El mundo mágico siempre ha tenido secretos, unos más importantes que otros.
Secretos en cada esquina, en cada familia y más si dos personas que no debían estar destinadas a estar juntas, quieren estarlo.
Nadie debe saber sobre sus miradas, caricias...
Pasaron las semanas los Patronus se hacían aparecer, uno de ellos era el hermoso caballo de Ginny, Harry llego a mostrar su imponente ciervo, eso inspiro a Luna para soltar a un saltarín conejo.
— Vamos, George. Sé que tú puedes — aseguró, Harry.
— Ya va... Ya va... — agitó su varita... — ¿un mono? — preguntó al verlo.
— No solo es un mono... Es un capuchino... — dijo, Hermione
— En el mundo muggle son conocidos porque se la pasan haciendo bromas — comentó, Demetria.
— ¡Qué lindo! — exclamó, Angelina.
— Tú sigues — dijo, George.
— Lo intentado con todo... — dijo triste.
— ¿Intentaste con esto? — se acercó a darle un beso.
— No — dijo, al separarse, agito su varita — ¡un guepardo! — dio un brinquito de felicidad — esto es genial.
— Los animales más rápidos del mundo... — comento, Lavender.
— Solo faltan ustedes dos — dijo, Harry señalando a Fred y Lynne — así podremos pasar a un siguiente hechizo.
Lynne observo a Fred intentando sacar ese Patronus, no ha hablado con él desde que le digo que aún estaba con Viktor cuando no era cierto, habían terminado hace tiempo, la distancia no es bueno y menos cuando regresa la lechuza sin respuesta y la única excusa que daba era que no tenía tiempo para responderlas. Había sido muy dura con él, él que tanto la hacía reír y pasar un buen rato sin importar en qué condiciones se encuentre.
— No puedo — dijo sin más.
— Oh, vamos... Vuelve a intentarlo — dijo, Harry.
— ¡Te he dicho que no puedo!... — grito y todos lo miraron extraño — ¿por qué no lo intentas niña perfección? — exclamo señalando a la rubia.
— No creo poder... No me siento bien... — dijo tocándose la frente — vuelve a intentarlo, Freddie — le regaló una pequeña sonrisa.
— ¡Expecto Patronum! — volvió a intentar, pero algo de desesperación como si tratará de probar algo — ¿qué diablos? — exclamó al ver su Patronus.
— Una serpiente — susurro, Luna mirando a Lynne.
Todos observaban a la rubia, ella no se percató de eso, pues estaba perdida en la serpiente que se arrastraba por el salón, sus ojos brillaban y eran cristalinos parecía que, en cualquier momento alguno, una lágrima bajaría a saludar. — ¿qué elegiste...? — preguntó algo emocionada.
— Cuando te conocí — respondió sin dudar, parecía que en cualquier momento lloraría, todos estaban atentos.
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— Expecto Patronum... — susurró y agitó su varita — un hámster... — dijo al verlo, sonrió mirando a Fred.
— Si así sonreí... No lo hice tan mal — comento, Harry con cerca del oído de Luna.
