El mundo mágico siempre ha tenido secretos, unos más importantes que otros.
Secretos en cada esquina, en cada familia y más si dos personas que no debían estar destinadas a estar juntas, quieren estarlo.
Nadie debe saber sobre sus miradas, caricias...
La familia Granger y Harry se daban prisa para llegar a King's Cross a tiempo, eran las diez con cincuenta y seis minutos, el tren salía en cuatro minutos, Hermione y Harry corrían por toda la estación, escuchaban los gritos de la señora Weasley, tal parece que su familia también llegaba tarde, Ginny corría muy rápido realmente estaba emocionada por su primer año en Hogwarts. La pequeña pelirroja entro junto con su madre seguidas por su padre y los gemelos, el pelirrojo menor se atrasó más al ver a sus amigos, los saludo y se acercaron al andén 10.
Jean se acomodaba el obsequio de Narcissa en el cuello, esperando que la mujer estuviera por el lugar, Richard le rogaba a su esposa que se fueran, llegaría tarde al trabajo, ambas mujeres se notaron y se acercaron.
— ¡Narcissa! — la llamó Jean
— ¿Cómo has estado? — Narcissa observo que traía su obsequio.
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Por suerte, Lucius no se encontraba ahí, las dos mujeres conversaron animadamente. Hermione se acercó a su madre para despedirse, saludo a la madre de Draco con mala gana para luego regresar con sus amigos y así entrar al andén. Narcissa tuvo que irse rápido, ya que, si no llegaba pronto su esposo sospecharía, los padres de Hermione también se fueron antes de que Richard sufriera un ataque, Harry corrió hacia la pared del andén 9 y 10, seguido por Ron y Hermione, extrañamente no lograron pasar y se golpearon entre sí, recogieron las maletas.
— ¿Qué les ha pasado? — les pregunto una mujer muggle
— No se preocupe, todo está en orden — dijo Hermione para que se alejara la vieja
— Sólo estábamos jugando... — agrego Harry
— Pudieron lastimarse... — respondió la vieja preocupada
— Pero no lo hicimos — comento, Ron — no tanto... — agrego sobándose el brazo
Cuando la señora se alejó de ellos, Hermione entro en pánico poco después de que el reloj indicara que eran las once, el expreso a Hogwarts ha de estar yéndose en este momento y ellos no se encontraban en el.
— ¿Cómo pasaremos la pared? — la castaña la golpeaba
— Si no podemos pasar eso significa que mis padres no pueden regresar... — dijo Ron
— Deberíamos esperar a tus padres en el auto — recomendó Harry
— El auto, por supuesto... — dijo feliz el pelirrojo
Los tres niños caminaron al estacionamiento donde buscaron un viejo auto azul, subieron las valijas al maletero, a las mascotas en la parte de atrás, Hermione se sentó en medio de la lechuza blanca de Harry, Hedwig y su lechuza parda, Rainbow, la castaña cargo la jaula de la mascota de Ron, una vieja rata a la que llama Scabbers. Los tres niños ya se encontraban adentro del auto, Harry estaba en el lugar del copiloto y Ron en el lugar del conductor, la castaña se bajó rápidamente del auto junto con Rainbow al momento en que Ron encendió el auto.
