Capítulo 10 - Negación

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—Ya estamos aquí, ¿Qué quieres, Liam? —apoyé los codos sobre la mesa

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—Ya estamos aquí, ¿Qué quieres, Liam? —apoyé los codos sobre la mesa.

Me tocó aceptar su invitación a comer porque Mark y yo ya no lo aguantábamos; todos los días llegaba al hotel, incluso en horas de la noche.

Hubo ocasiones en las que Mark salía un segundo de la habitación y Liam ya estaba saltando por la ventana. Tuve problemas en más de una ocasión con Mark porque encontraba a ese imbécil sentado frente a mí.

—Solo quería pasar un tiempo contigo a solas. Fui un completo idiota en el pasado, pero te prometo que ahora no.

Era obvio que no confiaba de todo en él, pero la verdad es que tampoco entendía lo que decía. Él siempre fue de los hombres que decían una cosa y hacían otra, y si hacia lo que había dicho era porque tenía un propósito diferente; algo que quería conseguir.

Ahora mismo lo más probable era que dijera que quería pasar tiempo conmigo, pero podría raptarme ¿No? Era una opción.

El restaurante era elegante, muy bonito.

Sus paredes eran blancas al igual que suelo, los muebles eran negros y azules. Una combinación bastante atractiva.

Mark estaba fuera del restaurante esperando mi mensaje para poder entrar; así que tomé mi teléfono y le escribí, mientras que Liam revisaba el menú.

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Yulian: Ya puedes entrar. Trata de ser disimulado, por favor.

Mark: Claro que sí. 😉

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Solté el teléfono.

—Vale, ¿Ahora qué?

—Escoge lo que quieras del menú.

Lo miré. En todos estos días, nunca me había puesto a detallar cada parte de él. Tenía una pequeña cicatriz en la mejilla derecha, que supuse que se debió hacer poco, porque en el instituto no la tenía. Sus ojos estaban casi que rojos, así que pensé que podían ser lentes de contacto. Tenía unas cejas abundantes y largas pestañas. Debía admitir que era muy guapo.

«Me parece maravilloso que te parezca guapo, pero no olvides que estoy aquí.»

Miré alrededor, pero todos estaban concentrados en sus cosas.

Miré a Liam, pensando que tal vez había podido opinar en voz alta... lo que sería terrible. Cuando notó que tenía mi mirada fija en él, levantó sus abundantes cejas y me sonrió. Coloqué los ojos en blanco y clave nuevamente la mirada en el menú.

«No le has preguntado por qué te cito ahí.»

Respiré hondo y me dije que aquellas palabras eran solo producto de mi imaginación; mi subconsciente. Aunque también pensé que había podido ser Mark, si ya podía leer mis pensamientos, supongo que podía desviar sus pensamientos y meterlos en mi cabeza. A menos que yo estuviera sufriendo alguna clase de trastorno.

Amarrada [Libro 1] (COMPLETA Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora