Capítulo 53: Felicidad

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Harry estuvo luchando con las clases de Oclumancia, Severus siempre lo corría cada vez que llegaba Sarah, pero esta vez se quedó escuchando a través de la puerta.

— ¿Estás preparada? — pregunto, Snape.

— Ya quiero terminar con esto — exclamo, Sarah.

— Legeremens — dijo, Snape.

Harry se alejó del lugar teniendo una idea de lo que pudo haber estado sucediendo referente a la madre de Pansy, fue en busca de ella para contar lo que había sucedido.

— Tu madre tiene clases de Oclumancia con Snape — le dijo, Harry.

— Te creería más si me dijeras que tienen sexo — se burló, Pansy.

— Bueno... le dijo el hechizo que hace cuando estoy yo — explico, Harry.

— Tiene que haber otra cosa, mi mamá ya es oclumante — comento, Pansy.

— Hermione debería investigar igual — sugirió, Harry.

— Sería genial que también Draco lo hiciera — dijo, Luna al acercarse a ellos, los había escuchado.

...

Harry le había sugerido a su hermana que indagará con el director, ella accedió y se dirigió a la oficina, dijo la contraseña que como siempre era algún postre, al entrar se dio cuenta que no se encontraba la antigua estatua de su abuela, Kendra Dumbledore.
Había algo en su lugar, una esfera dentro de una caja de cristal y arriba de un pilar de mármol, no es de las esferas que usan para adivinación esa era azul, un azul que la hipnotizaba, se acercó para observarla mejor.

— ¿Qué haces aquí? — dijo, Dumbledore al entrar en su oficina

— Vengo a conversar... ¿Está ocupado? — pregunto.

— Para ti nunca estoy ocupado — respondió, le señalo la silla frente a su escritorio para que tomara asiento. La castaña le dio un último vistazo a la esfera esperando no olvidado los detalles para así poder investigar después.

— Es una profecía — dijo, al notar el interés.

— ¿Profecía?... ¿De quién? — pregunto.

— Mi profecía — respondió y se sentó en su silla.

— ¿Dónde dejo la estatua de su madre? — soltó otra pregunta.

— Ariana la quiso de vuelta — respondió, Dumbledore y Hermione tomo asiento — no creo que vengas a conversar sobre mi decoración.

— Oh... no... — sonrió nerviosa — obviamente sabrás que notamos cosas que normalmente los demás estudiantes ignoran — comento.

— Desde la primera vez que pisaron el suelo del castillo — aseguro.

— Bueno... notamos claramente que Sarah Parkinson ha visitado bastantes veces las instalaciones del castillo para reunirse con el profesor de Pociones, Severus Snape — comento, la castaña seriamente.

— Deberían saber que yo le he permitido acceder al castillo — dijo, Dumbledore.

— Por supuesto, era obvio, claramente usted un prestigioso mago y director del colegio no pondría en peligro a los estudiantes de Hogwarts dejando entrar a una mortifaga solo porque le parece buena idea — comento, Hermione.

— Claro que no — dijo, Dumbledore.

— Dejando eso claro... dado esa situación, principalmente creo yo que usted recibiría algo a cambio sobre esas continuas visitas — sugirió.

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