Stydia Oneshots <3

Welcome Christmas

FELIZ NAVIDAD!!!!
En este día tan especial me ha parecido una buena idea subir un oneshot un poco más cursi(?) y tierno porque los Stydia feels navideños son muy reales. Es lo que tiene esta fecha, que todo es bonito, y Stydia no podía ser menos.
Bueno, espero que os guste *-*

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Welcome Christmas, bring your cheer
Fahoo fores dahoo dores
Welcome all who's far and near

~ Welcome Christmas

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Lo que despertó a Stiles y a Lydia aquella mañana no fue el despertador. Tampoco fue el teléfono, ni los llantos del bebé que dormía en la cuna a su lado. No fue ninguna de las cosas que solían despertalos cualquier otro día del año.

Esta vez, lo que hizo que los dos abrieran los ojos casi al mismo tiempo fueron unas pisadas que corrían por el pasillo de la casa. Pertenecían a unos piececitos pequeños, dos pares de piececitos, para ser exactos.

Stiles y Lydia se miraron a los ojos y se sonrieron justo antes de que la puerta de su cuarto se abriera y dos pequeñas criaturitas entraran corriendo, con la alegría inhundando sus rostros. La niña, de seis años, llevaba de la mano a su hermanito, tres años más pequeño que ella. Entre gritos de emoción y alegría, ambos niños escalaron como pudieron a la cama de sus padres y se lanzaron encima de ellos. Al fin y al cabo, era 25 de diciembre.

-¡Ya es Navidad! -gritó Emma abrazando a su padre.

-¡Navidad! -dijo Luca, que últimamente no hacía más que repetir todo lo que decía su hermana.

Lydia rio y se incorporó un poco para poder alargar los brazos y coger al niño, que le devolvió el abrazo con una sonrisa. Stiles, por su parte, apartó con cuidado a Emma y se levantó de la cama para dirigirse a la cuna que tenía a su lado de la habitación. Se asomó y vio los verdes ojos de Joey, que ya estaban abiertos y lo miraban con curiosidad. Al ser el pequeño de tres, todo lo que hacían sus hermanos le interesaba y siempre estaba pendiente de lo que ocurría a su alrededor, como si quisiera aprender. Y tan solo tenía un añito recién cumplido.

Stiles alzó a Joey en brazos y volvió a la cama. Ahí estaban los cinco, en una mañana que solo se podía disfrutar una vez al año, y que por eso esperaban con tanta paciencia e ilusión 365 días.

Para Stiles y Lydia era una fecha más significativa todavía, pues había sido en la época de Navidad de diez años atrás cuando habían empezado a salir oficialmente como pareja. Y luego, cuatro años después, se habían casado también por aquellas fechas. Por si fuera poco, Joey, el pequeño de sus hijos, había nacido tres días antes de Navidad un año atrás. En definitiva, aquel día era muy esperado en la familia Stilinski Martin.

-¿Ha venido Santa Claus? -preguntó Luca con su habitual impaciencia. Eso lo había sacado de su padre.

-Habrá que bajar al comedor para averiguarlo, ¿no creéis? -preguntó Lydia tras darle un sonoro beso al pequeño.

Los dos niños gritaron de emoción y saltaron de la cama para ir al comedor sin perder tiempo. El bebé, todavía en brazos de Stiles, agitó sus manitas en la dirección en que sus hermanos habían salido: él también quería bajar a abrir los regalos. Stiles y Lydia rieron.

-Feliz Navidad, Lyds -le dijo Stiles acercándose a ella.

-Feliz Navidad, cariño -respondió Lydia.

Juntaron sus labios en un beso corto pero intenso y se levantaron de la cama para reunirse con sus hijos. Cuando llegaron al comedor, Emma ya estaba leyendo las tarjetas de todos los regalos en voz alta para explicarle a Luca cuáles eran para cada uno. La niña ya había empezado a hacer su montón con los regalos que iban dirigidos a ella, y cuando acabó ayudó a su hermano.

-¡Mirad! -Emma señaló a su montón de paquetes envueltos. -¡Todos estos son para mí!

-Vamos, Em, ábrelos -la animó Stiles cuando se acercó al árbol. -Te están esperando.

La niña sonrió mostrando sus dientecitos y algunas mellas de los que ya se le habían caído, y se lanzó sobre sus regalos. Lydia la contemplaba con una sonrisa, pues le recordaba a Stiles. Era curiosa y no paraba quieta y, al igual que Luca, no podía ocultar su impaciencia a veces. Joey, por el contrario, era más calmado, aunque igual de curioso que los mayores. Stiles no se cansaba de repetir que era un calco de Lydia y que iba a ser un pequeño genio cuando creciera, al igual que su madre.

-¡Una bici! -exclamó Emma cuando se deshizo del papel de regalo del paquete más grande de todos.

Lydia se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.

-Y sin ruedines, Em -apuntó Stiles. -Cuando quieras te enseño a montarla.

Emma y Luca siguieron abriendo sus regalos. Ambos recibieron muchos juguetes, pero Luca se quedó encatado con su nuevo bate de béisbol. Lo que Lydia decía, igualito que su padre. El pequeño Joey recibió montones de peluches y juguetes que empezó a abrazar en cuanto salieron de su envoltorio.

Con los tres niños sentados frente al árbol de Navidad disfrutando de la mañana con sus nuevos regalos, Stiles se acercó a Lydia, que estaba sentada en el sofá. Ellos tenían una tradición un tanto distinta al resto: se daban los regalos por la tarde. Siempre lo habían hecho así y, de este modo, podían disfrutar viendo a sus tres pequeños jugar por la mañana.

-Tenemos los niños más bonitos del mundo -le susurró Stiles a Lydia al cabo de un rato.

Ella se inclinó ligeramente, lo suficiente como para poder apoyar su cabeza sobre el hombro de su marido, en el hueco del cuello.

-Lo sé -dijo con una sonrisa y sin apartar la vista de los niños.

-Y yo tengo a la chica más bonita de todas -añadió él mirándola al fin.

Lydia alzó también la vista y miró a Stiles a los ojos. Los mismos ojos que había mirado diez años atrás, cuando todavía no era consciente de lo loca que estaba por ese chico. Hasta que, de pronto, un día comprendió que era Stiles la persona a la que había estado buscando tanto tiempo, y ella había sido tan necia de no darse cuenta de que la tenía delante de sus narices. Eso había sido en Navidad, claro.

Lydia le pasó una mano por la nuca para atraerlo hacia sí y besarlo con ternura.

-Te quiero.

-Yo también te quiero.