Don't speak

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Hush hush, darling ~ Don't speak

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Cuando Allison llegó al instituto ese día, no tardó en darse cuenta de que Stiles y Lydia entraron cogidos de la mano unos minutos después que ella.

No sonreían, pero se los veía calmados. Ambos tenían ojeras y Lydia estaba más pálida de lo normal, sin embargo, a ninguno parecía importarle. Tampoco parecía importarles que mucha gente se los quedara mirando conforme avanzaban por el pasillo, sus manos todavía entrelazadas.

El día anterior, la manada había tenido un episodio cercano a la muerte para más de uno, sobre todo para Stiles. Sin más defensa que su bate, se había adentrado en el bosque a perseguir a la bestia a pesar de los gritos de advertencia de sus amigos.

Allison aún podía escuchar el grito de Lydia resonar en su cabeza cuando todos presenciaron el zarpazo que le dio el animal a Stiles en la costilla. Lo vieron derrumbarse y quedarse inmóvil sobre el suelo húmedo. Ninguno sabía si habría sobrevivido a aquello.

Llegaron a sus respectivas taquillas, y solo entonces Stiles y Lydia soltaron sus manos para poder coger los libros de la primera clase.

Allison se acercó juntos a ellos y pudo ver cómo se volvían a agarrar de la mano nada más cerrar sus taquillas tras de sí. Lo hizo lo más disimuladamente posible, pero su mirada se mantuvo fija en sus amigos hasta que estos desaparecieron por la puerta de la clase, dejándola únicamente con sus pensamientos en el pasillo.

Sin embargo, no hizo ningún comentario en todo el día respecto a lo que vio esa mañana.

Cuando Scott entró en clase y se dirigió a su sitio habitual al lado de Stiles, se dio cuenta de que este ya estaba ocupado por cierta rubia rojiza de ojos verdes.

Stiles y Lydia estaban hablando en voz baja. Solo alguien con habilidades especiales de hombre lobo podría ser capaz de percibir las palabras que él le susurraba en el oído. Eran palabras dulces que transmitían seguridad a cualquiera que las escuchara. El oído de un hombre lobo también podría percibir las respuestas de ella; promesas de que nunca más dejaría que nada malo le ocurriera al chico.

A partir del momento en que Stiles cayó al suelo, todo comenzó a ir a una velocidad extrema. Scott vio por el rabillo del ojo cómo una figura pelirroja se arrodillaba ante el cuerpo inmóvil del chico y le agarraba de la cara mientras lloraba.

Solo el hecho de pensar que su mejor amigo podría estar muerto por culpa de aquella bestia le dio la fuerza necesaria para lanzarse contra el animal con toda la ira de su cuerpo. No tardó en derribarlo definitivamente unos minutos después, y en seguida corrió hacia sus amigos, que estaban todos alrededor de Stiles.

Scott nunca podría olvidar el suspiro de alivio que salió de la boca de Lydia cuando Stiles finalmente abrió los ojos. El llanto de la chica pasó a ser de terror a consuelo en cuestión de segundos.

Sin preguntar siquiera, Scott se sentó en el sitio que normalmente pertenecía a Lydia y siguió contemplando cómo sus dos amigos se confesaban una y otra vez todas las palabras que nunca se habían atrevido a decirse a lo largo de los últimos años.

Sin embargo, Scott no hizo ningún comentario en todo el día respecto a lo que presenció esa mañana.

Cuando Kira se sentó junto a sus amigos en la cafetería, lo primero que notó fue la forma en que Stiles estaba mirando a Lydia. Se habían sentado frente a frente y, cada cierto tiempo, uno de los dos levantaba la vista para dirigirla hacia el otro.

Se miraban como nunca antes lo habían hecho; inspeccionando cada rasgo del rostro del otro como si fuera la última vez que fueran a ver sus caras y quisieran memorizar cada detalle.

Kira podía ver en los ojos de Stiles un brillo que sabía solo podía causar Lydia. Al chico se le iluminaban los ojos con tan solo posar su mirada sobre ella. Por supuesto, lo mismo ocurría con Lydia cuando lo miraba a él. Parecía como si se dieran cuenta de que el mundo era un poquito mejor con tan solo mirarse.

Todos se subieron al coche y comenzaron a alejarse del bosque con Scott al volante. Kira se sentó en la parte trasera junto con Lydia, y entre ambas sujetaron el débil cuerpo de Stiles, que ya no aguantaba más tiempo erguido.

Por mucho tiempo que pasara, Kira nunca podría borrar la imagen de los finos dedos de Lydia recorriendo todo el rostro de Stiles. Los deslizó en apenas una caricia desde el nacimiento de su pelo hasta su barbilla, pasando por sus párpados cerrados, su nariz y sus labios.

La respiración de Stiles era lenta, apenas imperceptible, pero Kira podía notar que no se debía a que el chico hubiera estado a punto de morir unos minutos antes, sino más bien porque se encontraba a salvo entre los protectores brazos de Lydia.

En un momento determinado, tanto Stiles como Lydia levantaron la vista a la vez y se miraron a los ojos. Kira pudo ver las pequeñas pero firmes sonrisas que se regalaron en cuanto sus miradas se encontraron. Sonrisas que escondían mucho más que un simple gesto.

Sin embargo, no hizo ningún comentario en todo el día respecto a lo que vio durante la hora de comer.

Cuando Isaac los acompañó hasta el aparcamiento del instituto, en seguida pudo ver cómo Stiles posaba su mano en la parte baja de la espalda de Lydia y la atraía hacia sí. Ella no se opuso cuando el chico subió su brazo y le apartó un mechón de pelo de la cara justo antes de estrecharla entre sus brazos.

Parecían haber olvidado que estaban en público, pero realmente a nadie le extrañaba ya a esas alturas ver a Stiles y Lydia abrazados.

Nada más apagar el motor, Isaac abrió la puerta del copiloto y ayudó a las chicas a bajar a Stiles del coche. Estaba consciente, pero caminaba con dificultad. Después de discutirlo durante el camino, habían decido que lo llevarían a casa de Lydia, más que nada porque ella no habría aceptado otra opción como válida.

Isaac tenía grabadas en la memoria las palabras tranquilizadoras que le susurraba Lydia a Stiles al oído mientras entre todos lo tumbaban sobre la cama de la chica.

Lydia les dio las gracias por ayudarla a subir al chico hasta su cuarto, pero todos vieron en su mirada que quería quedarse a solas con él. Así que se fueron, dejando a ambos solos para que pudieran decirse todo lo que deberían de haberse dicho mucho tiempo atrás.

Se despidieron de sus amigos y Isaac no se movió del sitio hasta que el Jeep se perdió completamente de vista por la carretera.

Sin embargo, no hizo ningún comentario en todo el día respecto a lo que había visto hace unos momentos.

Cuando Natalie llegó a casa después de trabajar, se encontró con la imagen de su hija tumbada en el sofá con la única compañía de Stiles, que la rodeaba con un brazo. Los dos se habían dormido, y sus respiraciones encajaban a la perfección; lentas pero firmes la una contra la otra.

Natalie se levantó de la cama en cuanto escuchó las voces y se encontró con Lydia y sus amigos llevando a Stiles hasta el cuarto de la chica. Justo antes de irse, Allison le aseguró que todo estaba bien, que no tenía de qué preocuparse.

La mujer nunca olvidaría las palabras que oyó pronunciar a su hija cuando se alejó de nuevo hacia su habitación. Nunca olvidaría el 'te quiero' que escuchó, seguido de un casi inaudible 'yo también te quiero' por parte de Stiles.

Se quedó unos segundos mirando a la pareja, dejándose envolver por la paz que irradiaban. Lentamente, cerró la puerta del salón, dejándolos solos por fin después de tanto tiempo.

Sin embargo, Natalie no hizo ningún comentario en todo el día respecto a lo que acababa de ver en el salón de su casa.

Stydia Oneshots <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora