Capítulo veintitrés.

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De todas las cosas que hubiesen podido hacer que no llevásemos a cabo el plan, como suele suceder, termino ocurriendo la única que no se me había pasado por la mente.

Un micro segundo antes de abalanzarme contra el Crank junto la puerta una figura encapuchada irrumpió de la nada por una de las ventanas rotas. Cayó con estrépito contra el suelo, incorporándose enseguida y blandiendo un cuchillo. Paralizada, observe como el sujeto se bajaba la capucha y la luz de Luna que se filtraba le iluminó la cara.

Jorge.

Antes de poder sentirme aliviada o alarmada, más personas se colaron por la ventana. Los Cranks a mi alrededor comenzaron a despertarse, como si estuviese en una nebulosa oí a lo lejos los gruñidos e indicaciones de Barkley, pero habían reaccionado demasiado tarde. Como si todo hubiese estado calculado y organizado, Jorge y los demás despojaron a Cranks de sus armas, los arrinconaron y ataron.

Sin embargo, no fue hasta ver la cara que ansiaba encontrar para por fin salir de mi escondite. Me temblaba todo el cuerpo.

Como si hubiese pronunciado su nombre en voz alta, Newt se volvió hacía mí, desde el otro extremo del recinto. Su cara se contrajo de alivio y, en grandes zancadas, cruzo la distancia que nos separaba y llego junto a mí, envolviéndome en un rápido abrazo. Frenético, no dejaba de lanzar preguntas al tiempo que buscaba con la mirada posibles heridas en todo mi cuerpo.

-¿Que te han hecho? ¿Que te sucedió en la cara? ¿Estas bien?

Quise tranquilizarlo pero no me salían las palabras. Él, aunque algo más sucio y con sus ropas rasgadas se encontraba en perfecto estado. El alivio que eso suponía amenazaba con hacerme desmayar.

Antes de poder decir algo mi atención se desvió al grupo de Cranks atados y acorralados. Mi mirada se encontró con la de Luke, tan maniatado como los demás

-¡Eh!

Me aparte de Newt, ya tendría tiempo para hablar con él más adelante. Me acerque a Jorge, quien vigilaba a Barkley desde cerca. Este desvió la vista hacía mí, dedicándome una sonrisa torcida.

-Pero si es la princesa en apuros. ¿Te han tratado bien esta manga de inútiles?

-Debes soltarlo. --Dije, sin reparos. Ante la mirada incrédula de Jorge señale a Luke.

-Ni lo sueñes.

-Él no pertenece aquí.

-Es un maldito Crank, este es su lugar.

-No.

Jorge me dedico su mejor mirada asesina. No aparte mis ojos de los suyos, trasmitiendo mi firmeza.

-Iba a ayudarme a escapar. --Añadí. Jorge seguía con su mirada imperturbable. --No me iré de aquí sin él.

-¿Que garlopas dices?

La voz de Minho, incrédula e irritada, se alzo sobre la mía. Me di la vuelta y lo observe. No había reparado en él hasta ahora. Al igual que Newt, parecía estar en perfectas condiciones, pasando por alto el cansancio de sus ojos, la suciedad y sus ropas desgastadas.

-Hemos arriesgado nuestra maldita vida para venir aquí y salvarte ¿y ahora dices que no quieres irte?

-Dije que no me iría de aquí sin él. Además, no recuerdo haberles pedido salvarme.

Era arrogante y soberbia, pero Minho solía sacar lo peor de mi personalidad. Oí a Jorge resoplar y mascullar unas cuantas maldiciones y aunque Minho seguía mirándome con furia, no cedí un ápice.

-Por lo que veo él también viene con nosotros. --Dije, señalando a Jorge. --Y también es un maldito Crank. ¿Cual es la maldita diferencia?

Como nadie me contesto, lo tome como mi victoria.

Tendí una mano en dirección a Minho, haciendo un ademán hacia el cuchillo que tenía en su mano. Echando chispas por los ojos terminó entregándomelo.

Corté las ataduras de Luke y lo ayude a incorporarse. No sonreía, pero en sus ojos había una chispa de emoción.

-¡Traidores!--Rugió Barkley. Su mirada encolerizada danzaba entre Luke y Jorge.

-No eres quien para hablar de valores, hermanito. Secuestrar no es señal de una buena educación. --Repuso Jorge.

-¿Que haremos ahora?--Inquirió Aris. Estaba apoyado contra una pared, con la mirada fija en la puerta. --Ya tenemos a ______. ¿Ahora es el turno de buscar a Thomas?

-¿Thomas?--Repetí. Con un rápido vistazo a mi alrededor confirme el hecho de que, efectivamente, Thomas no se encontraba aquí, al igual que Brenda.

-Después de la explosión, Thomas y Brenda tomaron un camino diferente. --Me respondió Aris. --Según lo estima Jorge, no deben estar tan lejos.

-¿No deberíamos pasar la noche en un lugar seguro y buscarlos mañana?--Opinó alguien. --Este lugar me pone los pelos de punta en el día, ni hablar ahora en la noche.

-Brenda no es estúpida. --Murmuró Jorge. --En este momento debe estar escondida y si, buscarlos ahora es un riesgo innecesario. Retomaremos la búsqueda cuando salga el Sol. Ahora, cada uno busque un lugar cómodo y duerma un par de horas.

-¿Pasaremos la noche aquí?--Inquirí. No podía ocultar la aprensión que me causaba dormir cerca de unos Cranks rabiosos y atados, que en un momento de distracción podrían soltarse y matarnos.

-Por ellos no tienes que preocuparte. --Mascullo Jorge, pateando casualmente la pierna de Barkley. --No causaran problemas si lo que quieren es vivir una noche más.

Veinte minutos más tarde la mayoría de nosotros se había rendido a la tentación de dormir unas horas. Desperdigados por aquí y por allá, los Habitantes se habían tendido en el duro cemento, haciendo caso omiso de los lamentos, maldiciones y amenazas que mascullaban los Cranks, vigilados por Jorge.

Yo me había tumbado cerca de Newt. Sentía la imperiosa necesidad de no apartarme más de su lado. Pasara lo que pasara me había prometido a mi misma quedarme junto a él y a este no parecía incomodarlo lo más mínimo.

-¿Podrías explicarme como nació esa repentina amistad entre tú y aquel chico?--Preguntó de pronto. Me puse de costado para poder mirarlo. Newt estaba recostado mirando hacía el techo, pero pendiente de mi respuesta.

-Bueno, estaba sentada justo ahí cuando él se me acerco. Charlamos un poco y el dijo que me ayudaría a escapar, sin nada a cambio. No podía aceptar su oferta y dejarlo aquí, Newt. Solo tiene dieciséis años. Si existe una cura para esta horrible enfermedad no veo porqué no compartirla con él.

-¿Y si no hay cura? ¿Que pasa si es una mentira?

-No lo veo como una posible mentira, lo veo como una posible esperanza.

Newt guardo silencio. Seguía sin mirarme. Parecía estar pensando muchas cosas, cosas que tampoco parecía querer compartir. Opte por respetar su silencio. Me acomodaba para dormir, cuando sentí la mano de él sobre la mía.

-Te conozco hace días y el vació que sentí al pensar que no te volvería ver fue insoportable. --Su voz, un susurro, parecía estar cargada de emociones.

-Te equivocas. Nos conocemos hace mucho más que unos días.

Newt asintió y aferro mi mano con más fuerza. Por primera vez en muchos días, sentía algo parecido a la felicidad. 

La Recluta A-0. PRUEBA DE FUEGO. [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora