LX (60) - CAPÍTULO

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----AXEL----

-Fue un placer trabajar con ustedes éstos dos últimos años.- Digo a mis colegas que se despiden de mí.

-Se te va a extrañar.- Habla uno de ellos.

-Sí, ya me estaba acostumbrando a tus ojos.- Dice aquella chica coqueta la cual evité a toda costa.

-Seguro vendrán más de ojos azules, Jessica.- Respondo mostrando una amable sonrisa.

Comienzan a alejarse mostrando sonrisas de despedida.

-¿Qué harás ahora?.- Pregunta Mauricio. Aquel chico que conocí el primer día en que llegué y a pesar de todo siempre estuvo intentando ayudarme a entretener la mente en el trabajo.

-Lo que te he dicho desde que llegué.

-¿Ir por Alina?.

-Ir por Alina.- Afirmo.

-Vaya, amigo. Eres de admirar.

-¿Por qué lo dices?.- Caminamos hacia el taxi que espera por mí.

-Jamás he visto un hombre que espere tanto por una chica. Por lo general prometemos y no cumplimos, tú entiendes de esto.

-Le he prometido esperar por ella aunque ya no sepa de mí hace algunos años. Lo último que hablamos o mejor dijo que ella me dijo es que quería que fuera feliz.- Niego con la cabeza.- Me tomó cuatros años entender que sin ella no soy feliz. Lo intenté con una sola mujer y no funcionó, no he podido estar con nadie más porque su nombre se escapa de mis labios. Necesito verla aunque sea.

-Axel, han sido cuatro años. No has pensado que ya no se acuerda de aquella promesa de esperarte o quizás no quiera saber de ti.

-Sé que no es así.

-Puede que tenga pareja o quizás sea madre.

Detengo mis pasos junto a mi compañero al llegar al taxi.

-Sé que todo estará bien.- Sonrío al chico y abro la puerta trasera del auto.- Prometo llamar en cuanto me instale.

-Suerte, amigo.- Dice por último y le veo alejarse de mi vista.

El taxi comienza a andar hacia el aeropuerto.

Es hora de luchar por lo que quiero.

No ha sido una decisión repentina. Ha sido una promesa que le he hecho a ella y más que nada a papá.

Prometí a Matt buscar la felicidad, pero nada era seguro, solo decía que sí lo haría al ver tanta insistencia de su parte.

Me parecía tan extraño ver tanto interés en lo que haría con mi vida y más que nada mi futuro que decidí hablar seriamente con él.

Lloré al saber que tenía cáncer y sus posibilidades de morir son altas, está en etapa tres.

No es seguro y aún no se garantiza su recuperación, pero al menos mantiene la salud necesaria para estar en casa solo, ahora poniéndonos de acuerdo para que alguien le acompañe.

Sólo veintiséis años son los que he vivido y siento querer llevar todo a otro nivel con una chica que puede me odie.

Hoy iré a buscarla así sea lo último que haga en lo que me queda de vida.

No me condenaré a llevar la vida que tiene Matt. Él no es feliz, se arrepiente de tantas cosas así hayan pasado más de dos décadas.

Pero, al menos tengo algo claro, y es que su verdadero y único amor es la madre de la chica que es mi vida entera.

Solo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora