Capítulo 56.
Los dos varones Wald, padre e hijo, salieron a la explanada de la Spanische Hofreitschule y buscaron un lugar apartado en donde pudieran hablar sin ser escuchados. Clara se quedó adentro, muy a su pesar, pues Alexander no deseaba que su madre interviniera en un asunto que sólo debían tratar Hermann y él.
- ¿Y bien?.- Hermann se cruzó de brazos.- ¿Qué es eso tan urgente de lo que quieres hablarme, Alexander? Tan urgente que no puede esperar a que estemos de regreso en Berlín, por lo que veo.
- Como te dije, es algo que involucra a Eloïse y a la WaldKrupp.- respondió Alexander.- No voy a darte demasiados detalles sobre el tema, sólo te diré que ella me amenazó con romper el contrato que la WaldKrupp tiene con la Cavalli si no hago lo que me ordenó.
- Ésa es una acusación muy seria, Alexander.- señaló Hermann, serio.- Y más porque Eloïse no tiene poder para modificar los contratos de la empresa.
- No ahora pero lo tendrá.- replicó el violinista; en su pecho lucía el fistol de violín e inconscientemente lo acarició.- Cuando sea presidenta del consorcio podrá hacer lo que le plazca, ¿no es así?
- Sí.- Hermann titubeó.- Pero no puedo creer que mi hija, a la que he entrenado desde hace años para que sea mi sucesora, sea capaz de cometer una estupidez tan grande como alterar un buen trato por intereses personales. La Cavalli es uno de nuestros mejores clientes, romper el contrato que tenemos con ellos implicaría la pérdida de varios millones de euros para nuestra empresa.
- Pues algo falló en tu plan, Hermann, porque estoy diciéndote la verdad.- Alexander le echó un vistazo a la estatua del sacro emperador romano Joseph II que estaba ubicada en medio de la explanada.- Sé que será mi palabra contra la de Eloïse, si le preguntas directamente ella te lo negará pero te aconsejaría que antes de confrontarla hables con tu secretaria, ella te puede decir que Eloïse ha tenido mucho interés en revisar el contrato con la Cavalli a pesar de que no hay motivos para hacerlo.
- ¿Otra vez has estado engatusando a Agnes?.- Hermann frunció el ceño.- Creí que ya no lo harías más.
- La última vez que lo hice fue para convencerla de que pagara la colegiatura de Johann sin decírtelo.- replicó Alexander.- Lo cual no era algo malo.
- No, es cierto.- admitió Hermann.- Pero mentirme y usar a mi secretaria para tus propósitos personales sí lo fue. Me sorprendí mucho cuando Eloïse me lo dijo, no te creía capaz de tener ese tipo de gestos nobles con alguien.
- Hay muchas cosas de mí que no sabes.- Alexander procuró no caer en las provocaciones inconscientes de su padre.- ¿Podríamos no desviarnos del tema? Estoy hablándote de algo muy serio.
- No me he desviado completamente del tema, seguimos hablando de Eloïse y del hecho de que constantemente ella y tú han hecho cosas en contra del otro a lo largo de toda su vida.- replicó el alemán.- Ella te delata en algo y tiempo después tú le regresas el favor. De primera intención podría asegurar que estás mintiendo, Alexander, no tengo motivos para dudar de Eloïse pero sí de ti, me has demostrado muchas veces que no siempre eres digno de confianza.
- Menos mal que tu propósito es reparar nuestra relación, "padre".- habló Alexander, sarcástico.- Buena manera de demostrarlo.
- Déjame continuar.- pidió Hermann.- No voy a creerte a ciegas porque no he llegado a donde estoy confiando al cien por ciento en alguien, sin importar de quién se trate. Sin embargo, vamos a analizarlo detenidamente: ¿Tienes motivo para inventar algo así? Eloïse no te ha hecho alguna jugarreta recientemente como para que desees vengarte. ¿Sacas algo de provecho inventando que ella planea romper el contrato que se tiene con otra empresa? Tampoco, como no sea que busques chantajearla y no me queda claro qué ganarías con eso.
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El Sonido del Silencio.
RomanceUna joven reportera mexicana busca una segunda oportunidad en Europa tras haber sido desterrada de su país debido a ciertos roces que tuvo con el narcotráfico; mientras trata de reconstruir su vida en el Viejo Continente, ella convivirá con personas...