Human

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Oh, love your flaws and live for your mistakes
Beauty's on the surface wearing thin
Come closer show the marks upon your skin

~Human

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Solo habían pasado dos semanas. Ya habían pasado dos semanas. Lydia no sabía cuál de las dos perspectivas era menos dolorosa. Seguramente ninguna, pero al menos había conseguido salir de la cama, cosa que no podía decirse de todo el mundo.

Los primeros días habían sido una auténtica pesadilla. Literalmente, cada vez que se distraía o no conseguía centrar su atención en las pequeñas cosas con las que su madre trataba de mantenerla ocupada, la mente de Lydia volaba de vuelta a aquel momento en que los Oni habían acabado con la vida de su mejor amiga. Se sentía interminablemente apagada y no era capaz de ver la luz más allá de la oscuridad en la que estaba sumida.

Isaac ni siquiera había considerado la posibilidad de permanecer en Beacon Hills. Cuando Argent le había ofrecido la opción de que se marchara con él a Francia, no se lo había pensado dos veces. Lydia no podía culparlo.

La actitud de Scott era tanto preocupante como esperada. Claro que había llorado la muerte de su primer amor, pero parecía como si al día siguiente hubiese corrido una especie de velo entre lo sucedido la noche anterior y el presente. Ese velo no era lo suficientemente tupido como lo pintan, ya que todo el mundo podía ver cómo Scott seguía sufriendo, pero a su vez trataba de mantenerse fuerte. Seguramente se debiera a su condición de alfa; no podía permitirse perder la compostura cuando tanta gente dependía de él. Lydia desearía poder quitarle aunque fuera una parte del peso que sabía que cargaba sobre sus hombros, pero Scott no estaba dispuesto a dejarla ayudarle. Sin duda, eso no era tanto una virtud como un defecto.

Y luego estaba Stiles. De los cuatro, era el que había tenido una relación no tan estrecha con Allison, aunque habían sido buenos amigos. No obstante, era el único que todavía no había pasado página. Nadie lo había hecho, en realidad, pero Stiles no había conseguido salir un solo día de su casa en catorce días. Estaba mal, alarmantemente mal.

Era por eso que Lydia se dirigía a casa de los Stilinski, como había hecho durante los últimos cinco días. Las dos primeras veces, Stiles ni siquiera le había dirigido la palabra desde debajo de las sábanas. La tercera, se lo había encontrado durmiendo, lo que al menos era un progreso respecto a los días anteriores. El cuarto y quinto día había respondido de vez en cuando a la conversación que Lydia intentaba darle, pese a que realmente no podía llamarse conversación cuando una de las dos personas tan solo contesta con simples monosílabos.

Lydia estaba bastante preocupada por el estado de Stiles, y aunque le dolía que el chico no pusiera de su parte para tratar de salir del pozo en el que se encontraba mientras que los demás sí que lo intentaban —cada uno a su manera—, sabía que Stiles sentía algo que el resto no podía llegar a comprender: el sentimiento de culpa. Había sido por él que sus amigos habían acudido en su ayuda, tanto para salvar a Lydia como para salvarlo a él.

Lydia lo conocía demasiado bien como para saber que pensaba que si no hubiese dejado que el Nogitsune se hiciera con su cuerpo y su mente, nada de aquello hubiera pasado. Se estaba ahogando en su propia culpa, y Lydia no sabía cómo hacerlo parar. Y hasta que descubriera la forma de ayudar a Stiles, tendría que valer el hecho de ir a visitarlo todos los días a su casa, aunque fuera para cerciorarse de que seguía comiendo.

—Hola, Lydia —la saludó el Sheriff en cuanto este abrió la puerta principal—. Adelante.

—Hola. —Lydia se frotó los brazos nada más entrar, una señal de impaciencia pero también de desesperación—. ¿Qué tal está Stiles? Dios, perdón, qué maleducada. ¿Cómo estás? Sé que tampoco es fácil para ti y...

Stydia Oneshots <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora