Capítulo 10 - Para su suerte

647 99 37
                                    

—Ya estamos aquí, ¿qué quieres, Liam? —apoyé los codos sobre la mesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Ya estamos aquí, ¿qué quieres, Liam? —apoyé los codos sobre la mesa.

Tuve que aceptar su invitación a cenar porque por alguna razón desconocida me pidió Mark que lo hiciera, y no solo eso. Ya habían sido varias las ocasiones en las que Liam aparecía sentado junto a la ventana con una sonrisa de oreja a oreja y había sobrepasado el límite de mi paciencia.

—Solo quería pasar un tiempo contigo a solas. Fui un completo idiota en el pasado, pero te prometo que todo cambió.

En mi cabeza solo podía reír al ver los ojos de cachorro que colocaba al mirarme.

Cada día que pasaba me llegaba uno que otro recuerdo sin mucha relevancia sobre él, y lo único que si era seguro es que todo eso lo estaba haciendo porque había algo que él deseaba y quería obtenerlo, aunque en ese punto ya no sabía qué podía ser, al menos no de mi parte.

Él seguía hablando, pero mis oídos parecían haberse desconectado porque no escuchaba nada de lo que decía.

Mark estaba fuera del restaurante esperando cualquier señal para entrar, así que mientras Liam estaba concentrado leyendo el menú en voz alta para los dos aproveché para enviarle rápidamente un mensaje.

___________________________________________________

Yulian: Trata de ser disimulado, por favor.

Mark: Claro que sí. 😉

___________________________________________________

Solté el teléfono.

—Vale, ¿Ahora qué?

—Dime que quieres de lo que te leí.

Lo miré un momento.

En todos estos días nunca me había puesto a detallar cada nueva parte de él. Tenía una pequeña herida en la mejilla derecha, se notaba que no era de hace mucho porque aún no terminaba de cicatrizar. Sus ojos ahora eran rojos, habían perdido todo el rastro del azul que le vi la primera vez. Tenía unas cejas abundantes y largas pestañas.

Debía admitir que era muy guapo.

«Me parece maravilloso que te parezca guapo, pero no olvides que estoy aquí.»

Miré a mi alrededor nerviosa pensando que tal vez lo había dicho en voz alta, pero no. Liam notó que tenía mi mirada fija en él, levantó la mirada y me sonrió, le coloqué los ojos en blanco y clave nuevamente la mirada en el menú.

«No le has preguntado por qué te cito.»

Respiré hondo y me tranquilicé diciendo que aquellas palabras eran solo producto de mi imaginación; mi subconsciente hablando por sí solo, o tal vez, ahora si había perdido la cordura.

Negué de inmediato ante la idea.

—¿Pasa algo, Yulian? —preguntó suavemente.

—No.

Pedimos la comida y ninguno soltó una sola palabra hasta que los platos quedaron completamente vacíos. Solo nos dedicamos a tirarnos una que otra mirada. Por su parte eran llenas de coquetería y morbo, y por la mía eran llenas de un odio mezcladas con una inmensa duda.

Ya quería irme de allí, la velada estaba siendo bastante incomoda.

Un sentimiento de querer estar acurrucada entre los brazos de Mark invadió mi cuerpo por completo. Una necesidad absurda de querer tener sus labios junto a los míos, de que sus manos se aferraran a mi cintura y que no me soltara nunca.

—Quiero que vuelvas a mi —soltó Liam de golpe.

—¿Qué? —me sacó de golpe de mi fantasía—. Creo que deberías hacerte amigo de la decepción —me mordí el labio inferior—, porque, eso no va a volver a pasar —lo miré a los ojos— N-U-N-C-A.

Me levanté de la mesa, lo miré con dureza y me di la vuelta.

—Quieras o no volverás a ser mía —musitó.

—Ridículo.

Salí del restaurante.

Mark estaba recostado en el vidrio de la entrada.

Estaba con la capucha de su chaqueta tapándole el rostro y fumándose un cigarro.

—No sabía que fumaras.

Me tomó por la cintura y me pegó a él.

—No lo hacía, pero he estado pensando seriamente en convertirme en el chico malo para quedarme contigo —cuando terminó la frase levantó un poco la comisura de sus labios.

Sus ojos brillaban como lo hacían la mayoría del tiempo.

Era imposible negar el amor que sentía por él.

Si llegaba alguien a preguntarme qué era lo que pasaba en mi corazón con respecto a Mark no le tendría una respuesta concreta, porque ni yo misma lo estaba entendiendo. Solo podía decir que al mirarlo sentía como si toda mi vida hubiera estado esperando por él. Sentía como su alma y la mía se habían fusionado para convertirse en una sola.

Mirarlo se sentía como si se me estuviera yendo la vida con él, como si estuviera cavando mi propia tumba, pero ni siquiera me asustaba pensar en enterrarme viva de ser necesario.

Nos fuimos del lugar dejando a Liam y mis dudas en el restaurante. Por la misma calle encontramos una pastelería. En la vitrina había uno de chocolate al que se le chorreaba el arequipe y a mí la saliva. Mark se burló y me jaló dentro.

Podía sentir el olor de todos los pasteles, postres y galletas entrando con fuerza por mi nariz.

Me quedé en el centro del lugar mientras él realizaba la compra. El suelo tenía siluetas de pequeños pastelitos de colores, las paredes eran de un tono rosa y las chicas que atendían llevaban vestidos llenos de dulces.

Mark apareció pocos minutos después frente a mí, con el pastel que se había robado mi atención. La boca se me hizo agua y él no podía ocultar la gracia que todo eso le hacía.

Lo mordí lentamente y cerré los ojos para permitirme sentir mejor su sabor, su textura, y dejarme llevar por la explosión de placer que había llegado a mi boca.

Al terminar abrí los ojos, me limpié alrededor de la boca y miré a Mark; su cara era todo un poema.

—Esa es la misma expresión que pones cuando te hago llegar al orgasmo —me señalaba sonriente—. Me gusta saber que te causo el mismo placer que un pastelito.

Sentí como se me subía el calor al cuerpo por la vergüenza y escondí mi rostro rápidamente entre mis manos.

—No puede ser —susurré.

Mark soltó una carcajada.

Lo amaba, en definitiva, lo amaba.

Para su suerte.

Para mi desgracia.

Lo amaba. 


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Amarrada [Libro 1] (COMPLETA Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora