LXIII (63) - CAPÍTULO EPÍLOGO

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----AXEL----

¿Mi mejor droga? Mi esposa, esa mujer a los que muchos llaman mi prima, la que siempre deja en claro que somos familia porque es un solo corazón para los dos, bueno, más que nada los tres.

Porque aunque solo han pasado cuatro meses siendo completamente suyo y sintiéndola completamente mía, sé que somos tal para cual, congeniamos perfectamente, no hay persona sobre la tierra que pueda decir que todo esto es falso.

Su sonrisa, su mirada, esa manera en que muestra vergüenza cada vez que digo cuan afortunado soy de ser de suyo, no tiene explicación.

Es que no puedo explicar cuan enamorado estoy.

Cada mañana volteo a mirar su rostro al estar dormida. Admiro cada perfecta línea de ella, y siempre lo he dicho y seguiré diciendo a sus padres "Gracias por ésta perfección". No es solamente por su físico, sino por todo en general.

Día a día me hace olvidar el estrés del trabajo, ayuda a sentir mejor y sonríe haciendo que olvide todo lo malo si en algún momento lo tengo.

Solo basta con que toque mi mano para saber que todo esto es real, nada es una ilusión, ésta es mi vida entera, la que el universo ha elegido para mí.

Lleva en su vientre la mayor muestra de amor que he conocido. En el pasado pensaba que sería una perdida de tiempo y adelanto a las situaciones, pero entendí que son mi vida, no puedo pasar una hora sin saber de Alina y el bebé.

Cada hora debo llamar y ser respondido, o sino ya saben, soy capaz de intentar derrumbar la puerta.

Y como he dicho, tomo un tiempo para verla.

Es temprano, hace frío y ambos estamos en cama.

Paso uno de mis dedos sobre sus labios y en el recorrido ella lo besa.

Sonrío y me acerco a ella besándole los mismos.

-Buen día, amor.- Digo.

-Buen día, amor.- Responde de igual manera con la voz aún somnolienta.

Mantiene los ojos cerrados aún.

Comienza a acercar su cuerpo al mío hasta llegar a mi pecho. Con mi brazo libre la abrazo sin dejar el mínimo centímetro entre nosotros.

-¿Cómo te sientes hoy?.- Pregunto.- ¿Has dormido bien?.

-Sí ¿Por qué la pregunta?.

-Es que no te has despertado quejándote, ya sabes, es tu especialidad.

Echa a reír y toca su barriga.

-Pues hoy amanecimos enérgicos.- Me da un corto beso.

Mi mano se posa sobre la suya y sonrío.

-¿Cuándo va a despertar?.- Pregunto.

Amo ver cuando se mueve y Alina sonríe. Espera con ansias conocer al bebé. Le canta, habla y piensa demasiado en cómo será.

La barriga aún está en crecimiento, no es lo suficientemente grande para que duela los movimientos del bebé. Solo tiene cinco meses de embarazo, y desde aquel día de nuestra boda que supe esto me sentí con miedo, no sabía como reaccionar. No tuve enojo, ni tristeza; al contrario, sentí dicha y felicidad. Sentí que todo lo que un día soñé se estaba cumpliendo por primera vez en mi vida.

Haré lo imposible por éstas dos personas, son mi todo, lo que más amo y por lo que lucharé siempre, ante todas las cosas. Son lo número uno en mi vida.

Solo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora