Capítulo 55: Recuerdos Poderosos

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Hermione había terminado de buscar y avisar a los integrantes del Ejercito que se reunirían de nuevo, cuando dio por terminada la tarea recordó lo que le habían pedido sus amigos, se dirigió a la biblioteca, al llegar no encontraba la forma de empezar a investigar, decidió primero conocer acerca de las profecías.

— Profecías, profecías — susurraba mientras buscaba algún título parecido — te tengo — lo tomó y comenzó a leer.

Físicamente parecidas a las bolas de cristal.
Las profecías contienen el futuro del mago a quien le pertenezca. 
El mismo nombre lo dice, es la razón por la que nació el mago, todos tienen una función en el mundo mágico. Extrañas veces algún mago no llega a tener profecía, cuando el caso es el contrario la profecía se le entrega a una determinada edad o simplemente los padres o tutores exigen tenerla a su poder para ellos decidir en que momento entregarla...

— No me dice algo que no sepa — susurro, la castaña.

— Necesitó ese libro — dijo, la profesora Trelawney y ella se lo entregó.

— De todos modos, no me ayudó nada — dijo, Hermione.

— ¿La adivinación te está llamando? — preguntó, la profesora.

— Ahora que lo dice... sí... ¿podría hacerle unas preguntas? — comentó, Hermione.

— Solo si no son sobre tu futuro — aclaró, la profesora.

— Claro... Eh, ¿dónde se encuentran las profecías? — preguntó.

— En el Ministerio de Magia, departamentos de misterios... — respondió con la mirada pérdida en el libro — yo cree las profecías

— Oh... Otra pregunta... ¿podría reconocer alguna con solo verla? — soltó otra pregunta

— Por supuesto — respondió con una sonrisa de obviedad.

— Genial... En la oficina de Dumbledore se encuentra una... — comenzó a hablar, pero la interrumpió.

— Esa es mi favorita — dijo rápidamente.

— ¿Por qué Dumbledore cuida demasiado su profecía? — pregunto cerca de su oído.

— Eso... — comenzó a reírse — esa profecía no es de Albus, él destruyo la suya hace años — aclaró y se le borró la sonrisa al instante, la castaña dirigió su mirada a donde estaba viendo y no había nada ni nadie — tengo que irme... Clases... Ahora — exclamó nerviosa.

— Extraño — comento cantando — maldición... Odio investigar porque me hacen tener más dudas que con las que inicie — susurró.

— ¡Herms!, sabía que te encontraría aquí — exclamo, Ron al entrar a la biblioteca, Madame Prince lo calló, sonrió con incomodidad y se acercó a su amiga.

— Ustedes me han mandado acá — reclamó, Hermione.

— Lo hicimos, pues hace meses que no pisabas la biblioteca, ya estabas perdiendo el olor a libro viejo — explico, Ron

— ¿Huelo a libro viejo? — preguntó oliéndose.

— Es un decir, Hermione... — aclaró — debes relajarte... Vamos — la tomo del brazo y salieron de la biblioteca — el comedor nos espera.

— Te quiero, Ronald — dijo Hermione dándole un abrazo — eres el mejor amigo que podría tener.

— Yo también te quiero — aseguro, el pelirrojo — y eres la mejor sabe-lo-todo que puedo tener — sonrió.

The SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora