XLVI (46) - CAPÍTULO

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----SUSAN----

Siento mi corazón dejar de latir y mis ojos dilatarse perfectamente a aquella corta frase.

Las gotas de lluvia toman mis cabellos por completo dejando atrás aquel día de calor que obtuvo mi cráneo con tal de verme bien.

Los ojos de Matt no se separan de los míos y es por ello que siento que está siendo sincero. ¿Pero, de qué vale ser sincero tantos años después?.

Recuerdo claramente cuando por un beso Evan decidió cortar toda comunicación y relación conmigo. Simplemente por besar a Matt cuando estaba con él.

Recuerdo aquellos golpes que ambos llevaban en su rostro al día siguiente en que Evan me enfrentó.

¿Y así espera tener una respuesta de mi parte? Cuando pudo ser sincero hace más de veinte años. Sus palabras en ese tiempo no las sentí sinceras, no sentí nada real en él.

-Deja de decir idioteces.- Mantengo aquel aire en mi pecho esperando no perderle. Siento que es valentía.

-No son idioteces.- Toma una de mis manos llevándola a su pecho.- Es solo...

-Matt, por favor.- Alejo mi mano de su agarre.

-Susan...

-No, Matt.

Doy vuelta a mi cuerpo queriendo abrir la puerta trasera de mi auto.

-Solo quiero que me escuches.- Gira mi cuerpo y me rodea con uno de sus brazos.

Quedo en silencio sin saber que pasa con claridad. Pero, me mantengo en esa posición.

-No te puedo escuchar en este momento.- Digo en voz baja.

-¿Por qué no?.- Su respiración golpea mis labios.

-¿Mamá?.

-Por eso.- Levanto la mirada a él quien me suelta de golpe seguramente al ver a Alina bajar la ventana del conductor.

-Hola, Matt.- Dice Alina en tono sarcástico.

-Hola, Alina.- Responde a mi hija.- Siento esto.- Susurra aún cerca de mi rostro.

-No te preocupes.- Responde Alina.- Solo te diré dos cosas que claramente.

Giro a mirarla esperando que no sea lo que estoy pensando.

Digamos que tengo una hija algo grotesca al momento de hablar.

-Si Susan se enferma te culparé.- Echa a reír junto a Matt.- Pero, si mis padres se separan iré a tu casa a culparte y a hacerte sentir la peor persona del mundo.

La voz de Alina pasa de broma a seriedad en menos de dos segundos.

Los ojos de Matt se abren en dos perfectas "O".

-Y mamá.- Me llama.- Allí atrás están Ian y Camila esperando que busques el paraguas.

Sube la ventana del conductor dejándome nuevamente con Matt.

-¿Será que es tu hija?.- Ironiza Matt.

Echo a reír con cautela sin dejar de mirarle.

-Creo que es mejor que vayas a tu casa.- Regalo dos palmadas a su pecho.

Toma mi mano en las suyas.

-Pero, prométeme que hablaremos.

-Está bien, Matt. Hablaremos.

-¿Mañana?.

-No. En la semana.

El asiente y se acerca a mí regalando un beso en mi mojada mejilla.

Solo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora