LIV (54) - CAPÍTULO

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----ALINA----

-Te he dicho miles de veces que no me asustes así.- Susurro cerca de su rostro.

-Es inevitable.- Echa a reír en voz baja.- Eres linda cuando te asustas.

-Siempre soy linda.

-Pero, más cuando te asustas.

-Eso no tiene lógica.- Coloco mi mano en su pecho.

Max se mantiene suspendido sobre mi cuerpo.

Son las 3:35 a.m y a él le da como la mayoría de las madrugadas entrar a mi habitación y asustarme.

No es que entre de manera sigilosa y luego haga algún ruido extraño para despertarme.

Simplemente entra, se acerca a mí y regala un dulce beso a mi mejilla. Obviamente no me asusta como al principio. Pero, se me ha hecho costumbre en menos de seis meses recibir tanto cariño de una persona.

Sus amenazas con Joe, tratos de indiferencia y malas miradas se han hecho a un lado. Ahora es una persona tan atenta que a veces siento que mi atención sobre mí misma sobra en todo momento.

Es dulce, cariñoso, bromista y demasiado serio cuando debe serlo. En Maxi conocí una persona que todo lo tomaba a broma. Pero, descubrí que esa era su manera de no sentirse intimidado por una persona nueva a su alrededor.

El carácter de Max es fuerte, me atrevo a decir que igual al de Axel

Nunca sabes cuando está de buenas o malas. Es como jugarte a la lotería con los estados de animo de un hombre.

Tiene días buenos, malos y muy malos. Hace cuatro días entró lanzando la puerta principal. Cada momento que lo miraba estaba con su atención en mí, me sentía incómoda y al mismo tiempo importante, era como si quisiera decirme algo, pero pelea con su yo interno.

No crucé palabras con él principalmente porque la noche anterior había discutido con alguien por teléfono y al verme entrar por la puerta junto a su hermana se levantó y no nos dirigió la palabra, pensaba que el problema era yo.

Al día siguiente se veía realmente molesto y sin ganas de ser molestado. No le hablé porque en casa pasaba seguido por esos episodios de furia y no quería ser molestada por nadie así fuera la persona causante de mis enojos.

Esa misma noche mientras dormía él entró a mi habitación y tomó asiento en mi cama. Yo mantenía un sueño tan pesado gracias a las clases que tuve. Ni siquiera me di cuenta cuando se acostó a mi lado.

Fue entonces cuando a la mañana siguiente desperté y estaba allí con aquel olor a perfume de hombre caro mezclado con olor a cantina.

Pensé en patearlo y echarlo como un perro. Pero, recordé que estaba enojado y quizás algo le hacia sentirse mal y por eso se embriagó.

No es mi deber tocar aquel tema y mucho menos querer averiguar más sobre su vida. Cada quién es dueño de sus actos y es consciente de lo que hace a estas alturas de la vida.

-Anda.- Digo mostrando mis dientes en una sonrisa.- Aléjate que puede entrar tu madre.

-Mamá sabe que me encantas.- Sonríe de igual manera.

-Cállate.- Intento alejarle.

-Lo digo en serio.

-Tú y yo somos primos lo cual quiere decir que no te puedo encantar.- Muestro una mirada de incredulidad.

Solo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora