Capítulo 59.
A Eloïse le desconcertó el recibir el memorando que avisaba sobre la reunión urgente que Hermann Wald convocó para el último jueves del mes. Fue Corinne quien se lo hizo llegar y estaba tan desconcertada como la misma Eloïse, ya que habitualmente Agnes le avisaba a Corinne sobre cualquier reunión que programaba Hermann y en esa ocasión omitió darle tan importante aviso.
- Quizás lo olvidaste, amor.- sugirió Eloïse, con acidez.- Últimamente tu embarazo te ha traído en las nubes.
- No, estoy segura de que Agnes no me hizo comentarios sobre esta junta.- replicó Corinne.- Y estoy embarazada pero no idiota, cariño.
"Además, ¿no es tu padre quien te avisa de las cuestiones relacionadas a la empresa? Quizás fuiste tú quien lo olvidó y Agnes no me lo comentó porque tú ya lo sabías", pensó Corinne, enojada. "Y me gustaría que dejaras de usar mi embarazo como pretexto pero, como siempre, yo no tengo la culpa si en la cuestión está involucrado alguien más, pero si somos tú y yo, tú nunca eres la responsable del error".
Corinne jamás se atrevería a expresar estos pensamientos en voz alta, sabía perfectamente bien que nunca se debía contrariar a Eloïse ni, dios la asista, darle a entender que una falla era culpa suya.
Pero la desinformación no era por culpa de un olvido ni un error, como habrían de descubrir a la hora de la reunión. En la entrada de la sala de juntas estaba Agnes, quien dejó pasar a Eloïse tras saludarla pero se plantó frente a Corinne cuando ésta intentó ir detrás de su jefa.
- Por órdenes del señor Wald, está vedada la entrada al personal de bajo rango.- le dijo Agnes.
- ¿Qué has dicho?.- Eloïse saltó, enojada.
- Órdenes del señor Wald.- repitió Agnes, sin amedrentarse.- El puesto que tiene la señorita Döhrn no le permite estar presente en esta reunión debido a que se tratarán temas que cambiarán el futuro de la empresa.
- Esto es inaudito.- bufó Eloïse.- La señorita Döhrn siempre ha entrado conmigo a todas las reuniones, es mi secretaria, no la conserje del edificio.
- Órdenes del señor Wald.- Agnes esbozó una sonrisa de autosuficiencia que hizo que Eloïse tuviese ganas de abofetearla.- Quien por cierto me pidió que le dijera que si usted estaba inconforme con esta cuestión, que la tratara directamente con él.
Agnes y Eloïse se miraron fijamente durante algunos segundos; ambas se detestaban mutuamente pero ninguna tenía poder de derrocar a la otra así que no les quedaba más remedio que aguantarse. "Eso cambiará cuando sea presidenta", pensó Eloïse. "Lo primero que haré será darla de baja".
Por supuesto, Agnes no era tan idiota como para querer quedarse en la empresa tras la partida de su patrón, ya tenía planeado pedir su jubilación en cuanto Hermann Wald dejara la WaldKrupp.
- Vieja bruja.- bufó Eloïse.
- Estúpida niña malcriada.- respondió Agnes, sin dejar de sonreír.
Corinne no tuvo más remedio que retirarse. Eloïse debió de darse cuenta de que ese pequeño acto era sólo un preludio de lo que estaba por venir. Cuando Hermann llegó, él se negó a escuchar sus quejas sobre el comportamiento de Agnes. Eloïse se quedó muy sorprendida cuando su padre le cortó el tema con una frase que nunca creyó que escucharía de sus labios.
- Suficiente tengo con tener que aguantar que te pasees con tu amante por toda la empresa como para también tener que tolerarla en reuniones importantes.- dijo Hermann, con acidez.- Que te quede claro: yo no soy Aldoüs. Ya di la orden para que la señorita Döhrn sea liquidada, tienes dos semanas para conseguir una secretaria que sí cumpla con los requisitos o yo mismo lo haré por ti.
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El Sonido del Silencio.
RomanceUna joven reportera mexicana busca una segunda oportunidad en Europa tras haber sido desterrada de su país debido a ciertos roces que tuvo con el narcotráfico; mientras trata de reconstruir su vida en el Viejo Continente, ella convivirá con personas...