El mundo mágico siempre ha tenido secretos, unos más importantes que otros.
Secretos en cada esquina, en cada familia y más si dos personas que no debían estar destinadas a estar juntas, quieren estarlo.
Nadie debe saber sobre sus miradas, caricias...
Aparecieron en una calle muy transitada de Londres, Hermione caminaba a gran velocidad evadiendo a las personas, los chicos querían preguntar donde se encontraban, pero ninguno se atrevió pues la castaña ya se encontraba alterada.
— ¿Dónde estamos? — el pelirrojo junto valentía para preguntar.
— Es la Avenida Shaftesbury — respondió, Hermione siguieron caminando — yo venía con mamá y Richard, no sé porque se me ocurrió este lugar — explico — por este camino, necesitamos cambiarnos — señalo un callejón.
Los tres entraron a ese oscuro lugar, comenzó a sacar la ropa de la bolsa que Pansy había preparado.
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— ¿Cómo diablos? — preguntó al ver como sacaba y sacaba cosas.
— Encantamientos de extensión indetectable — respondió luchando por sacar los pantalones de Harry — idea de Pansy — agrego ya agitada.
— Es asombrosa — susurro cambiándose de playera.
— Ella digo que dirías eso — comento, la castaña.
— ¿Así?, ¿qué más te dijo? — pregunto, Ron.
— Qué siempre te sorprendes — bromeo un poco y busco su ropa se escuchó como algo se cayó y los chicos voltearon a todos lados — esos son los libros — señalo la bolsa.
Cuando ya los tres se encontraban cambiados volvieron a la avenida buscando donde esconderse por unos minutos, Hermione avanzaba rápido, pero se detuvo rápidamente al escuchar su antiguo apellido.
Encontraron a una familia entera asesinada en una casa a las afueras de la ciudad, los investigadores no comprenden como ha sucedido, si usted conoce a la Familia Granger integrados por Richard, Adeline, Barbara y Douglas por favor de llamar al número en pantalla
— ¡Esos malditos! — exclamo, Hermione algunos en la calle la miraron.
— Herms, avancemos — recomendó, Ron mientras la tomaba de los hombros.
— Entremos aquí — dijo, Harry abriendo la puerta de una cafetería — ¿y la gente en la boda?, deberíamos regresar — sugirió luego de varios minutos en silencio.
— Venían por ti — aseguró, Ron — además debemos de seguir con la facha de Hermione — comento.
— Los pondríamos a todos en peligro — dijo limpiando sus lágrimas — no volveremos
— Hermione tiene razón — dijo de lado de Hermione.
— ¿Café? — pregunto, la encargada del lugar.
— Un capuchino, por favor — respondió, la castaña.
— ¿Tú? — señalo a Ron.
— Lo que dijo ella — comentó no muy seguro a lo que se refería.
