Solo a ti

XL (40) - CAPÍTULO

----AXEL----

Creía que era una "pequeña reunión". En otras palabras... Gran fiesta.

-¿Estás vacío?.- Carter pasa su brazo por mi cuello.

-No, recién he ido por algo de tomar.

Comenzamos a caminar hacia la piscina, la cual no está de más decir está llena de gente.

-¿Te presenté a Ambar?.- Pregunta Carter mientras camina con una gran sonrisa hacia una pelirroja.

-La verdad no me la has presentado. Pero, así está bien.- Por favor Carter, no quiero más problemas...

-Ven.

Hala de mí a los pocos pasos que quedan frente a la chica.

Ella echa a reír.

Es muy bella. Su cabello es corto hasta los hombros, es alta y delgada

-¿Ha visto alguien una bella pelirroja?.- Pregunta Carter.

-Creo que yo la veo a diario.- Responde la chica haciendo su cabello al lado derecho de su hombro.

-¿Cómo has estado, preciosa?.

-Muy bien.- Se acerca a nosotros con algo de seducción.- ¿Qué tal tú y... tu amigo?.

Penetra sus oscuros ojos en los míos.

-Eh.. Hola.- respondo.

-¿Cuál es tu nombre?.- estrecha su mano a la mía.

-Axel, mucho gusto.

-Soy Ambar.- sonríe.- y puedes jurar que el gusto es mío.

-Ambar...- Carter echa a reír.- Tratamelo con cuidado.

-¿Cómo te he tratado a ti?.- Guiña el ojo.

-¿Y que tan bien te ha tratado?.- Dice una chica tras nosotros.

La expresión de Carter se vuelve fría. Cierra los ojos con fuerza y muerde su labio inferior.

Giro y me encuentro con una Kimberly de brazos cruzados.

-¡Kim! ¿Cómo estás?.- Pregunto ablandando un poco la situación.

-Has silencio.- señala con el dedo sin mirarme haciéndome callar.

-Ok..

Mantengo silencio cabizbajo.

Ambar se ha ido.

Intento quitar el brazo de Carter de mi alrededor.

-¿Dónde crees que vas?.- me hala a su lado nuevamente.

-Déjame ir, me alejo un poco.

-Sí, déjalo ir. Tú y yo tenemos algo que arreglar.- Kimberly me apoya.

-¿Ves?.

Me suelta del todo y gira hacia Kim.

Es demasiada gente. Me siento totalmente abrumado.

Ni siquiera he podido ver a Alina.

Las chicas que están aquí son muy bellas si soy sincero. Pero, a la única que tengo en mente es a Alina y ni siquiera sé dónde está.

Necesito un poco de tranquilidad.

Entro a casa sintiendo el silencio por completo.

Suspiro con mi espalda en la pared.

Me encamino hacia la sala. Al menos el silencio debe ser mejor.

Todo está oscuro.

Tanteo con las manos hasta llegar a uno de los sillones.