Capítulo 19

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En cuanto entré por la puerta de mi casa, cerca de las cinco de la tarde me encontré a mi mamá sentada en el sofá leyendo unas revistas de moda actual, en cuanto ella se percato de mi presencia recibí una negativa y reprimenda solo con la mirada, esas de las que demuestran enfado y yo me sabía y conocía a la perfección. De momento no tengo intenciones de lidiar con una madre enfadada.

—Casi todo el día Kellin. — habló en una completa seriedad, dejando de lado sus revistas para dirigir toda su atención en mí.

—Solo estuve con mi amigo ¿Hay algo de malo en eso? Te dejé una maldita nota. No veo necesario tu preocupación. — solté sarcásticamente y salí de la sala con dirección a mi habitación, suficiente había tenido con todo lo ocurrido de hoy.

— ¡Jovencito! Esas no son maneras de hablar conmigo, te he dicho que no me gusta que maldigas en esta casa. ¡Te estuve llamando, todo el día! Y tú ni tus luces ¿Dónde estabas? Debes saber que tú no te mandas solo. — Gritó llamando mi atención, en mi proceso de subir los escalones, ella se encontraba al pie de esta.

—Me hubiera gustado tanto que te preocuparas así por mí, años antes, cuando en verdad necesitaba tu atención y tu preocupación, no ahora que ya no me hace falta ni la quiero. Debes entender que ahora ya no te queda eso ¿Dónde demonios estabas cuando me la pasaba llorando por toda la casa en tu ausencia? Cuando sentía miedo por las noches y tú preferías estar con Edward y Lauren, cuando ellos y tu esposo se robaron a mi madre, esa que es la única biológicamente programada para entenderme y quererme, pero no... siempre ellos fueron más importantes que yo. La primera vez que intenté quitarme la vida, porque tu atención completa estaba en ellos. Solo necesitaba un poco más de tu atención y tú me la negaste, tuve que lidiar con eso y muchas otras cosas que no sabes. ¡Ese papel de madre abnegada! Ahora no te queda... Así que ahórrate tus supuestas preocupaciones que ahora no las necesito.

Grité desde mi lugar y seguí mi paso hacia mi habitación, posteriormente solo escuché los gritos de mi madre llamando mi nombre de forma autoritaria, pero poco me importaba todo eso, al cerrar la puerta de mi habitación di un portazo que resonó de forma estruendosa por toda la casa, puse el seguro para no permitir el paso a nadie y me acosté sobre la comodidad de mi cama.

¡Todo esto es una completa mierda!

Me grité a mí mismo, sacando y arrojando el móvil que se hallaba en los bolsillos de mi pantalón, me revolví el cabello de manera nerviosa en mi afán de tranquilizarme pero eso no funcionaba.

En mis clases de matemáticas tenia la mente distraída pensando en cierto moreno que no ha salido de mi cabeza, tenía el lápiz moviendo de forma repetitiva sobre mis apuntes, tenía como punto de observación la pizarra donde el maestro estaba explicando unos problemas de trigonometría. Deje de tomarle atención desde que recordé nuevamente las palabras de Vic de esa tarde, era como unas diapositivas que se repetían una y otra vez en mi ya confundida y estropeada mente.

— ¿Señor Quinn? — escuché la voz de mi maestro, tardé en reaccionar y lo hice debido a que Alex que se encontraba a lado mío, me chasqueó los dedos para obedecer al maestro.

—Lo siento, ¿decía? —pregunté un poco apenado por mi evidente distracción, a lo que el maestro negó con la cabeza y sonrió ante eso.

— ¿Puede decirme como es la 'Resolución de triángulos oblicuángulos'?

—Eh... Solo es necesario conocer la ley de senos, ley de cosenos y además saber que los tres ángulos interiores de un triangulo suman 180º —contesté seguro de mi respuesta, y ante eso escuche ciertas burlas de mis compañeros pero eso no me afecto en lo absoluto.

Talking To The Moon (Kellic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora