Capítulo 12.

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Capítulo 12.

Alexander llevaba seis meses de conocer a Johann cuando se enteró de la existencia de Konrad Weiss, una persona que, si la vida de los Lorenz fuese un cuento, sería catalogada como el villano, uno auténtico. Pocas veces se había topado Alexander con personas tan desagradables y ruines, y Konrad era sin duda la peor de todas ellas (siempre y cuando, por supuesto, se excluyese a sí mismo), lo que hacía que el joven se preguntase por qué la vida se ensañaba tanto con algunas personas ya que, tras haber perdido a sus padres, los niños Lorenz tenían que batallar con el que se suponía que debía ser su tutor legal. Pronto, Alexander aprendería que el abogado Weiss se ganaba a pulso los motes de "un parásito de la sociedad" y "una plaga moral".

Sin embargo, no fue Johann quien le contó a Alexander quién era Konrad Weiss y qué papel jugaba él en su vida (y en la de sus hermanos). Fiel a su costumbre de ser reservado y callarse para sí mismo todas sus molestias, Johann evitó las preguntas de Alexander el día en el que éste vio por primera vez a Konrad. En esa ocasión, el abogado alemán salió vociferando malas palabras del pequeño departamento de los Lorenz, tras haber discutido agriamente (una vez más) con el terco e intransigente Johann; fue en las escaleras en donde Alexander se topó con el abogado, pero antes de que el italiano pudiera preguntar algo, Konrad lo empujó y le lanzó una diatriba por interponerse en su camino. Más intrigado que molesto, el joven se apresuró en llegar al departamento, en donde encontró a Johann tan enojado como su recién marchado visitante. De hecho, ésa era la primera vez que Alexander veía a Johann tan iracundo, un detalle que lo alarmó más que sorprenderlo.

A pesar de que Nadja se lanzó a abrazar a Alexander, temblando como si hubiese visto a un terrible monstruo o al más despiadado asesino, y que Patrick hizo muecas, y que Antje desviaba la mirada, Johann afirmó que nada había sucedido y que todo estaba bien. Alexander no se creyó el cuento, como era de esperarse, pero ya para entonces sabía que con Johann lo mejor era no insistir y buscar información por otro lado. Antje y Nadja no eran fuentes confiables, pero tras mucho presionar e insistir, Patrick al fin confesó que Konrad Weiss había sido el abogado de sus padres y que actualmente era quien manejaba la fortuna que les pertenecía a ellos, por lo menos hasta que alguno cumpliera la mayoría de edad; Patrick añadió también que básicamente, ellos se hundían en la pobreza porque la terquedad de Johann le impedía aceptar las condiciones que Konrad establecía para que ellos pudieran obtener parte del dinero que les correspondía.

- Si mi hermano fuese menos orgulloso y le hiciera caso a Konrad, nosotros podríamos seguir viviendo en Viena, en nuestra casa, y no en esta ratonera.- había dicho Patrick, enojado.- Podríamos tener todo lo que quisiéramos y no andaríamos batallando ni con libros ni con ropa ni con medicinas, porque Konrad nos lo daría todo.

- Seguramente, Johann tiene sus razones.- replicó Alexander, sin saber por qué.- Tal vez el asunto no sea tan sencillo como tú crees.

- ¡Bah! ¿Qué tan complicado puede ser?.- protestó el chico, encogiéndose de hombros.- Lo que sucede es que Johann no tolera que alguien quiera darle órdenes, pero si él fuese menos terco, yo no tendría que andar batallando para conseguir lo que deseo.

Alexander no agregó nada más y consoló a Patrick lo mejor que pudo, pero se dijo que tendría que investigar sobre quién era Konrad Weiss, algo que no le resultaría muy difícil.

Al llegar a vivir a Berlín, el violinista pronto aprendió dos cosas muy valiosas: una de ellas era que ser hijo de Hermann Wald, uno de los empresarios más influyentes de Alemania, le daba muchos beneficios, como que, prácticamente, no había algo que los demás le pudiesen (o quisiesen) negar, ante el temor de "caer de la gracia" del poderoso señor Wald; la segunda cosa que Alexander aprendió era que no había archivo secreto que no se pudiera revelar o puerta que no se pudiera abrir cuando había dinero de por medio, sólo era necesario averiguar cuál era la cantidad necesaria para conseguirlo.

El Sonido del Silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora