Stydia Oneshots <3

Missing you

Tell you that I've been missing you more than words can say,
And that I've been thinking about it every day.

~ Missing you

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Quedaban apenas diez minutos para las ocho, hora a la que habían quedado para verse en casa de Lydia. Era la primera vez en un año que la manada se iba a reunir de nuevo y, Lydia no iba a mentir, estaba nerviosa. Desde que se habían graduado en el instituto, no había habido una sola vez en que hubieran estado todos juntos de nuevo, así que las expectativas por aquella noche eran altas.

A lo largo de ese primer año de universidad, Lydia había visto a casi todos los miembros de la manada en algún momento u otro. Porque, por sorprendente que pareciera, Lydia había sido la única de todos ellos que no se había ido a otro estado tras la graduación. Scott se había trasladado a Seattle a estudiar Veterinaria y Kira estaba en Portland -cerca de su novio- para dedicarse al baile. Ambos habían vuelto a Beacon Hills para visitar a sus familias en las vacaciones de Navidad o incluso en Pascua, así que Lydia había quedado con ellos para ponerse al día. Incluso había visto a Malia, que estaba estudiando Arte Dramático en Nueva York y había vuelto a casa para ver a su padre en su cumpleaños.

Lo dicho, todos habían vuelto a casa en algún momento, menos Stiles. Él estaba estudiando Criminología en Nueva York, donde compartía piso con su novia, Malia, y Lydia llevaba sin verlo desde aquel día en que todos fueron a despedirlo al aeropuerto. Ella había sido la última en decirle adiós antes de que cruzara las puertas que los separarían en miles de kilómetros a partir de entonces. En ese momento no hubo lágrimas, Lydia se había prometido no llorar delante de él, pero en cuanto llegó a su casa ya no hubo nadie que pudiera verla, así que dejó que las lágrimas se derramaran solas. Pensaba que no conseguiría superar la partida de Stiles, pero el destino quiso que Jordan Parrish le pidiera una cita y, un mes después, estaban saliendo.

El timbre sonó y Lydia se detuvo en su tarea de acabar de servir las bebidas para mirar directamente a la puerta desde la distancia, como si así pudiera abrirla. Con pasos torpes pero con una sonrisa pintada en el rostro, llegó hasta allí y se encontró ante ella a Scott y Kira, que la abrazaron a la vez, estrujándola entre ambos. Ni siquiera le dio tiempo a invitarlos a pasar, porque en seguida apareció Malia por detrás de ellos y los saludó a todos con otro abrazo. Lydia miró por encima de su hombro, esperando encontrar a Stiles con ella, pero había venido sola. Cuando sus tres amigos entraron a la casa, Lydia miró a izquierda y derecha antes de cerrar la puerta tras de sí.

Unos minutos después, volvieron a llamar a la puerta y Lydia abrió con un poco más de seguridad que antes. Ante ella estaba Isaac con su media sonrisa, que había volado desde Inglaterra para no perderse la reunión de la manada. Lydia saltó a sus brazos y sus gritos de alegría hicieron que Scott, Malia y Kira salieran corriendo a recibirlo también. Volvieron a pasar al salón a ponerse al día mientras esperaban a la única persona que faltaba.

Quince minutos después, el timbre sonó por última vez. Solo cuando Lydia tuvo la puerta completamente abierta ante ella y se quedó mirando al chico que le sonreía torpemente desde el otro lado, se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración desde que se había levantado del sofá. Ahí estaba, exactamente igual a como lo había visto la última vez, hacía un año. Se miraron a los ojos y Lydia no se permitió pensar en las lágrimas que habían llevado su nombre cuando se marchó tan lejos de ella.

-¿No vas a saludarme, Lyds? -preguntó Stiles al fin, exhibiendo una sonrisa de esas que la chica tanto había echado menos sin ser realmente consciente de ello.

Sin necesidad de más, Lydia se lanzó a sus brazos y enterró la cara en su pecho, dejando que Stiles la envolviera en su abrazo a la vez que le pasaba una mano suavemente por el pelo y la estrechaba contra él con la otra. Inspiró su aroma y no se sorprendió al darse cuenta de que era exactamente el mismo de siempre, lo que solo consiguió que la sensación de que todo volvía a estar como siempre se acentuara.