Capítulo 10.

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Capítulo 10.

Patrick acababa de terminar el reporte que debía entregar a la mañana siguiente, cuando escuchó que su hermano y sus amigos regresaban de su cita doble (porque eso era, aunque Alexander y Adrianne se esforzaran en negarlo). Sorprendido porque pensó que ellos llegarían más tarde, Patrick se asomó al corredor que conectaba las habitaciones del piso superior, y vio a Renée llorando, apoyada en Johann. Durante una fracción de segundo, Patrick estuvo tentado de salir a preguntar qué había sucedido, pero se contuvo a tiempo al recordar que el novio de la chica era su propio hermano. Suspirando, el joven entrecerró la puerta de su habitación, espiando lo mejor que pudo a través de los escasos centímetros que quedaron de abertura, pero no pudo escuchar bien lo que Johann estaba diciéndole a Renée. Patrick sólo pudo obtener, por deducción, que algo grave había sucedido en la exposición de Catrina Krieg, algo que había tenido malos resultados para Renée, ya que la chica continuaba llorando. Desalentado, Patrick cerró bien la puerta en cuanto la pareja se metió al cuarto de la joven, y se acostó en la cama.

Unos cuantos años atrás, Patrick no habría dudado en ir a partirle la cara al tipo que hizo llorar a Renée; no lo habría dudado ni por un segundo debido al hecho de que él estuvo de enamorado de ella durante mucho tiempo. Pero, precisamente por haber amado a Renée, fue por lo mismo por lo que Patrick conocía muy bien que ella siempre tuvo ojos sólo para Johann.

"Cuando te enamoras, sabes mejor que nadie a quién ama aquélla a quien tú amas", pensó el joven. "Sobre todo, si no es a ti...".

Fue Patrick el primero en darse cuenta de que la joven extranjera que había llegado a cuidarlos se había enamorado de Johann, incluso lo supo mucho antes de que ella misma se enterara. Quizás, Patrick era el único que sabía cómo había surgido, realmente, el amor entre Johann y Renée, pues así como el chico notó en qué momento se enamoró ella, así también supo en qué momento lo hizo su hermano. Al principio, en los primeros meses en los que Renée llegó a vivir con ellos, a aquél modesto y pequeño departamento de los barrios medios de Berlín, fue evidente que Renée sentía por Johann la admiración que experimenta cualquier muchacha que pasa mucho tiempo al lado de un joven atractivo, y si a eso se le agregaba el increíble talento que Johann posee, era evidente que Renée iba a sentirse maravillada ante él. Era peculiar, sin embargo, que Renée pudiese manejar muy bien su admiración en el momento en el que obligaba a Johann a realizar sus ejercicios de rehabilitación, los cuales ella no perdonaba ni un día.

- ¿Para qué carajos quiero rehabilitarme, si de cualquier manera nunca más podré volver a tocar el piano?.- protestaba Johann.

- Y con esa actitud, menos conseguirás volver a tocar nada.- replicaba Renée, impávida.- Vamos, no seas haragán, que de todos modos yo tengo toda la tarde disponible para obligarte a que hagas tus ejercicios. Para eso me pagan, ¿sabías?

- Alexander no te está pagando para que seas mi enfermera personal, sino la niñera de mis hermanos.- gruñía Johann, invariablemente.- Así que, puedes irte a hacer otras cosas, que no necesito tu ayuda. Es más, ni siquiera deberías estar aquí, yo no he autorizado que trabajes de niñera en mi casa.

Pero por más que Johann lo negara en aquél entonces, fue Renée la responsable de que él pudiera recuperarse por completo de la lesión que le causó Konrad Weiss en un arranque de ira, y también la causante de que ellos no perdieran el rumbo durante los meses que Johann estuvo lesionado. La chica se tomó muy en serio su papel, y no sólo fue una buena niñera, sino también una estupenda enfermera, y una hermana mayor para Antje y Nadja. Antes de que Renée llegara, Patrick se había preguntado, en más de una ocasión, qué haría Johann cuando sus hermanas empezaran a tener "problemas de mujeres", y si sabría ayudarlas y orientarlas en caso necesario, pero gracias a Renée, ninguno de los dos varones Lorenz tuvo que pasar por la vergüenza de preguntar, a una encargada de farmacia, si para una adolescente era mejor un tampón o una toalla sanitaria. Quizás, fue el cariño y apoyo constantes de Renée, su dulzura y su sencillez, lo que hizo que Patrick se fijara en ella, pero desgraciadamente, él pronto se dio cuenta de que, mientras más se entusiasmaba él con ella, más se enamoraba ella de Johann.

El Sonido del Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora