Wildest dreams

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Say you'll remember me.

~ Wildest dreams

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"Te espero en el parque dentro de media hora".

Lydia leyó el mensaje una última vez antes de salir de su casa sin avisar a su madre. No podía hacerlo, no teniendo en cuenta lo que estaba apunto de hacer. Nadie podía saber que estaba dispuesta a arriesgar lo poco que tenía por reunirse con él, el chico que había puesto su mundo patas arriba en apenas dos semanas. 

Y es que, desde que el nogitsune lo había poseído, el día a día de cada uno de los miembros de la manada de Scott se había convertido en una constante búsqueda de un método para ahuyentar al zorro que ahora vivía dentro de él. Mientras no dieran con una solución, el nogitsune iría expandiendo su fuerza, y el espíritu humano del Stiles bondadoso que todos conocían se reduciría hasta no quedar nada de él. Nadie quería que eso pasara, mucho menos Lydia.

Pero parecía que esa búsqueda estaba llegando a su fin poco a poco, porque Deaton había dado con una posible forma que podría acabar con el nogitsune y devolverles a Stiles. Solo tenían que conseguir atraparlo. El problema era que, por mucho que Lydia quisiera recuperar a Stiles, a su Stiles, ella sentía una ligera compasión por el Stiles vacío que tanto daño había causado en tan poco tiempo.

Nadie lo sabía, pero el nogitsune había pasado por casa de Lydia más de una vez, y allí habían hablado de cosas que la chica había prometido que jamás contaría al resto de la manada. Al principio se había sentido aterrada y había intentado llamar a Scott cuando vio la figura de Stiles en su casa, un Stiles que estaba lejos de ser el flacucho y sarcástico chico de la sonrisa torcida que hacía que Lydia se derritiera por dentro con solo mirar sus ojos, cosa que nunca había admitido a nadie más que a su consciencia. Sin embargo, el nogitsune la detuvo y le explicó que solo quería hablar con ella; no pretendía hacerle daño. Así que, muy lentamente, Lydia sacó la mano del bolsillo donde tenía el móvil y esperó a que él hablara.

Le contó que, durante los cien años que el espíritu llevaba vagando por la Tierra, nunca antes se había sentido tan aferrado a un cuerpo como se sentía al de Stiles. También le contó que la mayoría de las veces que despertaba el miedo y causaba la destrucción allá por donde pasaba, algo dentro de él -la parte humana de Stiles que luchaba por salir a la superficie- le arañaba en el estómago y le pedía que parara. Quería hacerlo, quería parar, pero no podía, no cuando su único alimento era el caos, el dolor y el sufrimiento. Así pues, Lydia comprendió que, al igual que todo humano tiene una parte vulnerable e indefensa, el nogitsune también la tenía. Y en el momento en que se dio cuenta de eso, un lazo invisible se había creado entre el espíritu y Lydia. Un lazo débil, pero un lazo al fin y al cabo.

Nunca había hablado de las confesiones del nogitsune con nadie, más que nada porque sentía que era algo entre ellos dos. Si, de entre todas las personas, la había elegido a ella para contárselo, Lydia no estaba dispuesta a que nadie más se enterara.

Cuando llegó al parque donde habían quedado, vio al chico sentado en un banco, de espaldas a ella. Llevaba una de las típicas camisas a cuadros de Stiles, sus vaqueros e incluso sus converse negras. Cualquier persona hubiera jurado que se trataba de él; solo alguien que lo conociera de verdad habría notado la diferencia. En condiciones normales, Stiles estaría moviendo nerviosamente una pierna, pasándose la mano por el pelo o frotándose las manos. El Stiles que Lydia tenía ahora delante estaba impasible, calmado y sereno. Solo se movió cuando la vio acercarse.

Stydia Oneshots <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora