El Sonido del Silencio.
Capítulo 1.
"Pasajeros del vuelo 450 de Lufthansa, de las 21:15 hrs con destino a Frankfurt, estamos comenzando el abordaje. Iniciamos con los pasajeros del área de primera clase, y posteriormente, daremos el turno a los pasajeros de la clase turista. De favor, solicitamos que tengan su pase de abordar y una identificación oficial a la mano. Gracias".
Había llegado el momento. Bianca Teyer tomó su bolso de viaje, del cual sustrajo su credencial para votar y su pase de vuelo, para ocupar su lugar en la fila reservada a los pasajeros que viajarían en la clase económica. Eran las ocho y cuarenta minutos de la noche, y le esperaba un vuelo de aproximadamente doce horas desde la Ciudad de México, capital del país del mismo nombre, hasta Frankfurt, Alemania, en donde después tomaría una conexión que la llevaría a su destino final, Viena, capital de Austria. Si todo salía bien, ella llegaría al término de su viaje a las siete y media de la noche del día siguiente.
Era ésa la primera vez que Bianca volaba en avión, la primera vez que abandonaba México, y la primera vez que visitaría Europa. Ésas eran cosas que ella había soñado con hacer alguna vez, como muchos soñaban hacer, pero no en las circunstancias en las que se encontraba en esos momentos. Bianca debía abandonar el país cuanto antes, de manera obligada, quisiera o no hacerlo. Su vida dependía de ello.
Mientras el amable personal de tierra daba paso a la fila correspondiente a los pasajeros de primera clase, Bianca pasó una mirada distraída por los pasajeros que abarrotaban la terminal número 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y se detuvo en una mujer que la miraba con tanta intensidad, que ella instintivamente dio un paso hacia atrás. De primera instancia, Bianca creyó que se trataba de una mujer de edad mayor, pero al analizarla detenidamente, se dio cuenta que era más joven de lo que aparentaba ser. De piel muy blanca y cabello negro y espeso, la mujer era dueña de un par de increíblemente raros ojos color violeta. Era, sin duda, una mujer que imponía respeto con su presencia, e incluso, también mucho temor. Bianca, un poco asustada, echó un vistazo detrás suyo con la esperanza de que hubiese alguien más a quien la mujer estuviera mirando, pero no: sin duda alguna, esos ojos violetas estaban fijos en ella. ¿Sería esa mujer alguien de Ese Grupo? No parecía serlo, pero nada era seguro ya.
La persona que iba detrás de Bianca le dio un golpecito en el hombro para señalarle que la fila en la que estaban ya había empezado a moverse. Bianca se disculpó, y avanzó unos cuantos pasos, para después volver a mirar hacia la zona en donde la mujer de cabello negro y ojos violetas la observaba, pero para su gran sorpresa, ella había desaparecido. Bianca la buscó en todas direcciones, pero no volvió a verla, y entonces se dijo que, seguramente, se trataba de otra pasajera más, y no alguien que estuviera buscándola específicamente a ella.
"La paranoia me consume", pensó. "Ya no puedo caminar sin mirar constantemente por encima de mi hombro, ni creer que todos vienen por mí".
Una vez en el avión, Bianca ocupó su asiento y se dispuso a mirar por la ventanilla; el costo del boleto había sido mayor gracias a este detalle, pero su padre recordó cuánto adoraba ella mirar hacia la ventana cuando viajaba, y no le molestó desembolsar algunos devaluados pesos mexicanos más para cumplirle ese capricho. Al recordar a su padre, los ojos de Bianca se llenaron de lágrimas, pues no sabía cuánto tiempo pasaría antes de volverlo a ver. Si es que volvía a verlo.
Apenas seis meses antes, el futuro parecía ser promisorio para Bianca, antes de saber que se había metido en el camino de Ese Político. O por lo menos, ella pensaba que tendría toda una vida por delante para construir su futuro a su antojo, ya que en sí, su vida no tenía nada de particular, hasta antes de ese momento. Siendo la tercera de cuatro hijos del gerente de una tienda de zapatos muy importante a nivel nacional, y de una maestra convertida en ama de casa, Bianca era periodista, y a sus 25 años tenía un trabajo estable en un periódico local. Su verdadero sueño, el auténtico, no era ser reportera sino escritora, pues amaba la literatura, y cuando tenía una pluma en la mano y una libreta en la otra, el mundo desaparecía para dar paso a universos nuevos y emocionantes, en los que ella volcaba sus deseos de conocer el mundo. No era que Bianca fuese una persona soñadora, no, porque era precisamente todo lo contrario, ella era muy centrada, y tenía los pies bien plantados sobre la Tierra, era más bien que, precisamente por estar tan centrada en la realidad, su vida acababa siendo común y normal, tanto, que ella tenía la necesidad de buscar aventuras en otro lado. Donde fuera.
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El Sonido del Silencio.
RomanceUna joven reportera mexicana busca una segunda oportunidad en Europa tras haber sido desterrada de su país debido a ciertos roces que tuvo con el narcotráfico; mientras trata de reconstruir su vida en el Viejo Continente, ella convivirá con personas...