Capítulo Diez.

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Los Habitantes, uno por uno, eran acarreados hasta la Trans-Plana. Todos trataban de no dejar totalmente al descubierto sus emociones, pero nadie era capaz de reprimir toda la aprensión que ese artilugio nos producía, sin mencionar lo espeluznante que era no saber a dónde iríamos a llegar.

Yo me mantenía al lado de Newt, no me atrevía a irme sin él, aunque sabía que pronto me tocaría el turno.

Como si me hubiese leído el pensamiento, Newt se volteó hacía mí, lanzando una mirada significativa a la Trans-Plana.

-Iré después de ti. –Me alentó Newt. –No tengas miedo.

-No tengo miedo de ir. –Repliqué mientras avanzaba hasta la Trans-Plana. –Tengo miedo de no verte ahí.

Y era completamente cierto. No me cabía duda de que Newt era lo más cercano a un amigo y sin él me sentía perdida y más asustada. Además, sentía algo inexplicable al estar a su lado, algo que me hacía sentir segura y que me infundía coraje.

Antes de dar el paso definitivo, miré hacia atrás una vez más. Newt medio sonrojado me guiñó un ojo, alentándome.

Avancé un paso.

Una sensación de frio me recorrió la piel, como si estuviese bajo agua helada. Cerré los ojos en el último instante y para cuando los abrí, no había más que oscuridad, como si nunca los hubiese abierto en realidad. Oí las voces de los demás chicos y, al avanzar un paso torpemente hacía delante, el contacto de un cuerpo.

-¡Ay! Lo siento. –Me disculpé. Mi voz resonó por el lugar.

-¿_____?—Era la voz de Minho, que se oía desde un lugar más alejado. 

-Sí, soy yo. No veo nada.

-¿Enserió, garlopa?—Su voz sarcástica me tomo por sorpresa, pensé que actuaría con más seriedad. –Nadie puede ver un maldito...

-¡Ay!, ¿Eres tú, ____?

-¡Newt! Sí, todo muy oscuro, ¿no?

-¡Basta de presentaciones!--Grito Minho. --Estábamos formados en fila y contando en un perfecto orden. Muy bien, comencemos otra vez. ¡Uno!

-¡Dos!—Oí decir a alguien.

Así sucesivamente, hasta llegar a Newt que era el quince.

Repetimos aquello unas cuentas veces más, hasta que por fin dimos los veinte.

-Buena esa. –Dijo Minho. –Estamos todos, lo que no sé es donde. No veo una garlopa.

-Ahora quien es el idiota...—Masculle entre dientes.

-Qué mala suerte que no tengamos una linterna. –Dijo Thomas.

-Señor Thomas, muchas gracias por la obviedad. –Repuso Minho. –Bueno, escuchen. Estamos en una especie de pasillo: hay paredes en ambos lados, y, en principio, la mayoría de ustedes esta en mi derecha. Thomas, el lugar en donde te encuentras es por donde entramos. No podemos arriesgarnos a volver atrás, por error y atravesar otra vez esta Trans-Plana mágica. Así que todos acérquense hacia donde estoy, siguiendo el sonido de mi voz. No tenemos otra opción que continuar por este camino y ver qué encontramos.

Minho comenzó a alejarse y nosotros lo seguíamos. Nadie decía una palabra. El aíre fresco olía a polvo y cuero y más de una vez choqué con el chico que iba delante de mí o con Newt, que iba detrás. El túnel seguía en línea recta, sin variaciones ni caminos alternos. Era interminable.

Había perdido completamente la noción del tiempo cuando, con un escalofrió colectivo, todos dejamos de caminar. Una explosión de susurros que venía de arriba lleno el túnel.

La Recluta A-0. PRUEBA DE FUEGO. [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora