Capítulo 6 - Pesadillas

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Allí estaba él, parado mirando al vacío

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Allí estaba él, parado mirando al vacío. Me acerqué lentamente, pensando en qué le iba a decir cuando estuviera frente a él, pero me detuve en seco. Me miró y noté que sus ojos eran un pozo sin fondo. No demostraban nada. Presentí que pasaba algo.
Su piel comenzó a caer pedazo por pedazo; sus ojos comenzaron a sangrar.
Llevaba un cuchillo en su mano, y estaba comenzando a correr hacia mí. No sabía qué hacer, tenía miedo, pero tampoco quería irme. Yo sabía que él no sería capaz de hacerme daño.

Me tomó por el cuello y me miró con sus ojos inyectados en sangre. Escuché a lo lejos una voz que me decía que me despertara, que abriera los ojos. Alguien me estaba sacudiendo.

Lo sabía, algo raro había pasado.

Mark estaba mirándome, pero con su mirada de niño; mientras yo intentaba calmarme, luego de tal pesadilla. Él me quiere, me lo repitió antes de darme un beso en la frente y quedarse dormido.

Sonreí.

Volví a tratar de dormirme.

Comenzó a sonar el despertador; comencé a pasar la mano por encima de el hasta que lo apagué. Miré el reloj y maldecí por lo bajo, cuando vi que solo eran las 4:00 de la mañana. ¿Quién diablos colocó el despertador a esa hora?

Miré al lado y observé que Mark seguía dormido a mi lado.

El cabello le caía sobre la frente, tenía la boca entre abierta y su respiración era regular. Fue inevitable no sonreír, aun estando entre dormida.

Se me había espantado el sueño y ya me había dado mucha sed.

Me levanté de la cama y me dispuse a salir de la habitación; me paré en el corredor y me sentí como si estuviera dentro de una película de terror.

Todo estaba oscuro. Una corriente helada invadía todo el pasillo. Bajé las escaleras y pude ver que todas las ventanas se encontraban abiertas de par en par, no sé cómo sabiendo que yo estaba segura de que las había cerrado, antes de subir a dormir. Estaba segura.

Me acerqué a ellas y las volví a cerrar; miré para fuera, pero todas las luces de las casas del vecindario se encontraban apagadas.

Ya en la cocina cogí mi vaso preferido. Abrí la nevera y cuando me agaché para tomar la jarra de jugo, sentí una respiración en mi cuello. Creí que era Mark.

—Tranquilo amor, estoy bien —le comenté, pero no obtuve respuesta.

Colocó sus manos en mis caderas y comenzó a deslizarlas por mis piernas, lentamente.

—Espérame arriba, en un momento subo —susurré.

—¡Entrégame mi anillo! —gritó en mi oído.

Me giré de inmediato y vi que era Martin.

—¡Que no tengo ninguna mierda tuya! —respondí, asustada, pero tratando de no demostrarlo.

Amarrada [Libro 1] (COMPLETA Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora