molestaba –es una broma– le golpeé despacio el hombro.

______ me miró y rió –tienes que agregar que eres un buen actor–.

–Soy genial en...– frunció su ceño de nuevo –no iba a decir nada–.

–Eso espero– respondió.

Solté una risita –eres muy enojona–.

–Dime algo que no sepa– me guiñó un ojo y se paró acomodándose su ropa.

La miré por unos segundos e imité su acción.

Una fría brisa corrió y sentí frío, vi a _____ que se abrazó son su brazos y acomodó su cabello. Si yo sentía frío, ella se seguro el doble.

–Se está poniendo fresco– murmuró.

–Lo sé, ¿quieres una campera? – terminé de hablar y estornudé.

–Estornudas gracioso– rió y se agachó –descuida, tengo mi buzo. Ponte el tuyo– asentí y me coloqué mi campera de cuero. Ella se puso un sweater de lanilla color blanco.

Me paré y miré al cielo. Ahora estaba todo nublado y no se veía ni la luna ni las estrellas.

~~

–Todo es tan hermoso– abracé a Perrie.

–Lo sé– sonrió mirando hacia el cielo. Estábamos en la terraza de uno de mis departamentos.

Le di un pico y sonreí –te amo–.

–Yo te amo más–.

El cielo se nubló y comenzó a llover, a lo que nos metimos adentro, ya que a Perrie no le gustaba mojarse cuando estaba pintada o bien arreglada.

She Will Awaken © | zm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora