Stydia Oneshots <3

Make you feel my love

Este oneshot es la continuación del que publiqué hace unas semanas, "Perfect two". Quizás queráis pasaros antes de empezar a leer este para ver cómo acababa :3

Se lo dedico a mi queen Javivi porque hoy es su cumpleaños y se merece todo lo bueno del mundo. Te quiero, cielo.

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I'd go hungry; I'd go black and blue,
I'd go crawling down the avenue.
No, there's nothing that I wouldn't do
To make you feel my love.

~ Make you feel my love

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Lydia entró en casa delante de Stiles, quien se encargó de cerrar suavemente la puerta tras él para no alterar más a la chica de lo que ya estaba. La siguió hasta la cocina, donde ya se había servido una copa de vino tinto. Sin ofrecerle otra a él, se giró para mirarlo y dio un trago antes de hablar.

-No me puedo creer que mi padre se haya gastado todo el dinero de nuestra boda en un barco -dijo Lydia con los ojos llenos de rabia. -Sabía que no le importaba mucho, pero no imaginé que me haría esto.

Acababan de venir de cenar con el padre de Lydia, con quien ella no había mantenido apenas relación desde que su madre y él se divorciaron años atrás. Habían quedado con él para contarle que se habían prometido y para pedirle el dinero que había ido ahorrando para la boda de su hija, como hacían todos los padres. Sin embargo, cuando le soltaron la noticia, él simplemente les dijo que ese dinero ya no existía. Y tan tranquilo.

-Vamos, Lyds -dijo Stiles acercándose a ella. La abrazó suavemente y Lydia apoyó la mejilla contra su pecho. -No es el fin del mundo.

Stiles podía apoyar perfectamente su barbilla sobre la cabeza de su novia, cosa que le encantaba.

-No, no es el fin del mundo, pero ahora no tenemos dinero para casarnos, Stiles. ¿No lo ves?

Stiles la cogió de los brazos y la alejó un poco de él para mirarla a la cara. Le apartó el mechón de pelo que le caía por la frente y le tapaba sus preciosos ojos verde esmeralda. Suspiró.

-Eso no es del todo cierto -confesó. -La verdad es que yo tengo un poco de dinero ahorrado con el que podríamos pagarnos la boda.

Los ojos de Lydia se iluminaron tímidamente e inclinó la cabeza hacia un lado.

-¿Cuánto es "un poco de dinero"? -preguntó.

Stiles se rascó la nuca y apretó los labios en una fina sonrisa. Lo cierto era que se trataba de una cantidad considerable de dinero. Lo había ido ahorrando desde su primer trabajo como paseador de perros del vecindario a los diez años. Cada centavo que había ganado a lo largo de su vida estaba en esa cuenta, y ni siquiera Roscoe había tenido el privilegio de ser reparado ni una sola vez. El motivo era que Stiles había preferido reservar prácticamente todas sus ganancias para la vida que formaría en el futuro; para su boda, su casa, sus posibles hijos, etc. Nunca se lo había dicho a nadie, pero siempre esperó que la mujer con la que compartir ese dinero fuera Lydia.

Stiles se inclinó sobre su oreja y le susurró al oído la cifra. El cuerpo de Lydia se tensó al instante y, cuando Stiles se apartó, vio que tenía una enorme sonrisa en el rostro.

-Cariño, con ese dinero podemos celebrar una boda por todo lo alto -dijo Lydia emocionada. -Incluso puede llegar a ser mejor de lo que había imaginado.

Al escuchar sus palabras, Stiles dio un paso hacia atrás.

-Pero, Lyds, no pretenderás que gastemos todo lo que tengo ahorrado en una boda, ¿verdad? -preguntó con aire preocupado.