Capítulo 51.

29 9 0
                                    



Capítulo 51.

Alexander siempre fue muy supersticioso, desde niño. En cierto modo, todos los italianos lo eran, en mayor o menor grado, aunque muchos lo negaban. La mayor influencia que tuvo el violinista en ese aspecto fue su abuela Renata, la que le profetizó que se encontraría una mujer del mar que lo haría feliz; lo malo fue que no le dijo que, para conseguirla, tendría que sufrir mucho en el proceso y cometer errores graves. ¿Habría actuado diferente de haber sabido a qué se enfrentaba? Probablemente sí, pero entonces la vida sería mucho más sencilla si existiese la manera de adivinar el futuro con tanta precisión. Quizás, Hermann tenía razón y Alexander tenía que dejar de creer en adivinos y en señales del destino, al final de cuentas cada quien le otorgaba a esas "señales" la importancia que quería darles.

Sin embargo, no era el destino el que amenazaba con interponerse entre Alexander y Adrianne sino una amenaza mucho más real.

De primera intención, el italiano no había querido aceptar el chantaje de Eloïse, la conocía lo suficiente para saber que su manipulación no tenía límites y él no era más el niño ingenuo que ella manejaba a su antojo cuando iba de visita a Italia, hacía tantos años atrás. Sin embargo, mientras más lo cavilaba, más comenzaba a sentir que su hermana no había estado fanfarroneando cuando advirtió que tenía forma de acabar con la gente que él apreciaba. Lo cierto era que Muse sí tenía problemas legales, Adrianne se lo había comentado a Alexander cuando fueron amantes clandestinos, así como también le había dicho que la revista pasaba por una mala racha económica gracias a la pérdida de patrocinadores. ¿No era cierto además que Adrianne estaba nerviosa por conseguir el patrocinio del barón Von Kleist porque eso ayudaría a Muse a tener un respiro monetario? Y por supuesto que era verdad que Eloïse era muy amiga del barón, Alexander lo había conocido gracias a que el alemán supo que el atractivo italiano estaba emparentado con su amiga de la infancia. De lo que Alexander sí estaba muy seguro era de que Von Kleist era muy manipulable y solía hacer caso de lo que personas como Eloïse le aconsejaban, si ésta se lo proponía sí podría conseguir que aquél le quitara el patrocinio a Muse, lo cual afectaría a Adrianne.

Por supuesto, ella nunca estaría desamparada mientras tuviera a Renée y a Johann a su lado, pero si Eloïse decidía atacar también a Johann, ¿qué sería de ellos? Sin embargo, una cosa era que Eloïse dijera que podía acabar con los contratos que ella quisiera cuando tomara la presidencia del grupo WaldKrupp y otra muy diferente que realmente pudiera llevarlo a cabo. Alexander no tenía idea de cómo funcionaba el corporativo, sabía que su padre tenía poder pero desconocía hasta qué punto y suponía que, cuando Eloïse lo sustituyera, tendría el mismo dominio que él así que, averiguando si su padre podía deshacer contratos sin que alguien se lo impidiera, Alexander sabría si su hermana también tendría facultad para hacerlo. Era obvio que el violinista no hablaría con Hermann Wald para preguntárselo pero ahí estaba la buena y confiable de Agnes, su secretaria particular, quien nunca le negaba un favor al hijo de su jefe a pesar de que detestaba con toda su alma a la hija. Así pues, Alexander invirtió una tarde en halagar a la mujer y convencerla de revelarle lo que quería saber, es decir, hasta dónde llegaría el poder de Eloïse cuando se convirtiera en presidenta de la WaldKrupp. Agnes le confirmó al atribulado joven que, efectivamente, su hermana tendría control total sobre los contratos que mantenía la acerera y que podría hacer lo que se le viniera en gana una vez que ocupara la presidencia.

- No estoy muy seguro de cómo se debe de manejar un consorcio como el nuestro pero me parece que darle poder ilimitado a una sola persona es mala idea, a cualquier nivel.- comentó Alexander, tratando de no demostrar su turbación.- ¿Realmente está Eloïse capacitada para determinar qué es lo mejor para la compañía?

El Sonido del Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora