XVIII (18) - CAPÍTULO

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—SEBASTIAN—

Hay dos personas en la vida que prometí cuidar siempre. Está de más decir que son Mya y Alina, prometí estar para ambas sea cual sea la situación o problema. No pensaba en ese tiempo que la muerte duele a los que viven y no a los que se van, solo pensaba en no ver llorar a mi hermana y en que su amiga sonriera.

Al morir Mya caí en cuenta que ya no debía cuidarla. Pude entender que no la tendría más y que solo quedaría conmigo los recuerdos y sus fotos. Me sentía una horrible persona al no intentar ayudarla. Solo tomé a Alina quien estaba a mi lado y juntos desaparecimos, y al menos ser encontrados, ella no, ella simplemente desapareció y al ser encontrada ya estaba muerta.

Recuerdo que aquel día Alina tomó asiento a mi lado. Solo miraba su sonrisa al hablar conmigo y no puse atención a mi hermana. Como saben, un niño enamorado es una de las cosas más tiernas que vas a ver en el mundo.

Al pasar el tiempo en que Mya comenzó a hacerme falta, decía a mamá que quería ir a casa de Alan a jugar, solo una excusa para ver como estaba Alina. Ella siempre se escondía de mí, no quería que la mirara o encontrara.

Miento si digo que al mudarme olvidé todo, al contrario, siempre que podía llamaba a mi amigo y preguntaba por su hermana.

Alan siempre decía cosas como "Con las chicas... Salió con mamá... No lo sé... ¿Por qué preguntas siempre por ella?" Obviamente era porque quería saber sobre su estado o como seguía todo con ella.

Su novio debe imaginar que quiero estar cerca de ella por puro placer, y no, el estar cerca de ella es diferente.

Debe imaginar que me gusta su novia... y es cierto, he estado enamorado de Alina desde la primera vez que la vi en el jardín infantil.

Lo que Alina me hacía sentir no era más que tranquilidad y deseos de protección hacia ella .

La lloré muchas veces al saber que no quería tenerme cerca por vergüenza a lo acontecido con Mya.

Pedía todas las noches que su corazón sanara y encontrara la paz que necesitaba, más que nada pedía por alguna vez volver a ver sus hermosos ojos y escuchar su tierna risa.

Se cumplió todo esto al regresar después de tantos años. Lo soñaba, lo esperaba y lo quería. Sé que es algo estúpido que un chico de mi edad piense en una niña toda su vida. Puede que solo sean​ deseos de protección hacia ella como lo llama mamá. Esto es algo más, es algo que siempre he tenido dentro y aún no es el momento de sacar.

Solo la quiero a ella sobre todas las cosas y eso ha sido siempre. No pretendo hacer problemas en su relación, él la quiere, trata bien y da mucho por ella.

Me alegro demasiado que haya encontrado a alguien así, al menos sé que la hará feliz sobre todas las cosas.

-Noche de chicos hoy ¿te unes?.- Dice Carter a mi lado.

Estamos en casa de Alan sentados en el salón.

-Deberías unirte.- Agrega Ethan.

Estoy en el centro de ambos, dudo que escape de la conversación.

-Digamos que voy con ustedes...- hablo por primera vez.- ¿Cómo esperan que maneje a casa ebrio?.

-Nadie ha dicho que vas a estar ebrio.- echa a reír Aaron.

-¡Por favor, Aaron!.- tomo la posición correcta desde mi lugar.- Han dicho noche de chicos, no que irémos por un helado.

-Viéndolo de esa manera, entonces si te embriagas duermes acá, todo listo.- toma asiento Alan con una lata de cerveza.

Solo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora