She Will Awaken © | zm.

Capítulo 51.

Hablaba por teléfono con Mara, luego de una larga y cálida ducha que me relajó por completo, ya que en estos dos días que pasaron mi cuello contracturado y mis huesos que dolían no me dejaban estar tranquilo.

–Tengo una buena noticia– dijo.

– ¿Qué sucede? –.

–Con Elizabeth fuimos a buscar el otro día a una mobiliaria, y encontramos una linda casa, completa y a un precio bastante bien, además de que si quieres comprar camas además de otras cosas, te entregan el juego de mesas y así–.

– ¡Eso es genial! – exclamé –gracias, ¿me pasas la dirección por email? –.

–Ay, de eso no sé nada, pero le diré a Eli que te lo pase. De nada, Zayn. Gracias a ti. Hablando de toda otra, ¿cómo está _______? Espero que entre los dos se estén cuidando y que se ayuden mutuamente–.

Reí –se fue hace tres días, sus padres la llamaron porque llegaron visitas y querían verla, y sí nos ayudamos–.

–Eso es bueno. Seguro lo pasaron genial–.

Asentí y recordé que no fue tan cool como los dos pensamos que sería. Fueron días de muchas peleas, de no hablarnos y de estar cada uno por su cuenta, o sino estar bien en la mañana, a la tarde discutir por algo miserable, y a la noche ni hablarnos.

–Me encantan– comentó riendo – ¿y ahora cómo estás? Espero que comas bien y no te estés muriendo de hambre, sino ya mismo volvemos y te cocinas bien. No quiero que estés más delgado cuando nos juntemos de vuelta–.

–Estoy bien, Mara. Y estoy comiendo las cuatro comidas, y cuando me agarra hambre alguna hamburguesa–.

– ¿Y ahora cómo haces para pedir? –.

–_______ me dejó comprando algunas cosas– respondí –y estoy bien. Si necesito algo, te llamo–.

–Por supuesto, ni lo dudes. Nos vemos, Seba tiene mucha tarea– cortó.

Me tapé con una manta azul hasta el pecho y me acomodé bien en la cama. Suspiré mirando al techo, y le mandé un mensaje a ________, preguntándole cómo estaba y si lo estuvo pasando bien con su familia. No respondió como de costumbre a los dos minutos, así que dejé el celular debajo de la almohada.

Cerré mis ojos y tarareé algunas frases y melodías que tenía en mi cabeza, las haría algún día.

Estoy demasiado contento. Y soy el hombre más bendecido en todo el mundo.

Ayer por la tarde fui a casa de ________, y los dos hablamos con los padres de ella, pidiéndole permiso e informándole de nuestro pequeño plan: mudarnos juntos a una propiedad que compré. No es algo definitivo, ni que ella sí o sí tiene que vivir conmigo, sino poder compartir más tiempo juntos y no depender de terceros, como el hotel, para realizar diferentes actividades. Cabe aclarar que también desde hace tiempo quería vivir en una casa ya que siempre estoy con algo de miedo porque venga el servicio a la habitación, o a alguien se le ocurra tocar la puerta de mi habitación, salir yo y que todos sepan mi ubicación actual, aunque eso de esconderme ya me está importando cada vez menos porque estoy más que bien desconectado de todo ese mundo tan... complicado.

De todas formas obtuvimos positivas respuestas por parte de ambos. La única condición, y que _______ pidió también, fue que Victoria se quede unos días con nosotros, una: porque ellas dos son demasiado unidas, y dos: una excusa de sus papás para poder pasar más tiempo en la casa. Me da igual, yo sólo quiero vivir tranquilo en mi propio hogar y que mejor vivir junto a la mujer que amo, sea dos días o dos meses.

–Amor– ________ se sentó sobre mis piernas –Vic acaba de dormirse–.

– ¿Le siguió doliendo la cabeza? – pregunté preocupado. La pobre estuvo lloriqueando toda la tarde por un dolor horrible de cabeza, y olvidaron de traerle sus medicamentos.

–Se le pasó. Gracias a Dios, porque si no te pediría que vayamos a comprarle algo que le calme el dolor. Lo peor de todo es que no puede tomar una aspirina o ibuprofeno como nosotros–.

–Entiendo– le acaricié la mano –pero está bien y eso es lo que importa. Y si se despierta, vamos a tu casa y buscamos lo necesario. No hay problema–.

–Gracias– besó mis labios y sonrió al separarse –espero que no te moleste que ella esté aquí–.

–Amor– la miré fijo a los ojos –mientras que tú estés bien me da igual lo que yo tenga que hacer–.

Rió –de acuerdo. Te amo– me abrazó fuerte.

–Te amo muchísimo más. ¿Quieres café o tomar algo? –.

–No, gracias– suspiró –me cansé–.

–Y sí. Estuviste jugando todo el día con ella y atendiéndola. Yo me cansé y eso que jugué como una hora y media o por ahí– ambos carcajeamos.

–Lo sé. Es raro...–.

– ¿Por qué? – pregunté.

–Antes pensaba que nuestra familia jamás sería normal por la enfermedad de Vic–.

–Ninguna familia es normal, ________– dije –todas son especiales–.

–Sí, lo sé. Pero mamá siempre nos metió la idea de que porque mi hermana estaba mal, Lisa y yo deberíamos hacer lo posible para que deje de estarlo. Que Victoria se merecía todo y mucho más, sé que es verdad, pero nunca nos enseñaron cómo estar todos unidos. Porque creo que es mucho mejor tener una buena contención, que dar a alguien todos los gustos para que deje de estar mal–.

–Cuando lo único que consigues es hacerle creer a esa persona que todo se supla con cosas y que los sentimientos son lo menos importante– agregué.

–Exacto– me sonrió.

–Bueno... ¡vamos a dormir! Porque te aseguro que tu hermanita a las nueva ya estará levantada y con ganas de hacer muchas cosas–.

–Zayn, se levanta a las ocho– rió.

–Ay no. Bueno, yo me despierto a las nueve. Tú le prepararás el desayuno– contesté haciendo una mueca.

–Me encanta que seas así– nos paramos y me abrazó de la cintura.

– ¿Así cómo? –.

–Hermoso y divertido– nos dimos besos cortos. –Y debes afeitarte, tu barba me molesta–.

Sonreí –pero no me vas a negar que me veo sexy, ¿o sí? –.

–Te vez sexy con o sin una barba, bigote– rió –y te amo igual–.

–Por suerte no estás conmigo por mi físico o dinero– la tomé por la cintura y besé sus labios, mordiendo el inferior.

–Por suerte no sé muy bien la magnitud de tu fama– contestó riendo y acariciando mi mejilla. –Sino todo sería demasiado diferente– rió.

–Te amo, ________– murmuré sobre sus labios.