Capítulo cuarenta y tres.

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Thomas saltó hacia delante y derribo al nombre asestándole un golpe en las rodillas. El arma de este dio un par de vueltas en el aire, para luego ir a aterrizar justo frente de mí, como si el universo conspirase a nuestro favor. Sin detenerme a pensarlo cogí el arma y apunté el hombre, que jadeante me miraba desde el suelo, sin atreverse a dar un movimiento en falso.

-¡Nadie más va a morir!—Dijo Thomas y por la forma en que me miraba tuve la certeza que no solo se dirigía al hombre de CRUEL. El arma parecía quemar mis manos. Sería tan fácil y tan rápido, tan solo apretar el gatillo y libraría al mundo de una basura como el hombre que tenía a mis pies. –Nadie, ____.

Intercambie una mirada fugaz con Minho, estaba segura que a él no le importaría si disparaba. Aun así, reuní toda la fuerza de voluntad que quedaba en mí y le lance el arma a Thomas. Segura en sus manos, Thomas la aferró.

Me di cuenta entonces que el hombre observaba todo aquello con una ligera sonrisa en el rostro. Se incorporó y se deslizo hacia atrás hasta que choco contra la pared.

-Me llamo David. –Dijo el hombre, con una voz fuerte y más amable que la última vez. –Y tienen razón, ya se acabó todo.

Sus palabras arrancaron un murmullo general de escepticismo. Thomas volvió a tomar la palabra.

-Sí, claro, eso ya lo hemos oído. Pero esta vez va enserio, no dejaremos que nos traten como ratas. Hasta aquí llegamos.

David paseó la vista por la bodega, como buscando a alguna persona que no estuviera de acuerdo con la palabras de Thomas, pero no lo logro. Su vista volvió a fijarse en él.

-Lo que ustedes no entienden es que todo ha ido y continuara yendo de acuerdo con lo planeado. Pero tienes razón: Las pruebas se han completado. Los llevaremos a un sitio seguro de verdad. Se acabaron los experimentos, las trampas y las mentiras. No más simulacros.

Hizo una pausa, al ver que nadie decía nada, continuó su monologo.

-Solo puedo prometerles una cosa. Cuando se enteren del motivo por el cual los hicimos pasar por todo esto y por qué es tan importante que tantos hayan sobrevivido, van a entender. Les prometo que van a entender.

-Esa es la mayor estupidez del mundo. –Solté. –Nada justificara todo lo que han hecho. Nada justificara las muertes que hemos visto, muertes evitables, cosas que no merecíamos y solo porque a un grupo de imbéciles se les ha ocurrido que experimentar es divertido.

Mire a Luke, parado, solo en un rincón. Temblores repentinos lo hacían agitarse.

-¿Y la cura?—Proseguí. –Qué demonios pasara con la cura. Nos la prometieron.

-Por ahora, piensen lo que quieran. –Contesto David. –De aquí en adelante, las cosas van a cambiar y van a tener la cura como se les dijo. Tan pronto como regresemos al cuartel general. Por cierto, pueden quedarse con el arma. También les daremos más si quieren. Ya no tienen que pelear contra nada, ni hay Pruebas o exámenes que tengan que ignorar o rechazar. Cuando nuestro Berg aterrice, comprobarán que están sanos y salvos, y después podrán hacen lo que deseen. Lo único que les pediremos que hagan una vez más es escuchar. Solo eso. Estoy seguro de que, al menos, les intriga saber qué hay detrás de todo esto.

-Al primer síntoma de que está ocurriendo algo raro—Dijo Minho—Empieza la lucha. Si eso implica que tenemos que morir, así será.

David sonrió con suficiencia.

-¿Saben algo? Eso es exactamente lo que predijimos que ustedes harían a esta altura de los acontecimientos. –Exclamó mientras señalaba con el brazo una pequeña puerta en la parte trasera de la bodega. – ¿Me acompañan?

-¿Cuál es el próximo tema en la maldita agenda?—Preguntó Newt.

-Solo pensé que querrían comer algo o darse un baño. O dormir. –Dijo, y comenzó a caminar hacia puerta.

Todos intercambiamos miradas interrogativas, pero al final, derrotados, lo seguimos. No teníamos más opción.

Uno a uno fueron desfilando por la puerta, al final solo quedaba yo, iba a traspasar el umbral cuando caí en cuenta de algo; Luke. Luke no había traspasado la puerta y sin embargo, tampoco estaba aquí.

Abrí la boca para llamar a Newt, que había pasado justo antes de mí, cuando todo a mí alrededor se desvaneció.

La Recluta A-0. PRUEBA DE FUEGO. [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora