Capítulo 1

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Los nuevos comienzos son angustiantes, incluso aterradores por no saber lo que te espera, es casi desesperante encontrarse en un nuevo lugar donde casi no sabes nada, que hay una cantidad exorbitante de cosas y personas a las que no conoces. Es como un desafío que a veces tomamos en algún punto de nuestras vidas, eso no quita lo estresante e intrigante que resulta eso. 

Me encontraba desempacando gran parte de mi ropa y pertenencias en mi nueva habitación, la misma era agradable, con una ventana enorme que daba al jardín central y delantero en esta nueva casa, nueva ciudad: San Diego, anteriormente tenia una vida en Medford, Oregón una patética vida, pero una vida al fin y al cabo.

Aún no entiendo del porqué, el repentino cambio de mi madre al mudarnos a esta ciudad, solo sé, que en menos de tres días ya estábamos aquí, la mudanza se realizo rápidamente que me sorprendió bastante, ya había una casa disponible desde hace un  par de semanas para nosotros, el cambio de trabajo de mi madre se hizo apenas hace cinco días atrás al Hospital Estatal de la ciudad de San Diego, y con ello empezó toda la vertiginosa tarea de la mudanza. He logrado descifrar que mi padrastro la convenció, no quise indagar más en el asunto, mis hermanos al igual que yo quedaron algo desconcertados con la idea, mi madre solo nos advirtió que era por cuestiones del trabajo de Joseph, cabe resaltar que él es un agente  mobiliario y que se la pasa fuera de casa semanas enteras por su trabajo y él siempre alega que los viajes fuera de la ciudad son desgastantes. De todas formas es extraño todo este tema para mi.

Después de mi décimo séptimo cumpleaños las cosas empezaron a tornarse algo extrañas en mi casa, mi madre y Joseph (mi padrastro), han estado algo tensos y con peleas regulares casi a diario, he intentado hablar con ella al respecto y lo único que hace es evadir mis cuestionantes. No la he querido presionar, pero es algo que tengo inmerso en mi mente: una curiosidad inquietante y opresora.

Sin darme cuenta el atardecer veraniego en compañía de un ocaso rosa pálido estaba desapareciendo a mi vista y había podido pegar mis posters  de mis bandas favoritas en gran parte de la pared blanca de la habitación, gran parte de mi ropa aún no estaba del todo ordenada dentro del closet y, tenía un montón de cajas de la mudanza por abrir en las que contenían, mis libros, películas, cd's, y cosas de mi anterior habitación que no pude deshacerme, tenia aún muchas cosas por ordenar así que decidí simplemente dejar el resto para la mañana siguiente, puesto que hace solo un par de horas estaba descansando del agotador viaje desde Oregón.

Escuche ciertos murmullos que venían de la sala de estar e inmediatamente escuché la voz de mi madre.

-¡Kellin! Baja por favor - la voz de mamá se escuchó por toda la casa.

-¡Ya voy! - advertí y con una molestia notoria en mi rostro me apresure en bajar y efectivamente ahí estaban mis hermanos, Joseph mi padrastro y mi madre arreglándole el cabello a mi hermana Lauren de 13 años.

-Cielo, iremos a cenar algo fuera, busca una chaqueta o algo, por si el clima cambia ¿Quieres? Te esperamos en el auto y apresúrate. - Ordeno con voz tranquila, obedecí y fui a buscar algo entre mi ropa desempacada.

No me había cerciorado de la hermosa vista que tenía desde mi ventana, la noche estaba cayendo de forma radiante y con ella un espectacular paisaje nocturno podía divisar, las estrellas irradiaban junto con la luz de la luna, aquella vista me generó cierta paz mental y sonreí levemente por eso, la naturaleza casi siempre nos regala imágenes extraordinarias y son de las pocas cosas que te cautiva el alma.

Recordé que me estaban esperando así que sin perder más tiempo tome una chaqueta al azar y salí a zancadas de ahí con dirección a la calle.

Nunca había estado en San Diego, tanto Justin como Gabe  (mis únicos amigos de Oregón), hablaban de lo emocionante que sería ir a la Comic-Con año tras año pero con la escuela y sin el permiso de sus padres casi nunca pudieron hacerlo, cuando ellos supieron que me mudaría aquí, aseguraron que el año siguiente vendrían con la excusa perfecta para visitarme e irnos a la convención. Había perdido la noción del tiempo recordando a mis amigos. Justin era el típico chico gracioso que no puede evitar decir un chiste cada diez segundos o alguna estupidez fuera de contexto, podría estar riéndome junto con él aunque el mundo este acabándose sobre nosotros y eso no me molestaría, él y yo nos conocemos desde el jardín de niños así que eramos muy cercanos, en tanto Gabe se unió a nosotros en cuarto de primaria, cuando se mudó desde Sacramento junto a su abuelo paterno y su madre, Justin lo molestaba por ser el nuevo niño, siempre desordenaba la cabellera castaña de Gabe y le quitaba las acuarelas de la clase de arte y él se enfadaba hasta que un día, Justin sobrepaso los límites y decidió  derramar salsa de tomate en la mochila de Gabe, él lo acuso con la señorita Martins y ella ordenó que Justin se disculpe y le advirtió que avisaría a sus padres si seguía con la misma actitud, Justin evito eso y un posible castigo de su madre, así que desde entonces optó por hacerse amigo del niño nuevo y con ello los tres nos volvimos inseparables durante todos estos años. Mi mirada estaba perdida en las calles de ciudad y tenía los auriculares puestos en volumen moderado mientras escuchaba algo de Coldplay, también podía escuchar las risas de mamá y mis hermanos.

Talking To The Moon (Kellic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora