El mundo mágico siempre ha tenido secretos, unos más importantes que otros.
Secretos en cada esquina, en cada familia y más si dos personas que no debían estar destinadas a estar juntas, quieren estarlo.
Nadie debe saber sobre sus miradas, caricias...
Lynne justo de que se acabará el banquete al aire libre se retiró del castillo junto con su gigantesca madre, esa misma tarde fue la audiencia de Buckbeak, esa era la razón por la que Draco no había podido estar presente en el concurso. El trío se dirigió hacia donde se encontraba Hagrid para preguntarle cómo le había ido.
— ¿Cómo te fue en la audiencia, Hagrid? — preguntó, Harry.
— Primero, los miembros de la comisión hablaron sobre por qué estábamos reunidos. Y luego yo me paré y dije lo mío... dije que Buckbeak era un buen hipogrifo, muy limpio. Y entonces, Lucius Malfoy se paró. Bueno, ya se imaginarán. — contó cabizbajo el semigigante — dijo que Buckbeak era una criatura peligrosa que igual podía matarte que mirarte...
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— ¿Y luego? — preguntó, Hermione esperando que dijera algo sobre si Draco había testificado.
— Y luego, pidió lo peor, el buen Lucius. — dijo, triste.
— ¡No te van a despedir! — exclamó, Harry.
— No, no me despidieron — dijo, Hagrid — ¡sentenciaron a Buckbeak a muerte!
— Y Malfoy... ¿no dijo nada? — exclamó, Hermione
— ¿Draco? — preguntó, Hagrid y la castaña asintió — ahora que lo mencionas, sí. Dijo algo fue a nuestro favor.
— ¿Qué fue lo que dijo? — preguntó, Ron.
— Bueno... dijo algo sobre que no había sido tan grave, que ahora se encontraba bien y eso era lo que importaba, pero no pudo contra su padre — explicó, Hagrid.
— ¡Sigue siendo un idiota! — exclamó Harry cerrando el tema y volteo con su amiga — ¿cómo va el asunto de la Saeta, Hermione? — preguntó molesto.
— ¡No lo sé! — gritó Hermione molesta y se fue del lugar.
...
Estaba oscureciendo y el trío ya se encontraba en la sala común, varios felicitaron a Hermione por haber ganado, ella solo agradecía y seguía leyendo.
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