Capítulo Quince.

154 19 1
                                    

-¿Hacia dónde va Thomas?—Pregunté, sin dirigirme a nadie en particular. Me había separado de ellos medio minuto y al volver, Thomas se dirigía hacia la construcción de donde había salido la chica.

-Él creé que se trata de una vieja amiga. –Me contestó Minho. Tenía los brazos cruzado pro sobre el pecho, sin quitar la mirada de Thomas.

-¿Lo dejaron ir solo?—Inquirí, indignada. – ¡Podría ser una trampa! ¡Podrían ser Cranks! ¿Alguien más aparte de mí recuerda que una banda de chicas quiere matarlo?

-____, tranquila. –Esta vez fue Newt quien hablo. Minho se había tensado y me daba la espalda. –Thomas no es idiota y en cualquier caso, si se presenta peligro, iremos ayudarlo.

-Esto es injusto. –Murmuró Sartén, echándome una mirada y luego a Newt. –A esta Larcha le dan más explicaciones que a todos nosotros.

-No es momento de bromas, Shank. –Le espetó Newt. Su mirada ansiosa fue a parar hacía Thomas, quien casi había llegado hacía la construcción. –Algo me huele terriblemente mal.

Asentí, plenamente de acuerdo.

Cuando Thomas arribo a la construcción, contra todo pronóstico se internó adentro, lo que produjo una horda de maldiciones y bufidos por parte de los demás chicos.

-Maldita sea. –Mascullo Minho, sus ojos flameaban de ira. – ¡Este Shank está pidiendo a gritos que lo maten!

-Debió ser Teresa. Minho, Thomas no es tan estúpido como para entrar a ese lugar sin tener una buena razón.

-¿Recuerdas cuando Don Agallas se internó en el Laberinto en plena noche?—Insistió Minho. – Este Larcho tiene un fuerte instinto suicida, eso es lo que pasa.

-Teresa es la chica que hablaba telepáticamente con Thomas, ¿verdad?—Pregunté. Newt asintió. –Sí ella es de los nuestros, ¿Por qué no vino personalmente?

Minho y Newt intercambiaron miradas conspirativas, como si supiesen algo más.

-¿Qué pasa?—Inquirí.

-Bueno...—Comenzó Newt, preguntándole a Minho con la mirada si podía continuar. Este se encogió de hombros y volvió la vista hacia el lugar por donde Thomas había desaparecido. –Cuando Teresa desapareció, afuera de su habitación había una placa que la denominaba como La Traidora. Ya sabes, como nuestros tatuajes. Minho el Lider, yo el Nexo. Teresa es La Traidora.

-No confían en ella. –Afirmé. No era una pregunta, no era una hipótesis, era una afirmación.

-Creo que Thomas es el único que confía plenamente en ella. –Murmuró Newt. –Pero creo que podemos otorgarle el derecho a la duda. Quizá lo que tú dijiste es verdad, que estos tatuajes en realidad no significan nada.

Los cinco minutos que siguieron fueron eternos. Al no haber nada más que decir, todos guardamos silencio, a la espera de que Thomas saliese o atentos a cualquier cosa que indicara que se encontraba en apuros.

Entonces, el salió. Corrió hacía nosotros como si su vida dependiese de ello, trastrabillando y con la expresión más destrozada que vi jamás.

-¡Tenemos que correr, alejarnos lo más rápido posible de aquí, estamos todos en peligro!

-¡Thomas!—Minho lo sujetó por los hombros, pero este se libró de un manotazo. –¡Thomas! ¿Qué paso?

-¡Se los explico luego! ¡Debemos irnos!

Thomas se echó a correr antes de que cualquiera de nosotros hubiese reaccionado lo bastante como para seguirlo, pero enseguida comenzamos a salir del estupor.

-¡Ya lo oyeron!—Grito Minho. – ¡Corran!

Antes de saber exactamente qué hacer, Newt se había acercado rápidamente hacía mí, haciéndome señas para que me subiese a su espalda.

-¡No!—Oí espetar a Minho. Tomó a Newt de la camisa y lo aparto. – ¡Corre, Shank! ¡Yo me encargo!

Newt vaciló, pero la expresión de furia de Minho logró que se decidiera por marcharse sin objetar nada.

-¡Puedo correr!—Replique al darme cuenta de lo que vendría. –Minho, déjame correr, me siento mejor, puedo hacerlo.

Contra todo pronóstico Minho acepto. Me arrebato el morral y la sábana y echamos a correr por detrás de los Habitantes, que ya nos habían sacado ventaja.

Corría tan fuerte como mi pie me lo permitía, aunque de vez en cuando trastrabillé y Minho se vio encargado de detener mi caída y ayudarme a incorporarme. Íbamos en la retaguardia del grupo, algo que sin duda lo impacientaba, pero no se separaba de mi lado.

Cuando por fin nos detuvimos, habían pasado horas y mi cuerpo amenazaba con explotar. Muy por detrás de los demás, deje que mi cuerpo cayera rendido en el suelo polvoriento. No podía avanzar un paso más y quería que me amputaran el pie con todas mis fuerzas. Minho se arrodillo a mi lado para comprobar si seguía con vida.

-Ay larcha. –Oí murmurarme. –Dame un segundo.

-Todos los que quieras. –Resollé.

A duras penas logré sentarme. Por donde mirase había polvo y chicos tosiendo, otros jadeando y algunos simplemente tan acabados como yo.

Minho esperó un momento para que todos recobraran el aliento o parte de él, para ponerse de pie y volver a tomar el mando de la situación;

-Debimos habernos detenido hace algunas horas para dormir. Pero gracias al Corredor del Desierto aquí presente. –Le dio un golpe a Thomas en la cabeza. –Trotamos como unos desesperados hasta que el maldito sol salió nuevamente. De todas formas, creo que necesitamos descansar un rato. Háganlo como puedan, con sábanas o sin ellas.

Antes de decidirme cómo iba a dormirme, Minho volvió donde mí.

-Ten. –Dijo, extendiéndome la sábana. –No lo tomes como un gesto de caballerosidad, si no como un agradecimiento por no tener que llevarte en mi espalda por todo el camino.

No sabía con claridad si se trataba de una simple burla o no, pero de todas maneras acepté la sábana.

-Admítelo. –Dije mientras me acomodaba. Me pase la sábana por encima, dejándola a la altura de mi barbilla. Minho me miró sin comprender.

-¿Admitir qué?

-Admite que hubieses estado encantado de llevarme encima de ti.

Minho se dejó caer a mi costado con sus cejas arqueadas, por un minuto sin saber que decirme.

-Mira, estas buena, pero no tanto.

Minho me lanzó una ultima de sus sonrisas burlonas y arrogantes antes de darme la espalda y ponerse a dormir. Quise aclarar que era una broma, pero el cansancio me venció. Antes de que mis ojos se hubiesen cerrado por completo, me fui sumiendo en el sueño. 


La Recluta A-0. PRUEBA DE FUEGO. [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora