Capítulo 53

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El taxi se estaciono frente a casa. Volver me hacía sentir alguien distinto a diferencia del cómo me sentía un mes atrás antes de ir hacia Oregón, me sentía regenerado y con ánimo distinto al que alguna vez pude haber sentido a lo largo de mi vida y eso me gustaba.

Había arreglado muchas cosas pendientes con mis padres, podría decir que había cerrado con ese ciclo satisfactoriamente y eso sin duda era bueno para mí, lo viese por donde lo viese.

Con mi equipaje en mano me dispuse a entrar a casa con mis propias llaves. Mamá sabía que volvería antes de tiempo a casa, pero no exactamente hoy, así que simplemente no avise de mi llegada.

Tal y como mamá lo había anticipado, la casa estaba por completo redecorada, lo hacía ver con un estilo más moderno y sutil, mucho más al estilo de mamá con un decorado fresco. Obviamente me encantaba.

Pase por el vestíbulo y no había rastro de nadie, todo la casa estaba en completo orden pero inmediatamente me guié por una voz bastante aguda y deje mi equipaje al pie de las escaleras para seguir aquella melodía acompañada de la voz de mamá. Entre en la cocina y ahí estaba ella, con un delantal y tarareando una vieja canción de Madonna, la favorita de mamá, sin duda.

Era agradable estar en casa, sentir todo ese calor de hogar inigualable, jamás pensé llegar a decir todo esto, jamás creí extrañar tanto a mi familia por el corto tiempo de ausencia aunque solo haya resultado ser un poco más de un mes. Simplemente era bueno estar de regreso.

— ¿Esa canción no es de los ochenta? —interrumpí abruptamente. Mamá dio un salto ligero por el susto que le había provocado, con el cuchillo en su mano derecha y la izquierda presionaba su pecho con delicadeza, se giró para verme.

— ¡Dios Santo! Kellin, me asustaste. No vuelvas hacer eso nunca más —advirtió primeramente antes de sonreír ampliamente al verme, acción que correspondí de inmediato —. ¡Cariño! ¡Qué lindo es tenerte de regreso! —chillo en completa emoción, dejo el cuchillo de lado y se lanzó hacia mí con un abrazo bastante cálido.

—Si mamá... también te quiero, pero en verdad no puedo respirar muy bien.

—Lo siento cielo —dejo el abrazo de lado y sentí como esa mirada con la que me observaba se llenaba de un brillo inconfundible. Ella estaba feliz de verme y eso hacía que mi corazón empezara a sentir esa sensación cálida que siempre había necesitado de ella —¿ Porque no avisaste que hoy estarías de regreso? debí haber ido por ti.

—Siento no avisar, solo quise sorprenderte y vaya que lo hice —me encogí de hombros y me apoye en el mármol del mesón —. La casa está muy linda, la decoración te quedo perfecta —alague.

—Cariño ¿En serio, te gusta?

—Claro ¿Por qué no habría de gustarme? Es bueno estar aquí.

—Gracias mi vida, ven quiero mostrarte como quedaron las habitaciones, la sala. También tienes que contarme como te fue allá, que hiciste, como se portó tu padre contigo...

— ¡Kells! ¡Kells! —la voz inconfundible de Lauren resonó por toda la casa, en cuanto ella ingreso a la cocina y posteriormente solo me vi envuelto de su frágiles brazos.

— ¡Hey, diminuta rata! No voy a huir —dije solo al ver que literalmente me sentía atrapado con sus brazos, mamá rió y Lauren me dio un golpe en el estómago antes de soltarme.

— ¿Con que diminuta rata, eh?

— ¡Lo dije con cariño! —me excuse.

—Bienvenido a casa cariño —dijo mamá y por primera vez en mi vida me sentí bien después de mucho tiempo.

Talking To The Moon (Kellic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora