Capítulo 34.

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Capítulo 34.

La llamada se desvió al buzón de voz, tal y como había ocurrido en la veintena de veces previas en las que había intentado comunicarse. O bien él no se había llevado su teléfono o se negaba rotundamente a responderlo. Conociéndolo como lo conocía, el joven no contestaría la llamada ni aunque se estuviera acabando el mundo.

- Bonita manera de terminar la que pudo haber sido una gran noche.- murmuró Adrianne, apretando una vez más el botón de llamado automático de su teléfono portátil.

Alexander, Patrick, Hans, Damir y Antje no tuvieron mejor suerte. Cada uno había intentado localizar a Johann desde su respectivo celular y habían obtenido el mismo resultado que Adrianne. Después de tantos intentos, era evidente que Johann no llevaba su teléfono consigo ya que de ser así lo habría apagado para evitar que lo siguieran molestando. Después de que Hans no tuvo suerte localizando a Johann, Patrick decidió ir a buscarlo la casa mientras los demás se quedaron en la galería a la espera de que Johann volviera, aunque algo le decía a Adrianne que él no iba a regresar.

- Creo que deberíamos irnos ya.- señaló Damir, oportunamente.- Se está haciendo tarde y me parece que es evidente que Johann no va a volver.

Adrianne echó un vistazo hacia el sitio en donde Renée esperaba por noticias de su novio: el automóvil de Alexander, en donde Antje había revelado un rato a Adrianne como hombro consolador de la joven. Patrick se había llevado consigo a Nadja y a Helga y a sus hijos a descansar, y Darkec se ofreció a cuidar de su cuñada para que su hermano ayudara a los demás.

- Es tarde, efectivamente, y debes volver con tu familia.- respondió Adrianne.- Te agradecemos mucho que te hayas quedado a apoyar, Darkec, apreciamos el gesto.

- No hay de qué.- el joven se encogió de hombros.- Lo que sea por los amigos de mi padre y hermano, que espero que también lleguen a ser mis amigos. Lamento no haber sido más útil.

- Hiciste todo lo que pudiste, muchas gracias.- replicó Alexander.- Pero Adrianne tiene razón, se hace tarde y no estamos avanzando aquí, será mejor irnos para que Renée descanse y nosotros podamos reorganizarnos en un lugar más privado.

- Podríamos ir a buscar al muchacho a los lugares de costumbre.- señaló Hans, mirando su reloj.- A esta hora aún están abiertos muchos de esos sitios.

- ¿Los "lugares de costumbre"?.- Adrianne enarcó una ceja.- ¿Hay "lugares de costumbre" nocturnos para Johann Lorenz?

- Los bares a donde va a emborracharse.- respondió Hans. Adrianne creyó que bromeaba hasta que se dio cuenta de que el rostro del alemán lucía serio.- Y no es broma.

- ¿Johann Lorenz tiene lugares para emborracharse?.- Damir le quitó a la joven la pregunta de la boca.- ¿De verdad?

- Johann y Renée tienen más historia de la que creen.- contestó Alexander, con un suspiro.- No es la primera vez que pasamos por una crisis como ésta, y créanme cuando les digo que Johann no se toma bien las separaciones, siempre actúa de una manera totalmente diferente a como él es de manera habitual, y una de las cosas poco comunes que hace cuando se separa de Renée es beber como cosaco, así que Hans tiene razón, deberíamos buscarlo a los bares. Le llamaré a Patrick para pedirle que venga a ayudarnos a llevarnos a las chicas ya que no cabemos todos en mi coche.

- Yo me llevo a Antje y a Renée, tú puedes llevarte a Adrianne.- intervino Hans, señalando su camioneta.- Vamos a dejar a las muchachas a su casa para ir a buscar a Johann.

El Sonido del Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora