Capítulo 64.

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Capítulo 64.

Era media mañana y la casa se encontraba vacía, por uno de esos milagros que suelen suceder de vez en cuando. Patrick, Antje y Nadja estaban en exámenes finales mientras que Renée y Adrianne habían llevado a sus familias a conocer Berlín, así que Johann pudo disfrutar de un momento de silenciosa soledad en la enorme casa. Le costó trabajo convencer a Renée de que no tendría un accidente si lo dejaba solo, ya se había acostumbrado a la silla de ruedas y además el mayordomo podría ayudarlo en lo que necesitara. Renée se fue con la promesa de que Johann le hablaría si había alguna eventualidad y con la amenaza de que volvería de inmediato si, al llamarle, él tardaba más de 5 segundos en contestar.

Al quedarse a solas, Johann pudo permitirse pensar en lo que había sucedido en las últimas semanas, que para él fueron una especie de nebuloso sueño en donde nunca estuvo cien por ciento seguro qué fue real y qué fue producto de su imaginación. Su recuperación estaba resultando ser más lenta de lo que pensó pero los médicos decían que la herida estaba sanando satisfactoriamente así que eso hacía que valiera la pena el dolor. Alguien le había comentado, un enfermero de edad madura, que esa cadera le dolería en días muy húmedos, muy secos y muy fríos y que en más de una ocasión le haría soltar una mala palabra, pero la buena noticia era que también sería un excelente aparato para determinar el clima. Johann se tomaba las cosas con calma aunque sabía que nada volvería a ser lo mismo, y no se refería exclusivamente a la cuestión de su cuerpo. Aún le quedaban meses de terapia física para poder volver a caminar sin cojear, pero le restaban años de terapia psicológica para difuminar las cicatrices de lo vivido en la Puerta de Brandeburgo. Pasaría mucho tiempo antes de que él pudiera caminar por Pariser Platz sin que se le acelerara el corazón ni comenzara a sudar frío. De los cuatro presentes en el tiroteo, sería Johann el que tendría el peor impacto psicológico, quizás más incluso que la misma Adrianne, porque por quinta vez la Muerte estuvo a punto de arrebatarle a la gente que más quería.

– ¿Lo ayudo en algo, joven Johann?.- el mayordomo se acercó solícito al ver que su patrón manejaba la silla por el corredor que llevaba a la biblioteca.

– Estoy bien, Manfred, gracias.- negó Johann, tratando de no chocar contra una mesita de madera cuya única función era ser un mero objeto decorativo.- ¿Siempre estuvo esa mesa ahí o la movieron por alguna razón?

– Siempre ha estado ahí, joven.- respondió Manfred, con una sonrisa.- Puedo quitarla, si lo desea.

– Está bien así, puedo pasar.- Johann batalló para manejar su silla de ruedas de la manera que deseaba.

El mayordomo sutilmente movió la mesa unos centímetros, lo suficiente para que Johann pudiera pasar y éste se lo agradeció interiormente. Manfred era otra de las personas que siempre había estado ahí para sus hermanos y para él y que rara vez notaba cuán valiosa era su ayuda hasta que no la necesitaba con verdadera urgencia. A diferencia del mayordomo de Austria, que conocía a los Lorenz desde bebés, o el de Suiza, que estuvo al servicio de los abuelos Koch, Manfred conoció a los Lorenz cuando Johann recuperó su fortuna; el pianista le había ofrecido inicialmente un contrato por el lapso de un año, más para ver su manera de trabajar que para otra cosa, pero habían pasado seis años desde entonces y Manfred seguía ahí. Él aprendió pronto las manías y costumbres de los cuatro herederos y se había encariñado tanto con esos valientes huérfanos que nunca hizo el intento para buscar otro lugar para trabajar, a pesar de que los puestos de cocinero, jardinero y guardias de seguridad cambiaron varias veces de dueño ya que muchos no toleraron el carácter tan quisquilloso de Johann.

– ¿Va a tocar el piano, joven?.- preguntó el mayordomo, buscando un pretexto para quedarse cerca de Johann y vigilarlo.

– ¡Qué bien me conoces!.- respondió Johann, resoplando.- Hace mucho tiempo que no lo hago y deseo ver si no he perdido el toque.

El Sonido del Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora